Rioja: enoturismo por tierra, mar y aire

Viaje en globo, pasear en ‘segway’ entre cepas centenarias, surcar en Kayak el Ebro o compartir una copa de vino bajo las estrellas son solo algunas de las propuestas de la DOCa

Para una gran parte de las 200 bodegas de la Denominación de Origen vitivinícola más antigua de España el enoturismo no es una opción de futuro, sino una apuesta consolidada ya hace tiempo que las ha convertido en vanguardia y las sitúa a años luz de otras zonas de nuestro país.

El número de visitas ha ido creciendo en los últimos años a ritmo de una oferta de experiencias que no ha parado de engordar y sorprender. De 2016 a 2019, el turismo en torno al vino atrajo a la Comunidad Autónoma a 858.107 personas, un 30% más que tres años antes, una tendencia que rompió el pasado año el coronavirus, y que hizo caer las visitas un 72% hasta las 226.000.

El levantamiento de las restricciones este verano ha hecho de nuevo reverdecer al sector, necesitado de recuperar la normalidad y de una vía de escape a la caída de ventas de vino, otro de los efectos colaterales de la pandemia. “Hemos tenido una afluencia en verano desbordante y además de lunes a domingo, no solo los fines de semana como ocurría otros años”, explica Judit Valdelana, responsable de Comunicación de Bodegas Valdelana. Además de alojamiento en un hotel situado sobre unos cimientos que datan del siglo XVI, visitas a la bodega o comidas entre viñedos, los maridajes de vinos con las constelaciones son uno de sus platos fuertes. “Cuando los grecorromanos llegaron a la Rioja y expandieron el cultivo del vino se guiaban por la posición de las estrellas para hacer las labores de campo. Contamos esas historias al caer la tarde con música en vivo en un viñedo espectacular situado en el meandro del río Ebro” cuenta Judit.

Este maridaje estelar fue merecedor de uno de los cuatro premios internacionales Best Of en innovación enoturística que acumula la bodega familiar, incansable a la hora de plantear nuevas propuestas singulares. La próxima es la elaboración del vino que se bebió en la Última Cena, cuyas semillas han prendido ya en el denominado Jardín de las Variedades y que solo se podrá degustar en la bodega.

Muga es otra de las bodegas con nombre propio tanto en su apuesta por el enoturismo como a la hora de innovar en sus propuestas. Hace nada más y nada menos que 15 años comenzaron con los vuelos en globo por los viñedos, luego llegaron las visitas en segway, los cursos de catas, las visitas al viñedo, etc.

El bocadillo de chorizo de los pioneros

“Mi padre y mi tío han enseñado la bodega toda la vida. Entonces era todo mucho más cercano y campechano y casi tenías que salir a la calle a buscar a la gente. Era todo gratis y cuando se comenzó a cobrar como les daba apuro regalaban a los visitantes un bocadillo de chorizo”, explica Juan Muga.

Una evolución y adaptación a los cambios que sigue todavía viva. “Ahora nos hemos tenido que amoldar a las nuevas circunstancias y a lo que marcaba la ley, reduciendo los grupos. En ese sentido, la pandemia nos ha enseñado a que las visitas deben ser más reducidas y personalizadas, menos gente, pero haciendo más interacción con ellos”, añade el bodeguero. También a la hora de sumarse al terraceo. “En España ha habido un boom de las terrazas con el Covid y aquí en el Barrio de la Estación hay un gran desarrollo en ese sentido. Nosotros tenemos una bastante chula que está funcionando muy bien. Es un tema que ha venido para quedarse”, concluye Juan Muga.

Bodegas Altanza apostó por el enoturismo hace cinco años. De estilo chateau, a pocos kilómetros de Fuenmayor y de Laguardia, capital de la Rioja Alavesa, a sus propuestas de visitas a la bodega y degustación, desde la pandemia han incidido en todo lo relacionado con la salud y la seguridad de los visitantes y el deporte.

Entre sus propuestas está la Wine and Kayak, recorridos de dos o tres horas por el río Ebro, que concluyen en la bodega con cata y degustación de vino de la casa, explica la responsable de Marketing Stephanie Abel.

El pasado 18 de septiembre celebraron un evento con un mago. “La idea es combinar magia en dos o tres enclaves emblemáticos de la bodega para terminar en el claustro para disfrutar de una selección de tapas y raciones y cuatro vinos nuestros”.

“Apenas hemos tenido visitas de fuera, que han caído de forma impresionante, y se ha potenciado el cliente local, pero todo a partir del 9 de mayo porque hasta entonces no podíamos salir. Llevamos unos meses en los que se está consolidando poco a poco. El cliente está buscando wine bar y experiencias y terraceo en bodegas y eso lo consigue porque en Rioja nos hemos reinventado y hay bodegas que parecen bares. Nosotros seguimos con la filosofía de siempre: de una bodega con instalaciones maravillosas a las que el cliente puede venir, y disfrutar de una visita, pero sin hacer competencia a quien nos da de comer, que es la hostelería”

Llega la vendimia. “Es el mejor momento para enseñar una bodega. Empezaremos en 15 días a recoger la uva blanca y las visitas son compatibles. Estamos preparados. Abrimos todo de par en par con grupos máximo de 15 personas. Los visitantes se suben a los depósitos, los clientes pueden conocer los olores de la uva, de cómo macera, probar un mosto...”, afirma Stephanie Abel.

El enoturismo es una de las grandes apuestas del Consejo Regulador de la Denominación. Su estrategia durante los próximos cinco años pasa por impulsar un sector que permita alcanzar un volumen de visitantes de 1,3 millones de personas en el año 2025 gracias a una oferta turística de referencia internacional en cuanto a calidad y segmentación.