Tom Vilsack, secretario de Agricultura de Estados Unidos: “Estamos hablando con Brasil y México para crear una alternativa a la estrategia agrícola de la UE”

Estados Unidos mueve ficha ante las restricciones medioambientales que la UE pretende imponer a las importaciones con su estrategia “De la Granja a la Mesa” y busca una alianza con países de Sudamérica. “No queremos una situación en la que nuestros cultivos no tengan acceso a mercados extranjeros”, asegura Tom Vilsack.

Después de la reunión de ministros de Agricultura del G20 el mes pasado, usted dijo que Estados Unidos está pidiendo a otros países que se unan a una “coalición para el crecimiento de la productividad”, que podría ser un contrapeso a la estrategia “De la granja a la mesa” de la UE. ¿Por qué cree que es necesario articular una alternativa al plan europeo? ¿Podría esto derivar en dos grandes bloques, uno liderado por Estados Unidos y el otro por la UE, tratando de definir el futuro de la agricultura sostenible?

Existe una visión común que compartimos con los europeos, que es que efectivamente tenemos que tener una producción más sostenible, tenemos que ser capaces de afrontar el reto del cambio climático. La agricultura tiene un papel que desempeñar y creemos que hay una visión común: llegar a una agricultura neta de emisiones cero en el futuro, pero eso no significa necesariamente que solo haya una forma de llegar allí. Lo que queríamos enfatizar era que los europeos pueden decidir ir por un camino, y que hay otro camino, un camino que se enfoca en la productividad, un camino que se enfoca en la innovación y la tecnología, que puede llevarnos al mismo lugar. Y creo que es importante, porque hay algunas preocupaciones expresadas por un estudio que hizo aquí el Departamento de Agricultura, y que francamente han expresado muchos agricultores europeos, de que es muy posible que haya una caída grande en la productividad si seguimos la senda que han escogido los europeos. No creemos que tengamos que sacrificar la productividad para conseguir sostenibilidad, creemos que se pueden conseguir ambas cosas.

¿A qué países ha contactado para formar parte de la iniciativa, y por qué cree que América Latina debería estar interesada en esta coalición?

Tuve una conversación muy constructiva con la ministra de agricultura brasileña (Tereza Cristina), y creo que ella reconoció que, como dos de los principales países productores de agricultura, a Brasil y Estados Unidos nos conviene trabajar juntos para asegurarnos de que los sistemas que hemos adoptado -con tecnología, con innovación, con biotecnología- no están necesariamente restringidos por lo que hacen nuestros amigos europeos con su programa Farm to Work. Lo que no queremos es una situación en la que Europa básicamente promueva, mediante arreglos comerciales, que nuestros cultivos no tengan acceso a mercados extranjeros. Tanto Brasil como Estados Unidos dependen de las exportaciones y queremos asegurarnos de que, sea cual sea la vía que se utilice (en la UE), no se restrinja el comercio. Obtuve una respuesta muy positiva de Brasil, y tuve una oportunidad también de hablar con el secretario Villalobos, de México, y él también entiende las oportunidades que supone esto. Creo que el continente americano en particular tiene la oportunidad de unirse porque compartimos enfoques comunes en tecnología, enfoques comunes en agricultura, y creemos que eso ofrece otra alternativa, otra forma de llegar a un futuro de cero emisiones.

La estrategia europea se basa en gran parte en la reducción del uso de pesticidas, que se recortarían en el 50 % para 2030. ¿La de Estados Unidos también recortará los pesticidas, o cree que eso no es compatible con la productividad?

Creo que existe una oportunidad para que la innovación nos brinde la capacidad de utilizar con mayor precisión pesticidas, herbicidas y otros insumos. El enfoque que tomaríamos sería mirar a la agricultura de precisión, entendiendo que cada acre individual de tierra es un poco diferente en términos de lo que necesita. Al mismo tiempo, creemos que existe una enorme oportunidad con la modificación genética y con otras tecnologías, para potencialmente crear cultivos que no requieran necesariamente de tantos pesticidas. No se trata de oponerse a la idea de menos pesticidas, sino de asegurarnos de que los pasos que damos no resulten necesariamente en una disminución significativa de la productividad. Porque si vamos a alimentar a un mundo hambriento (...) no nos podemos permitir el lujo de no tener la productividad adecuada. De lo contrario, tendremos mucho estrés y muchos conflictos basados en el acceso a los alimentos. Creemos que la tecnología brinda oportunidades reales para ser más precisos, brinda oportunidades reales para reducir el uso de pesticidas y herbicidas sin la necesidad de disminuir la productividad.