La sequía amenaza el 50% de la producción agraria

La sequía está afectando ya a las producciones de cereal, frutos secos, olivar y viñedo, así como a la apicultura y a los pastos para ganadería extensiva.

Mirando al cielo -hay un 33% menos de precipitaciones desde octubre a enero- y a las reservas hídricas de pantanos y embalses, que están al 44% de su capacidad. Así están los agricultores y ganaderos. La sequía meteorológica y la hidrológica -junto con un clima con heladas por la noche y calor por el día- están poniendo en jaque a muchas producciones tanto de secano como de regadío en gran parte de España. Y, aunque los datos no serán definitivos hasta las próximas semanas, ya se notan afecciones en cereal, olivar, viñedo y almendro de secano, así como en apicultura, con pérdidas medias que se cifran en torno al 50% de la producción.

La situación también impacta en los pastos para ganadería extensiva -suelen estar en las zonas más sensibles al déficit de agua- y a los cultivos en regadío, son los que ya están empezando a tomar decisiones para ver si se planta o no o bien se buscan alternativas con otras producciones como el girasol ante las escasas reservas de agua embalsada. Las situaciones más críticas se están viviendo en las zonas de Andalucía, sur de Extremadura y Castilla-La Mancha, así como en varias comarcas de Murcia, Lérida y Gerona. La afección se detecta a su vez en otras zonas como el Valle del Ebro, llegando incluso hasta la mitad de Soria, y en la parte occidental de Asturias, según datos de COAG y UPA. De hecho, ya hay daños consolidados en las comunidades andaluza, extremeña y en ambas Castillas por la sequedad del suelo. “De seguir así, y las previsiones de lluvia no dicen lo contrario, habrá más zonas afectadas”, afirma Miguel Padilla, secretario general de COAG.

“Los agricultores se lo toman con resignación. Somos una profesión que vivimos en el aire, pero a la vez hay mucha preocupación porque es mucho tiempo sin llover y el fruto de un año de trabajo se puede malograr. Además, el porcentaje de aseguramiento es bajo en los sectores más afectados”, indica Javier Alejandre, técnico de Seguros de UPA.

Si no llueve en los próximos 15 días -o como mucho en tres semanas-, la mayoría de las zonas van a registrar pérdidas de producción de entre el 50% y el 70%, aunque estos porcentajes pueden llegar al 80%. Por ejemplo, en secano, se estiman unos daños en rendimientos de entre el 60% y el 80%. “Sin lluvia, la situación se va a agravar” porque, además, la sequía agraria y la hidrológica se produce en un contexto en el que los costes de producción no han parado de subir desde junio de 2021. La situación puede ser tremendamente difícil si no hay cosecha productiva”, añaden desde COAG.

En la misma línea se pronuncian desde UPA. La sequía “no es lo mismo en un contexto normal, que con los costes de producción actuales. Los fertilizantes están por encima del doble del año pasado, los piensos están disparados... Es una situación de ‘tormenta perfecta’ y todo suma en contra de la rentabilidad de las explotaciones”.

Sectores en la cuerda floja

Aunque hay varios sectores afectados por la sequía, hay especial inquietud en cereales y apicultura. Como “preocupante” define la situación en el cereal Fernando Luna, presidente de ASAJA Aragón. “A día de hoy, se analizan los primeros 10 ó 15 centímetros y no hay tempero. No hay previsión de lluvia en los próximos 25 días y están subiendo las temperaturas a 16 ó 18 grados. Con todo tan seco, no sabemos si va a aguantar”. La incertidumbre es mayor en el secano en la comunidad aragonesa, en las serranías de Teruel y en la zona del Pirineo y Huesca. “No vemos solución a corto plazo y hemos gastado mucho porque el gasoil y los fertilizantes están por las nubes... y una mala producción nos llevaría a pérdidas considerables”.

El año pasado, en cereal de secano en Aragón, se necesitaba de media 2,4 toneladas de producción de cereales para cubrir los costes. Con un precio medio de 200 euros por tonelada de cebada, necesitábamos 2.460 kilos por hectárea para cubrir costes de 500 euros por hectárea. “Este año, al mismo precio de cereal que el año pasado y teniendo en cuenta que se gasta lo mismo -aunque no se sabe si se hará aportación de nitrógeno o se echara segundo herbicida si no hay lluvia-, se necesitarán 3.650 kilos por hectárea. Donde el año pasado estábamos a 500 euros, ahora estamos en 780 euros”, explica Luna.

La apicultura es otro de los sectores más golpeados. Las abejas ahora están trabajando, pero la falta de lluvias tendrá un impacto negativo en los meses de marzo-abril. “En enero tuvimos aporte de agua y las abejas trabajan, pero la sequía es el agua que deberíamos bebernos en marzo-abril. Lo vamos a sentir en la floración de romero”, que es la más importante en comunidades como por ejemplo Aragón, explica David Visús, responsable de Apicultura de UAGA y productor en Bulbuente (Comarca Campo de Borja).

