¿Son el I+D+i y la transformación digital las claves para llenar la España vaciada?

En los últimos meses, hemos visto cientos de titulares sobre el despoblamiento de la España rural y muchos son los que han alzado la voz sobre la necesidad de proteger el sector agroalimentario. Efectivamente, cada vez somos más conscientes que las nuevas generaciones huyen hacia las ciudades por la falta de infraestructuras, servicios y empleo y que el cambio climático todavía complica más esta situación. Pero ¿qué estamos haciendo para remediarlo?

Un estudio reciente de la Fundación Alternativas confirma la existencia de una España vacía. 23 provincias que, en 1950, representaban el 34,1% de la población, el 26,7% del VAB y el 33,5% del empleo total. Entre 2017 y 2019, estos porcentajes habían caído hasta el 18,1%, el 16,1% y el 17%, respectivamente. Por otro lado, el agroalimentario es un sector estratégico para nuestro país que, en 2021, aportó 99.792 millones de euros y generó 2,3 millones de puestos de trabajo.

Impulsar la innovación y acelerar la transformación digital nos permitirá abordar ambos extremos, actuando como verdaderos balones de oxígeno para las empresas, sobre todo las pymes, que podrán ser más eficientes y competitivas y generar más empleos en aquellas zonas que tanto lo necesitan.

En España se ha reforzado la apuesta por las tecnologías digitales, sin embargo, zonas rurales e industria agroalimentaria han quedado fuera. Además, estos sectores tampoco han resultado especialmente atractivos para los fondos de inversión o los Business Angels, que siempre han optado por otras alternativas digitales.

En este sentido, mientras que, en 2020, la cobertura total de banda ancha de, como mínimo, 100 Mbps era del 87,6%, en el medio rural se quedaba en un 63%. En la misma línea, los resultados preliminares de una encuesta elaborada por el Observatorio de la Digitalización en el Sector Agroalimentario indican que más del 80% de los agentes del sector utilizan tecnologías digitales comunes, pero solo el 30% usa tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial o la computación en la nube. Y todo esto, a pesar de que, a raíz de la crisis económica, sanitaria y social provocada por el Covid-19, tanto a nivel político como ciudadano, ha crecido la importancia diaria y estratégica de estas áreas para el país.

Para subsanar esta falta de financiación y estimular la innovación en las áreas rurales, algunos de los fondos Next Generation EU que está recibiendo España, se están focalizando en ayudar a estas industrias. Un buen ejemplo de ello es la línea de financiación ENISA Agroimpulso.

Gestionada por la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), esta línea nace con el objetivo de impulsar la transformación digital de las empresas del sector agroalimentario y del medio rural. Con sendos préstamos de 80.000 y 82.000 euros, respectivamente, Abastores, la primera lonja online de materias primas de España, y Honesly, que ofrece una gama de snacks saludables para contribuir a crear una sociedad más sana, son solo dos ejemplos de las muchas compañías para las que esta ayuda ha supuesto una catapulta de crecimiento.

Agroimpulso ofrece préstamos sin avales ni garantías a pequeñas y medianas empresas agroalimentarias de toda la cadena de valor que lleven a cabo actividades innovadoras y que inviertan en crear nuevos productos, procesos o servicios, prestando especial atención a aquellas que sean capaces de generar empleo de calidad para jóvenes y mujeres. Entre sus requisitos: ser una pyme domiciliada en España con personalidad jurídica propia, que cuente con un proyecto empresarial viable, pero también solvente y se base en un modelo de negocio innovador, novedoso, con claras ventajas competitivas, así como que contribuya a su digitalización.

También es importante haber realizado una ampliación de capital y contar con un EBITDA positivo, ya que los fondos propios deben ser equivalentes, como mínimo, al importe del préstamo y, si este es superior a los 300.000 euros, deberá tener auditados externamente los estados financieros del último ejercicio cerrado. Quedan excluidas las empresas de los sectores inmobiliario y financiero y las que no cumplan con el principio DNSH, que se refiere a no causar un perjuicio significativo a objetivos medioambientales.

¿Os imagináis que los próximos unicornios españoles puedan nacer desde zonas rurales y con servicios pensados especialmente para las mismas? ¿O que sean una empresa agroalimentaria española? Con ayudas como ENISA Agroimpulso, hacer realidad lo que ahora parece una utopía es mucho más fácil.

Sabemos que no todas las pymes son aptas para solicitarlas. Como consultor financiero, siempre recomiendo a nuestros clientes que, antes, revisen bien si cumplen con los tres criterios básicos para ser financiados por ENISA: contar con un plan de negocio robusto e, idealmente, con ingresos; ser innovadores y haber realizado recientemente una ampliación de capital o tener previsto hacerlo en el corto plazo.

Sin embargo, esta línea ya ha ayudado a un sinfín de pequeñas y medianas empresas que, por estar ubicadas en el medio rural o pertenecer al sector agroalimentario, hasta ahora, habían sido ignoradas por los inversores. Gracias a estas ayudas, han ganado un mayor peso dentro de la economía nacional y son capaces de crear empleos de calidad en poblaciones que estaban desapareciendo. Esta es la semilla de un futuro, no muy lejano, en el que los unicornios de nuestro país no serán únicamente empresas tecnológicas basadas en modelos de negocio que solo benefician a las grandes ciudades.