Pacto verde: menos producción y “fuga” de emisiones contaminantes

Descenso en la producción de hasta un 15%, disminución de las exportaciónes de la UE o ‘fuga’ de emisiones’ a otros países son algunos de los impactos de las estrategias De la Granja a la Mesa y Biodiversidad 2030 tal y como están planteadas

Es el escenario que dibuja el informe elaborado por el Centro Común de Investigación (JRC por sus siglas en inglés), primero con el que cuentan las instituciones europeas para conocer los efectos de las dos estrategias medioambientales con las que la UE pretende reducir las emisiones contaminantes de la agricultura en los próximos años.

El análisis del “brazo científico” de la Comisión Europea aborda el impacto en la producción, ingresos, precios y comercio agrarios y en la reducción de emisiones de los “cuatro objetivos más destacados” de las Estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ y ‘Biodiversidad 2030’ -reducción del 50% del uso de plaguicidas, disminución de un 20% del uso de fertilizantes, alcanzar que el 25% de las tierras agrícolas sean ecológicas y que un 10% se reserve para la mejora de la biodiversidad. El Centro Común de Investigación matiza que su informe “no está pensado para ser utilizado como única base para la toma de decisiones” ni supone un análisis de impacto global de las estrategias al no incluirse objetivos como la reducción de residuos o cambios de dieta.

Los impactos se modelan en tres escenarios: uno con la PAC 2014-2020, otro con el nuevo modelo de la Política Agraria Común y un tercero en el que se añaden además los fondos Next Generation a la financiación prevista para el periodo 2023-2027.

El Centro Común de Investigación reconoce que “las lecciones aprendidas en este informe son importantes desde el punto de vista de las políticas”, aunque matiza que su análisis “no está pensado para ser utilizado como única base para la toma de decisiones” ya que no es una evaluación “del impacto global de las estrategias” al no estar incluidos otros elementos incluidas como los objetivos de reducción de los residuos de alimentos o los cambios en la dieta. Sin embargo, desde el Copa-Cogeca -que aglutina a nivel europeo a organizaciones agrarias y cooperativas agroalimentarias- se subraya que los resultados no difieren sustancialmente de las proyecciones de otros estudios, como el elaborado por el Departamento de Agricultura de Estados unidos, que avanzaba caídas de la producción agraria europea del 12% por las limitaciones verdes que prepara la UE.

En esta línea, el informe del Centro Común Europeo fija que en cualquiera que sea el escenario considerado, todos los sectores muestran descensos en la producción de entre el 5% y el 15%, siendo los sectores ganaderos los más afectados. Unos impactos que el organismo reconoce que “no son insignificantes” y que tendrían como principales causas el cumplimiento de los objetivos de tierras dedicadas a la agricultura ecológica y de reducción de los excedentes brutos de nutrientes.

Los cambios en la producción conducirían a una disminución de las posiciones netas de exportación de cereales, carne de cerdo y aves de corral, y a un empeoramiento del déficit comercial de la UE en el caso de las semillas oleaginosas, las frutas y hortalizas y la carne de vacuno, ovino y caprino.

Mientras tanto, sea cual sea el escenario, los precios de producción muestran un aumento neto de alrededor del 10%, con un impacto negativo para la mayoría de los ingresos de los agricultores.

Sin embargo, el punto más relevante del informe es el relativo a los efectos medioambientales esperados: el estudio muestra que las estrategias “De la granja a la mesa” y “Biodiversidad”, unidas a la nueva PAC, podrían contribuir a una reducción del 28,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola para 2030. Sin embargo, más de la mitad se “filtra” al resto del mundo, es decir aumentan en similar proporción en las regiones no comunitarias.

Pedro Gallardo, vicepresidente del Copa Cogeca asegura que este informe del JRC “un ente con bastante criterio e independencia, confirma lo que ya sospechábamos, que esta Estrategia no va a ser gratuita y que a los agricultores y ganaderos nos preocupa porque va a dejar muy tocada la sostenibilidad de nuestras explotaciones”.