Descalabro para la apicultura

“La situación fue buena al inicio, pero estamos preocupados por la cosecha de romero que dependerá de que ahora llueva o no. Si no llueve en tres semanas, puede ser la mitad de lo habitual. No he conocido ningún año en el que el romero haya ido mal y la temporada haya ido bien y las cifras se levantasen con el resto del año. El romero es el primer ingreso del año y es una miel muy valorada en el mercado nacional e internacional”, aclara. Los años 2020 y 2021 ya fueron malos y hubo una menor producción -entre el 50% y el 60% menos de lo habitual-, y “si repetimos este año, es un descalabro”. Además, el desarrollo de las colmenas no es el mismo, “aumentan las bajas y una abeja mal alimentada, enferma más, y se hacen menos enjambres. Asimismo, se deben afrontar gastos extra para la alimentación de las abejas en primavera por la falta de floración.

Los apicultores estiman unas pérdidas de entre el 40% y el 50% de los ingresos totales de todo el año si se pierde la cosecha de romero. Además, “la primavera es cuando hacemos enjambres y ahí hay una pérdida importante de entre el 10% y el 20% de la facturación anual”. Es una situación compleja que llevaría a tener que destinar entre cinco y diez euros por colmena “y sin recibir nada a cambio. Simplemente es para mantener. Además, los gastos fijos siguen. Si la primavera es mala, sacamos menos dinero y los gastos aumentan para suplir esta situación mala” como podemos con trashumancia o alimentar en verano. A esto se suma la escalada al alza que se ha producido en prácticamente todos los insumos. “Los botes de cristal para envasar la miel han subido de una tacada el 30% y la tapa de aluminio casi un 100%. También ha aumentado espectacularmente el gasoil y los apicultores no tenemos derecho a usar el agrícola. Ahora, viene la campaña de más movimiento y tenemos que llenar el depósito a 1,50 euros”. Al final, se han encarecido las materias primas y las colmenas han subido un 30%.

“El precio de mercado no aguanta estas subidas. Sería necesario subir el bote de miel uno o dos euros para compensar las pérdidas”, añade el apicultor. A esto se suman los problemas derivados de la entrada de miel de otros países como China de forma directa o desde otros países como Portugal, Rumanía o Ucrania con costes de producción más bajos.

Restricciones en regadío

La situación es igualmente preocupante en los regadíos por la escasa disponibilidad de agua en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León, así como en algunas zonas de Aragón. Precisamente, esta última comunidad junto con la andaluza y las dos castillas son las que tienen más superficie regada. “La reducción de agua en pantanos va a influir en la capacidad de riego de los cultivos en regadío en la primavera y verano y, según sea, en algunas zonas se va a imposibilitar el riego”, apunta Javier Alejandre, técnico de UPA.

“Falta capacidad de agua. La zona del Guadalquivir y Guadiana son las que más problemas tienen. Desde octubre hasta el último mes de enero, se ha recogido un 33% menos de precipitaciones”, apunta Miguel Padilla, de COAG, quien cree que será necesario un Decreto de Sequía. En concreto, en el Guadiana hay un 30,6% sobre la capacidad máxima (datos de enero), mientras en el Guadalquivir es del 28,4%. En la cuenca mediterránea de Andalucía, la menor disponibilidad de recursos hídricos se cifra en el 24% en relación a la media de los últimos diez años, según UPA.

Y, con esta situación, ya se puede hablar de daños seguros. En el Canal de Orellana, que riega 60.000 hectáreas en Extremadura. “La dotación de agua parece que será de un 20% de la normal. Esto significa que un agricultor solo va a poder regar el 20% de su superficie”, añade Javier Alejandre, quien matiza que, aunque las dotaciones de agua no son definitivas, “constatamos que las posibilidades de que los pantanos se recuperen son nulas” por lo que se prevén restricciones. Esto está haciendo que ya algunos agricultores estén sopesando la decisión de si reducir la superficie para cultivos herbáceos anuales o no sembrar y cambiar a otras producciones como el girasol. En el caso de cultivos leñosos y frutales, las decisiones pasan por destinar los recursos hídricos para asegurar la supervivencia del árbol y que no se seque. De este modo, esta campaña se perdería la producción, pero el árbol se mantendría para las próximas. Dificultades también se observan en esta zona en el tomate para industria que, sin riego, no llega a término, la planta no prospera. No obstante, “las decisiones todavía no están tomadas porque no se conocen las restricciones exactas”.

“Hemos visto pasar poca agua de cara al mar -añade Fernando Luna- y en las cuencas del Este de la provincia de Huesca estamos con agua para un 28% de las necesidades hídricas para los cultivos de regadío, frutales y segunda cosecha de maíz. Pintan bastos también para cultivos como el arroz y la alfalfa”, producción esta última para que la que se necesitan entre 6.000 y 9.000 metros cúbicos por hectárea. “Teniendo 2.800 ó 3.000 metros cúbicos, se tiene para una tercera parte” del agua que se va a necesitar”.

Sin seguros

Y los problemas no acaban aquí. Muchos productores afrontan esta situación de sequía sin coberturas por parte de los seguros. En sectores como la apicultura el nivel de aseguramiento es bajo. “El seguro no está pensando en cómo funciona la apicultura. No se suele hacer porque no compensa”.

También en el cereal hay pocos productores con seguro porque “debe ser más atractivo y con coberturas más acordes a las producciones actuales”, señala Fernando Luna. Alrededor del 50% de los agricultores carecen de seguro de sequía, aunque la cobertura permitiría salvar los costes de producción en algunos casos. En el olivar y los frutos secos no llega al 6%.