La invasión de Ucrania deja al desnudo la realidad de la PAC

Encuentro consuelo contemplando girasoles” (Vincent Van Gogh). Del mismo modo que le ocurre al genial pintor, en nuestro modelo de agricultura el girasol suma, y en conjunto con el resto de cultivos, multiplica. El girasol siempre se ha tratado como un cultivo marginal, de hecho en varios libros agronómicos se reconoce -sin crítica alguna- que en los secanos españoles es un cultivo que no se suele abonar. Esta consideración es un craso error, pues el buen desarrollo del girasol es de vital importancia para el suelo gracias a todas sus virtudes: por fecha de siembra -nos permite una organización más racional en los trabajos de la explotación-, descanso del suelo en los meses de invierno, nacimiento de malas hierbas con un ciclo distinto al de los cultivos del resto de la explotación, lo que nos permite controlarlas con éxito y a un bajo coste económico-ambiental. Además, en la situación actual, el buen hacer en este cultivo es de gran relevancia social, pues las reservas de girasol en España -y Europa- están bajo mínimos.

La invasión por parte de Rusia de Ucrania ha dejado al desnudo la realidad de la PAC de los últimos años. En primer lugar, no hay un modelo que garantice el abastecimiento alimentario de Europa. La PAC fue diseñada en 1962 para perseguir los siguientes objetivos: incrementar la productividad agrícola, garantizar un nivel de vida equitativo a los agricultores, garantizar la seguridad de los abastecimientos, estabilizar los mercados, establecer una cadena de suministro segura con precios razonables y armonizar las normas sobre competencia en todos los países. Pues bien, con las sucesivas reformas ha perdido su naturaleza, y ahora es sobre todo una política ambiental -y hasta de igualdad-.

Debe volver a sus orígenes. Con el diseño actual, se ha cargado al agricultor con todas las exigencias medioambientales, y eso no es lógico. Con el modelo de la anterior reforma tenemos un déficit de cereales entorno al 30%, y con el nuevo modelo será aún más desfavorable, tendremos un déficit aún mayor.

Por otro lado, en nuestras explotaciones, tenemos que aplicar un manejo que proteja el suelo, y que sea capaz de producir los cereales, oleaginosas y proteaginosas que Europa necesita en cantidad, calidad y a precios asequibles, todo ello cuidando el medio ambiente. En ese sistema de manejo (rotación-laboreo de conservación-agricultura de precisión) tenemos ya experiencias muy positivas, y es el sistema que considero idóneo para cultivar nuestros secanos.