Biogás, una nueva oportunidad para los residuos ganaderos

Sabadell se alía con Hochreiter y Aprisco para crear plantas de biometano que reduzcan la dependencia energética de nuestro país y dar respuesta al problema de los residuos.

Hace unos años se construyeron en España varias plantas de cogeneración para el tratamiento del purín de cerdo. Eran plantas que producían electricidad mediante el uso como combustible de la mezcla del biogás que generaba la digestión anaerobia del mismo purín y de gas natural. La energía térmica originada en el proceso se usaba para la evaporación del agua contenida en los purines.

Gracias a las ayudas que el RD 661 de 2007 concedía a la generación de electricidad a partir de biogás, también se inició el proceso, consolidado ya en otros países europeos, de construcción de plantas de digestión anaerobia a partir residuos orgánicos urbanos, industriales y de deyecciones ganaderas.

El incremento del precio del gas y la finalización de las ayudas a la generación de electricidad supusieron la inviabilidad económica de estos proyectos.

Pero ahora, el continuo incremento del precio del gas, multiplicado de forma exponencial por el conflicto de Ucrania, se presentan como la solución no solo a uno de los principales problemas desde el punto de vista medioambiental y productivo de las granjas de nuestro país, sino también para aliviar la dependencia energética tanto de España como de la Unión Europea.

En este contexto económico y geopolítico, y gracias a los nuevos desarrollos tecnológicos, empiezan a aflorar los proyectos para la conversión del biogás producido en el tratamiento de todo tipo de residuos, tanto sólidos urbanos como ganaderos, en biometano, con una capacidad energética idéntica al gas natural y con posibilidades de conectarse a la red.

Uno de ellos es el que impulsan Catalana de Biogás Iberia, participada por Sinia Renovables (filial del Banco de Sabadell); Aprisco Energy, especializada en el desarrollo y la promoción de instalaciones vinculadas a energías limpias; y la tecnóloga alemana Hochreiter, dedicada al diseño y construcción de plantas de biometano y de soluciones técnicas para la gestión de residuos.

Otro es el proyecto anunciado hace unos días por Reganosa, Repsol y Naturgy para transformar “a gran escala” excedentes de deyecciones ganaderas en Galicia en biometano.

Cambio de paradigma

Xavier Gàsquez, managing director de Sinia Renovables, la filial del Sabadell con más de 25 años de experiencia en el sector de las energías limpias y “punta de lanza” en el ámbito de la sostenibilidad, explica que hace año y medio comenzaron a ver que “el desarrollo del biometano tenía todo el sentido del mundo porque la tecnología, a través de una tecnica más que testada que se denomina upgrading, te permite purificar el biogás para convertirlo en biometano. Es un cambio de paradigma porque pasas a tener una fuente de gas natural autóctona y a la vez resolver el problema de gestión de los residuos. Es pura economía circular”. El directivo recuerda en este sentido que la UE ha marcado como objetivo que en 2030, el 10% del gas que se consuma tiene que provenir de fuentes renovables. “Venimos del cero, nos quedan 8 años y hay que correr”, advierte.

Josep Burjons, de Biogás Hochreiter, compañía con cerca de 2.000 plantas en Europa, explica que hasta ahora las plantas de biogás biogás no eran rentables sin subvenciones porque solamente se aprovechaba el 40% de su capacidad energética en la generación de electricidad.

“Lo que hacemos ahora porque la tecnología lo permite es depurar el biogás de manera que aislamos el biometano con el mismo grado de pureza que el gas natural y con el 100% de su potencial energético, lo que nos permite inyectarlo a la red. En realidad, no hay diferencia apreciable entre el gas natural y el biometano, más allá de su origen: fósil en el caso del gas natural y renovable en el caso del biometano. Eso es lo que hace rentable a las nuevas planta de biogás, pero siempre que se hagan las cosas bien”, afirma.

“Tanto como la cantidad, es importante el menú, que es lo que introduces en la planta para que tenga un output de gas razonable. Estamos hablando de biología, de bacterias, no de un proceso mecánico y no se trata de poner toneladas de residuos, sino la mezcla, la tecnología que se usa y cómo se trata el biogás generado”, asegura para defender que en Catalana de Biogás “formamos un equipo con 15 años de experiencia en tratamiento de residuos que puede ofrecer la solución integral para generar metano e inyectarlo a la red” frente “a la llegada de empresas con poca experiencia que siempre traen las épocas de efervescencia”. En este sentido, Xavier Gàsques deja claro que “Banco Sabadell no estaría si no es para hacer las cosas bien. No haremos locuras como suele ocurrir en los inicios de mercados”.

