“En calidad-precio, los vinos españoles son prácticamente imbatibles”

Montpellier, Nueva Zelanda, Toscana, Maipo, Médoc, California, Toro, Burdeos... Después de pasar por las regiones vitivinícolas más importantes del mundo, el enólogo riojano José Tejedor Fernández (43 años), vuelve “a casa”. Así es como se siente, después de que Bodegas Cosme Palacio le abriera sus puertas en el corazón de la Rioja Alavesa, en Laguardia, hace tres meses. El nuevo director técnico de la centenaria y emblemática bodega que produce 1,5 millones de litros anuales le toma el relevo a Roberto Rodríguez, toda una “figura del vino”, y, además, como parte del equipo de Almudena Alberca, de quien dice “es mucho más que una Master of Wine; es una enóloga, una técnica, una líder formidable, que sabes que va a ayudarte a exigirte lo mejor de ti”. Por todo ello, afirma con entusiasmo que le ha “tocado la lotería”.

Entusiasmo, combinado con “creatividad” y “ganas de no dejar de trabajar”, son, precisamente, las cualidades que, para Tejedor, debe tener un buen enólogo. Eso y “ser un gran apasionado”, un “director de orquesta”, al que “no le importe levantarse a las cinco de la mañana o acostarse de madrugada porque hay una tormenta”, y que sepa que tiene que “controlar todo, desde el campo, hasta que se atienda el cliente con la copa en la mano”.

Muestras de ser bueno ha dado, sin duda, este riojano que ahora dirige a 22 personas y que dio sus primeros pasos profesionales en la ingeniería industrial siguiendo el consejo paterno de probar otras cosas antes de decidirse por el sacrificado mundo del campo. Las viñas de su abuelo materno en Bargota, los recuerdos de los juegos infantiles con sus primos en la bodega de su casa en esta pequeña villa navarra y la afición al vino que su padre, profesor, fue poco a poco alimentando tras hacerse cargo de esas viñas como hobby, hicieron decantarse a José. “La cabra tira al monte” y, por eso, él acabó haciendo un Máster en La Rioja mientras trabajaba como ingeniero antes de saltar definitivamente a Montpellier para estudiar enología.

De las muchas cosas que su experiencia le ha enseñado, se queda con “cómo aman a España en el extranjero”, cómo “les encanta nuestra calidad de vida” y, por supuesto, esa despensa que le debemos a una “geografía espectacular”. Destaca de ella los vinos tan diversos y ricos que tenemos -cuestión que, aunque aún requiere más educación, ya se aprecia fuera-, y que, “en calidad precio, son prácticamente imbatibles” en el extranjero. Es verdad, reconoce, que no hemos sido “tan buenos comerciantes como los franceses o los italianos” y de ahí que nos lleven la delantera en ingresos, pero podríamos estar dando ya con la tecla. Y es que, según Tejedor, “el vino no es vino en sí, también es una experiencia”, y ese mensaje, “que se está sabiendo alimentar muy bien en Laguardia”, es por el que hay que apostar para escalar en diferenciación.