Hacia un modelo de producción agraria basado en la Ciencia

El campo español no parece dispuesto a ser el pagano silente de la abrupta deriva medioambientalista con la que la Unión Europea constriñe una buena parte de la actividad económica en aras de un pretendido protagonismo mundial en la lucha contra el Cambio Climático. Así de claro lo ha dejado la delegación formada por representantes de organizaciones agrarias, cooperativas agroalimentarias, productores, exportadores de frutas y hortalizas y empresas proveedoras de insumos, agrupados en la denominada Alianza para una Agricultura Sostenible (ALAS), en el viaje realizado a Bruselas en busca del apoyo de los europarlamentarios de nuestro país para reclamar con una voz única un marco regulatorio basado en la Ciencia y no en postulados ideológicos.

La puesta en marcha de las estrategias medioambientales ‘De la Granja a la mesa’ y ‘Biodiversidad 2030’, lideradas por el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, supondrán un duro golpe para la actividad agraria en nuestro país al reducir de forma drástica las herramientas necesarias para la producción de alimentos, como es el caso de los fitosanitarios o los fertilizantes, sin que haya en el mercado sustancias alternativas para nutrir los cultivos o protegerlos contra las cada vez más abundantes plagas. Se trata de restricciones que no solo carecen de un indispensable estudio de impacto económico, social y de soberanía alimentaria, sino que ni siquiera cuentan con el aval de la comunidad científica o, lo que es más grave, desoyen directamente los criterios de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés), la agencia europea encargada de velar por la seguridad alimentaria. Eso sí, están plenamente alineadas con las posiciones de los crecientes movimientos populistas que entienden la actividad agraria como una bucólica e ingenua estampa pastoril.

Los agricultores son conscientes de la necesidad de avanzar en sostenibilidad medioambiental y las mejoras en esta materia durante los últimos años han sido notables. Pero exigen un marco regulatorio racional, alineado con la Ciencia y en el que la innovación tecnológica tenga un verdadero protagonismo. Pretender luchar contra el Cambio Climático renunciando a la edición genética o sin los plazos necesarios para desarrollar nuevas soluciones para la salud de las plantas es la mejor manera de que fracasen los objetivos marcados por la UE.

Los europarlamentarios españoles tienen una importante tarea por delante para hacer oír la voz de la agricultura de nuestro país. Y ahí, es obligada una imagen de unidad de la que no han hecho gala durante la visita que el sector agrario y agroalimentario español realizó a la capital política de Europa.