Estabilidad en un entorno de precios altos para el cereal

La geopolítica y, en concreto, el conflicto Ucrania-Rusia, la oferta y la demanda y la alta inflación son algunos de los elementos que están generando incertidumbre en el mercado de los cereales y oleaginosas, pero que hacen prever una mayor estabilidad dentro de un entorno de precios altos.

Desde el verano de 2020 se ha venido produciendo una escalada alcista de los precios de los cereales y de las oleaginosas, que comenzó siendo suave y sostenida, aunque poco a poco se fue acelerando hasta alcanzar niveles que podrían definirse como extremos con el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. En el mes de marzo de este año, el precio del trigo llegó a superar los 400 euros por tonelada, cifra que ha sido muy similar en mayo de 2022, según las cotizaciones de la Lonja de Lérida. Tras un recorte en los precios máximos, ya son varias semanas -con la excepción del período comprendido entre el anuncio de Rusia de su retirada del corredor marítimo seguro para la exportación hasta su reanudación-, en las que los precios han sido más estables. En concreto, se han situado en torno a los 370 euros por tonelada en el caso del trigo, 350 euros por tonelada en la cebada, y 350 euros por tonelada en el maíz de acuerdo con los datos de la Lonja de Lérida.

“Seguimos en un mercado de incertidumbre muy alta”, afirma Antonio Catón, director de Cereales, Arroz, Forrajes, Semillas y Fertilizantes de Cooperativas Agro-alimentarias de España, por los elementos fundamentales del mercado, como la oferta y la demanda, y el clima, así como por la geopolítica por el conflicto Ucrania-Rusia y el papel de China. “Esta mezcla está haciendo que el mercado tenga oscilaciones muy potentes y subidas y bajadas muy fuertes. De la misma manera que suben los precios, bajan”.

En este contexto, es complejo hacer predicciones y estimar qué puede suceder en los próximos meses y años con los precios de los cereales y las oleaginosas. Esta incertidumbre crea “angustia” tanto en el comprador como en el vendedor, añade Catón, quien explica que “es muy difícil” hacer previsiones con esta volatilidad porque es complicado “vender un producto que sabes que mañana puede valer diez euros más o comprar un producto que sabes que mañana puede valer diez euros menos”. Además, las compras que se realizan no son pequeñas.

“Los precios son altos todavía y debemos pensar que no será fácil que los recortes sean relevantes”, afirma Jorge Labarta, socio-fundador de Quant, consultoría de divisas y materias primas para empresas. No obstante, en este contexto, hay algunos elementos que permiten vaticinar algunos cambios. “Los mercados financieros impactan en la actividad de las empresas mucho más que de lo que a ellas les gustaría y las fuertes subidas de tipos de interés que están realizando la Reserva Federal Americana y el Banco Central Europeo van a generar un importante parón económico, que inevitablemente reducirá los precios de las materias primas”, incide Labarta, quien explica que esto ya ha comenzado a producirse con los precios de los metales en abril de este año.

De este modo, se prevé que la ralentización de la economía presione los precios a la baja, aunque también es cierto que el conflicto Ucrania-Rusia los tensiona al alza. “Con este contexto, proyectamos unos precios más estables, aunque con el mismo entorno de precios altos”, señala Labarta. Además, tampoco hay que olvidar el contexto inflacionista y el fuerte impacto en la economía real de las subidas de los tipos de interés. Un contexto por el que “vemos muy complicado volver a los niveles de precios prepandemia. La inflación se va a ir reduciendo poco a poco, pero los precios que conocemos han venido para quedarse. Una espiral inflacionista es difícil de atajar y, en estos momentos, hay muchos actores interesados en no perder el nivel adquisitivo (particulares) o márgenes (empresas)”, matiza el socio-fundador de Quant.

Los balances son la clave

En esta situación, una de las principales claves para ver qué puede suceder en el mercado está en los balances de los países que exportan y que tienen excedente para cubrir las necesidades de aquellos que importan, como es el caso de España, que precisa comprar unos 18 millones de toneladas, según datos de Cooperativas Agroalimentarias de España. De este modo, es fundamental fijarse en la demanda y existencias en todo el mundo. “Siempre es importante leer estos balances, pero ¿por qué ahora lo es más? Porque hay otra incertidumbre añadida en cuanto lo que puede ser demanda y consumo”. No es lo mismo comprar para consumir que comprar para guardar. Hay países que pueden estar comprando y parece que la demanda funciona, pero lo que se hace es comprar para asegurarse, no sea que dentro de unos meses haya otro problema”, expone Antonio Catón. Este hecho está contribuyendo a alterar el comportamiento del mercado y el flujo normal del comportamiento de los precios.

Atendiendo a los balances en relación a los cereales, en términos absolutos, parece que hay existencias mundiales de trigo. Sin embargo, al hacer el análisis en términos relativos, se observa que casi el 50% del trigo almacenado lo tiene China, que no está en el mercado mundial. Según el responsable de Cooperativas Agroalimentarias de España, “tenemos que vigilar que Estados Unidos –de momento tiene perspectiva de suministro estable para 2022-2023 en trigo-, Unión Europea, Canadá, Australia y Argentina tengan trigo” porque son los principales exportadores.

Más consumo en 2023

En la actualidad, en los puertos de España no hay problemas ni desabastecimiento. Aparte, la perspectiva mundial de trigo para 2022/2023 es de mayor suministro, consumo, comercio y existencias finales con mayores producciones (en torno a los 782,7 millones de toneladas en total en el mundo) por el incremento en Australia, Kazajstán y Reino Unido, que compensan los descensos de la Unión Europea y Argentina, según datos del informe del mes de noviembre del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, USDA, en el que la perspectiva de producción mundial para cereales secundarios es ligeramente inferior con 1.459,5 millones de toneladas frente a los 1.459,8 millones reflejados en el anterior informe.

El papel de China

China es otra de las incertidumbres en relación al mercado y precios de cereales. La política de covid cero es una parada importante en su economía. “China está jugando con que se va a olvidar del covid cero y va a empezar a generar compra. Hay rumores y se piensa que acaba con esta política y el mercado se alegra. Pero luego dicen que no se acaba y el mercado se entristece y se desinfla”, exponen desde Cooperativas Agroalimentarias de España.

En este contexto, lo que hay que tener claro es que China necesita grandes cantidades de cereal para alimentar a su cabaña porcina. De momento, están realizando compras por debajo del nivel que deberían, aunque también es cierto que tienen existencias que sacan a su mercado interior. No obstante, se prevé que, en algún momento, el país compre más de lo que lo está haciendo ahora.