Burjons es cauto a la hora del aprovechamiento del subproducto resultante del proceso de digestión (digestato) como fertilizante una vez obtenido el biometano. “Dependerá de lo que hayas introducido, si tiene las cantidades adecuadas de nutrientes, porque si no tenemos el mismo problema que con el purín”, señala, mientras aclara que “tenemos dos años y medio o tres hasta que construyamos nuestras primeras plantas para definir un proyecto de utilización del digestato en el que llevamos ya años trabajando”.

Daniel Alvarez, de Aprisco, otro de los socios del proyecto, se muestra convencido de que en ese plazo será posible cerrar el triángulo que dará al ganadero un triple beneficio: darle fertilizante, quitarle el problema de la gestión del residuo y liberarle de la necesidad de alquilar tierras para centrarse en aumentar su cabaña.

Una participación para el ganadero

La filosofía del modelo de negocio de Catalana de Biogás Iberia se basa en que los productores no tengan que invertir. “Queremos llegar a un acuerdo con cooperativas, grupos industriales agrícolas, empresas alimentarias y convertir un problema en un beneficio económico. Nosotros nos encargamos de todo: la tramitación, que es complicadísima; de hacer el contrato de compraventa de energía, del diseño de la planta en función del menú, estructuramos la financiación y en hasta ofrecer ser partícipes en la venta de energía a cambio de que nos aseguren los residuos. Además de los posibles acuerdos de fertilizantes. Es un win win para todos de manera que descargamos al sector de la presión financiera y de la necesidad que tienen”, asegura Daniel Álvarez.

A esos beneficios, el representante de Aprisco añade el ahorro que va a suponer para las Confederaciones Hidrográficas, obligadas en algunas zonas a hacer inversiones millonarias para construir depuradoras de agua ante el creciente problema de los purines. “Hay una necesidad social, además de ser un negocio. Eso sin pensar en la nueva normativa europea para los ganaderos de sellado de las granjas, etcétera. Si no se hacen las plantas de metano muchas explotaciones cerrarán. Los integradores, los productores, las empresas agroalimentarias se tienen que sumar al carro, entender que es una necesidad que tienen. Y sobre todo quitarse de la cabeza que por sí solos lo pueden hacer. Que no cometan el mismo error que con las renovables, que alguno se metió a promotor y se la pegó”, añade.

En todo el territorio

Por el momento, Catalana de Biogás Iberia tiene proyectos en marcha en Cataluña, Aragón, Castilla y León, Navarra y en Murcia. En breve van a tener cubierto todo el territorio nacional con proyectos de plantas en producción, con una inversión de entre cinco y 15 millones cada una, explica Xavier Gasques.

Repsol y Naturgy en Galicia

El interés por el biometano no para de crecer. Al proyecto de Catalana de Biogás Iberia se ha sumado el promovido por Reganosa, Repsol y Naturgy en colaboración con Impulsa Galicia para desarrollar un proyecto que transforme “a gran escala” excedentes de deyecciones ganaderas y otros residuos en biometano, fertilizantes orgánicos y CO2 neutro de origen biológico, con una inversión que ascenderá a 146 millones de euros.

El proyecto consistirá en desplegar progresivamente por el territorio gallego una red de plantas que valoricen los excedentes de purines bovinos, porcinos y avícolas mezclados con una cantidad menor de FORS (fracción orgánica de recogida separada) y RIO (residuos industriales orgánicos) del sector agroalimentario para producción de energía renovable.

En una fase inicial, las tres energéticas planean construir una primera planta de digestión anaerobia que produzca gas renovable y cinco plantas de pretratamiento asociadas a esta para deshidratar el excedente de purín bovino. La planta de generación de gas renovable se emplazaría en Meirama (Cerceda), mientras que las cinco plantas de pretratamiento se repartirían, en una primera fase, por municipios de la provincia coruñesa y de Lugo.