Unos temores que primero corroboró el USDA, que advertía de que la producción iba a caer un 12%, que los precios iba a subir un 17%, que los ingresos brutos de los agricultores iban a bajar un 16%, que las exportaciones europeas se iban a recortar un 20%, las importaciones iban a subir un 2% y “el dato más preocupante era que el coste de la cesta de la compra per capita se iba a encarecer 153 dólares (125 euros) por cabeza. Es decir para una familia supondrían 500 euros más al año”.

El dirigente agrario recuerda también otro informe reciente de Cocereal, que prevé para cereales y oleaginosas caídas del rendimiento de entre el 12 y el 20% en Europa.

“Ahora la Comisión Europeas nos confirma estos recortes significativos con reducción de ingresos para los agricultores, costes adicionales y, si esto va para adelante, provocará que deslocalizemos la producción de Europa. El consumo va a seguir siendo el mismo y si no se produce aquí se trae de fuera. Eso deja a Europa en una situación muy débil, con su soberanía alimentaria en entredicho, y las zonas rurales también porque aumentará el éxodo hacia las ciudades”.

Después de este informe del JRC, cooperativas y organizaciones han vuelto a pedir nuevos estudios de impacto ante la aprobación en las Comisiones de Agricultura y Medio Ambiente del Parlamento Europeo nuevos requisitos medioambientales adicionales. “En función de eso, si hay que hacer cambios pedimos que sean paulatinos ¿Por qué 2030 como objetivo y no 2050 cuando estamos ante una PAC que ya viene recortada? Si se quiere hacer una política más verde precisamente necesitaríamos más presupuesto para suplir esa caída de ingresos”.

Gallardo critica la “muy poca transparencia de la CE con una intención clara de Frans Timmermans que es el que está imponiendo su agenda influido por lobbys ambientalistas que no son conscientes del daño que pueden causar”.

Sobre el trasvase de emisiones a terceros países, el también vicepresidente de Asaja asegura que “Europa también tiene que tener un papel solidario. No podemos decir vamos a producir en vez de 130 millones de toneladas de trigo porque con 98 es suficiente para consumir menos insumos porque África tiene 1.250 millones de habitantes, pero va a tener 4.700 millones en 80 años”.

Por su parte, el director de Relaciones Internacionales de Cooperativas Agroalimentarias de España, Gabriel Trenzado, asegura que “el sector está comprometido con el cambio, pero se están dando palos de ciego” y asegura que el informe refleja “reducciones importantes que además están condicionadas porque no se puede medir el cambio del comportamiento del consumidor, ni cómo se van a distribuir los incrementos de precios a lo largo de la cadena ni como va a afectar a los mercados internacionales y sobre todo al comportamiento de nuestros socios comerciales”.

“Es preocupante sobre todo porque hay imprevisión, lo que va a llevar a tomar decisiones con implicaciones directas e inmediatas en las explotaciones y en esa transición muchos sectores económicos se van a quedar atrás. Necesitamos tiempo, inversión y ser conscientes del calado de los cambios porque están planteando objetivos finalistas sin tener en cuenta cómo hacerlo”, añade.

Sobre la fuga de emisiones de gases GEI, es rotundo: “Lo que dice el estudio es que cualquier limitación en Europa automáticamente se traslada si no hay una aplicación del mismo modelo por parte de terceros países. Lo que haces es exportar la insostenibilidad porque aumentarán las importaciones ya que la demanda es inelástica, va a seguir existiendo”.

En su opinión, Europa plantea “todo un cambio de modelo no simples cambios en las prácticas agrarias, como se intenta vender. Sabemos que hay una especie de tsunami verde que más que cambiar lo que hace es llevarse las cosas por delante”.

Trenzado concluye diciendo que “el panorama es muy preocupante porque estamos en realidad en una guerra de tratar de imponer determinados objetivos sin tener en cuenta la capacidad del sector para alcanzarlos o no. Y si eso no se tiene en cuenta va a haber unos impactos colaterales bastante grandes. Se necesita mucha inversión y el presupuesto comunitario es pírrico para la dimensión del cambio de modelo económico que se quiere alcanzar”.