Aumentan las trabas a la actividad agroganadera con la nueva PAC

Con un retraso de dos años, el nuevo modelo de la PAC desciende al terreno en la que es su primera campaña de aplicación. Y lo hace entre el desconcierto generalizado por la falta de claridad de unas reglas obtusas, y en algunos casos antiagronómicas, que maniatan a los agricultores, incrementan sus costes de producción y convierten en un auténtico ‘sudoku’ el cumplimiento de unas normas que aumentan la complejidad burocrática.

Con la llegada de las primeras lluvias, los agricultores cerealistas de nuestro país se ven apremiados a tomar unas decisiones de siembra que no saben si les pasará factura cuando el próximo mes de febrero tengan que formalizar su solicitud de ayudas. No sin asombro observan cómo tendrán que aplicar unas reglas que ni siquiera han sido aprobadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que tiene pendientes 15 de los 18 Reales Decretos que desarrollarán reglamentariamente la nueva PAC.

Las pautas que tendrán que cumplir confirman los peores presagios. Los ecorregímenes, las nuevas exigencias medioambientales que condicionan el 23% de las ayudas directas de la PAC, cercenan cualquier capacidad de decisión de los productores, que tendrán que sembrar sin ninguna lógica agronómica en algunos casos. La imposición que supone establecer unos porcentajes obligatorios de cultivos para cumplir con la rotación, no es solo un problema de libertad empresarial, sino un claro golpe a la rentabilidad de la actividad agraria.

La negativa de las autoridades europeas a la hora de rechazar un aplazamiento de la nueva PAC pese al escenario de escalada del precio de los insumos extiende el temor entre los agricultores a terminar la campaña en números rojos. Especialmente preocupante es la situación que se les va a plantear a muchos productores, que tendrán que pagar a precio de oro las semillas de algunas leguminosas necesarias para cumplir con la rotación de cultivos. Eso, sin tener en cuenta que ni siquiera está asegurado su abastecimiento.

Pese a que los plazos de la arquitectura medioambiental de la que sin duda es la reforma más ambiciosa de la PAC eran conocidos, la Administración central no ha cumplido con la agilidad necesaria a la hora de marcar las debidas pautas a los agricultores, que desde hace semanas reciben una información escasa y a veces contradictoria. En ese contexto, no parece muy acertado que el pasado mes de agosto, a escasos meses de entrar en vigor la reforma, el ministro accediese al relevo del presidente del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA).