La geopolítica y las cotizaciones de los aceites de oliva

En la actualidad se producen en el planeta 248 millones de toneladas de aceites vegetales y grasas animales. De éstas, las mayoritarias serían los aceites de palma (71,5 millones de toneladas, 28,82%), de soja (55,46 millones de toneladas, 22,36%), aceite de colza (27,62 millones de toneladas, 11,14%), aceite de girasol (19,33 millones de toneladas, 7,79%). Un largo etcétera entre los que se encuentra el aceite de oliva, con 3 millones de toneladas, que suponen el 1,25% del total de las grasas animales y vegetales. Por otro lado, el mercado cuenta con una producción anual de 41,50 millones de toneladas de grasas y sebos animales que suponen casi el 17% del total de las grasas animales y vegetales alimentarias producidas.

De este total de grasas animales y vegetales producidas de potencial uso alimentario, el 20%, es decir, casi 50 millones de toneladas se destinan a uso no alimentario, por lo tanto, se destinan la bioindustria (biocombustibles, productos bioquímicos, etc.) casi 50 millones de toneladas de alimento, con fines distintos a su ingesta humana o animal. De éstas, la mayoría son aceites de palma, soja, colza, y grasas y sebos animales.

Dentro del ámbito que nos ocupa, y siendo los datos mencionados para la campaña pasada, durante el actual curso todo el entorno para las grasas y aceites vegetales y animales se ha visto alterado por una serie de factores, en su mayoría exógenos, y que influyen de forma interrelacionada y condicionada, en su uso, destino, cotizaciones, y como no, abastecimiento y disponibilidad.

En primer término, en los dos últimos años, todas y cada una de las cotizaciones imperantes en los mercados, para la totalidad de grasas animales y vegetales, cuanto menos se ha duplicado, debido de forma fundamental al incremento de precio en los insumos (combustibles, fertilizantes, energía eléctrica, etc.).

Otro factor que ha sido capital en la disponibilidad de grasas y aceites vegetales ha sido la actual crisis bélica entre Ucrania y Rusia. Esto ha limitado cuanto menos las disponibilidades entre 4,5 y 9 millones de toneladas, esta última es la producción conjunta de estos dos países, los mayores productores respectivos de aceite de girasol del planeta, suponiendo de forma conjunta el 3,6% del total de las grasas animales y vegetales alimentarias producidas por ejercicio. También son el noveno y décimo productor de aceite de colza respectivamente, con los efectos subsiguientes.

Indonesia es el mayor productor de aceites y grasas del planeta, tanto en valor absoluto, como relativo, con un total de 35 millones de toneladas, siendo fundamentalmente aceite de palma la mayor proporción, pues se trata del mayor productor de dicho tipo de aceite del mundo. Y desde el pasado mes de marzo, su Ministerio de Agricultura ha limitado la exportación de dicho producto, con objeto de garantizar el abastecimiento del mercado doméstico. Esto deja fuera del circuito de grasas animales y vegetales más de 20 millones de toneladas, el 8% del total.

Lo mismo está sucediendo con la producción de aceites de soja y canola, que se está limitando por las escasas precipitaciones que se están produciendo en Sudamérica, lo que está incidiendo en una contracción de la oferta, a igualdad de demanda, sobre todo por la situación agrícola en Brasil, Argentina o Paraguay.

Del mismo modo, Turquía, dada la dependencia que manifiesta en el ámbito de ciertos productos agroalimentarios hacia Ucrania y Rusia, entre otros, y con objeto de garantizar el abastecimiento interno, de forma puntual, ha cerrado fronteras para productos, como ha sido el caso del aceite de oliva.

Otro factor que igualmente influye en dicha situación sería la climatología. Ésta impediría que en las próximas campañas, en este caso exclusivamente refiriéndonos a aceites de oliva, las previsiones de oferta resultasen ser superiores a las de la demanda.

Por todo lo manifestado anteriormente, las disponibilidades de aceites y grasas animales y vegetales, podrían verse mermadas de forma, cuanto menos coyuntural, aunque por la naturaleza de los cultivos y las eventualidades de origen, podría ser estructural igualmente, de entre un 8 y un 13%, o lo que es lo mismo, de 20 a 32 millones de toneladas. Por lo tanto, la previsión en la tendencia de cotizaciones de todos los aceites y grasas, animales, y vegetales, cuanto menos, durante los próximos 10 meses hace indicar que serán sólidas, solventes, lineales, e incluso alcistas, todo ello dependiendo de la evolución de la demanda, y de la capacidad agrícola del planeta para poder ejercer efectos de índole sustitutiva para los efectos mencionados.