La subida del precio de los fertilizantes acapara ya el 77% de las ayudas de la PAC

El aumento de los costes de producción en el sector agrícola y ganadero pone contra las cuerdas a las explotaciones, que tienen que asumir un aumento del 30% en la factura energética y de entre un 50% y 85% en abonos dentro de un contexto de escalada de precios de todos los insumos del que prácticamente no escapa ninguna actividad

Electricidad, gas, gasóleo agrícola, fertilizantes, papel y cartón para embalajes, caucho para ruedas, plastificados, etc., son algunos de los costes de las explotaciones agrícolas y ganaderas en los que en los últimos meses se está produciendo una escalada de precios, que prácticamente está haciendo que se dupliquen los gastos habituales que muchos productores no pueden soportar porque ya no es cuestión de competitividad, sino de supervivencia.

Los productos para abonar en la sementera y la energía figuran entre los que más inquietan por registrar los mayores incrementos. En los fertilizantes se estima que, con la subida, van a suponer el 77% de las ayudas de la PAC que se van a cobrar en comunidades como Castilla y León y Andalucía y algo menos en Aragón y Castilla-La Mancha. “En todas las comunidades está empezando la sementera y es una barbaridad porque los fertilizantes son fundamentales en la labor agrícola”, afirma Lorenzo Rivera, coordinador de COAG en Castilla y León. Tan solo esta comunidad consume alrededor de 1,10 millones de toneladas de fertilizantes de media en los últimos diez años, lo que supone un desembolso de 420 millones a los que hay que sumar 350 millones adicionales por la subida de precios. En total, los productores de esta autonomía deberán destinar 770 millones de euros para abonado en sementera en otoño y primavera.

Los precios de los fertilizantes han subido una media de entre el 50% y el 70%, pasando en algunos productos de 150 euros a 300 euros por tonelada, aunque hay casos en los que este incremento ha llegado al 80% ó 100% como el osfato diamónico. En el cloruro potásico o el complejo 15-15-15, el aumento ha sido del 85% y 70%, respectivamente, mientras que los abonos nitrogenados han crecido más de 60%. No obstante, los precios y la situación varían semana por semana, produciéndose en la actualidad una subida del 100% en prácticamente todos los productos e, incluso, más en algunos específicos. En los nitrogenados ya ni siquiera se están vendiendo, aclaran desde COAG. Tras este crecimiento de precios están como principales factores el aumento de la demanda -un 1% anual a nivel mundial desde 2011-, el precio del gas y el aumento del coste de electricidad y transportes marítimos, entre otros.

La subida está amargando el “momento dulce” que vive el campo por la subida del precio del cereal del 20%, que se está diluyendo con costes de producción entre los que también tienen especial peso los relacionados con la energía -electricidad, gasóleo y gas-. “El aumento que estamos soportando en fertilizantes y abonos es abusivo. En los últimos años, nunca hemos vivido esta situación. Este año teníamos algo más de alegría por la buena cosecha y los precios altos, pero nadie nos dice cómo va a ser la siguiente campaña” y, sobre todo, teniendo este aumento de costes, explica Donaciano Dujo, presidente de ASAJA Castilla y León.

Esta organización agraria estima que para una explotación de secano media de 200 hectáreas -con 150 hectáreas sembradas-, el aumento del coste con respecto a la anterior campaña es de 4.500 euros en fertilizantes y de 3.650 euros en gasóleo. Es decir, la sementera de 2021 supondría en una explotación cerealista 8.140 euros más que en 2020, gasto al que habría además que añadir otros costes que también crecen.

“Los agricultores están reduciendo el abonado en sementera -sobre todo en secano- y esto hará que haya una producción inferior y también menos siembra de cereal porque se va a optar por las leguminosas que no requieren abonado nitrogenado, aunque el cereal tenga ahora un precio atractivo. Todo esto se va a notar en la producción porque a menos fertilización, menos producción”, expone Juan Ramón Alonso, presidente de ASAJA Valladolid. También se está dando el caso de que hay productores que usan abonos de una sola aplicación, matizan desde COAG.

El coste de energía es uno de los factores que se apunta para explicar la subida del precio de los fertilizantes. Las empresas del sector no son ajenas a esta escalada. “Nos afecta bastante”, explica Joaquín Saila, gerente de DEFEDER, empresa de fertilizantes 100% ecológicos de Monzón (Huesca). “El aumento de costes productivos lo soportamos las empresas porque los contratos están cerrados y compañías pequeñas como la nuestra no podemos repercutirlos en los clientes”.

La factura energética en producción ha crecido un 32% en esta compañía en la que “los costes de producción en fertilizantes orgánicos y ecológicos vienen implementados también por las materias primas, que consumen energía y nos irán subiendo los precios”. No obstante, las mayores subidas que se han visto en estos días son en productos químicos porque, aparte de luz, tienen consumo de gas y el incremento de precios se ha repercutido en la venta del producto. Y, aunque los fertilizantes ecológicos y orgánicos tienen precios competitivos, se prevé que, al final, se tenga que repercutir el aumento de los costes de producción porque la situación se mantendrá en niveles similares en los próximos siete u ocho meses y “no se puede aguantar la subida” dentro de un contexto en el que, además, la venta es complicada porque “hay productos de los que se hacen stock por miedo a subidas mayores, pero también hay productores que no compran para ver si se producen cambios a la baja”.

Desde la Asociación Europea de Fabricantes de Fertilizantes han explicado que los precios “asfixiantes” de la gasolina en Europa están haciendo que la producción de amoniaco y fertilizantes sea improductiva por lo que varios productores han anunciado a corto plazo cierres completos o reducción temporal de la producción de amoniaco y fertilizantes. Una situación que, de prolongarse, podría afectar al rendimiento agrícola del próximo año. De hecho, “en Inglaterra ya han cerrado dos plantas y otra americana. En Europa, una ha anunciado el despido del 40% de los empleados”, señala Lorenzo Rivera, de COAG Castilla y León.

Los costes de electricidad -se espera que la espiral alcista se mantenga durante los próximos meses-, se han disparado también en el riego. “Nos preocupa el incumplimiento del Gobierno de que se tengan dos cánones de potencia -doble tarifa de riego- para las épocas de riego y otro para aquellas en las que no se riega. Es gravoso el coste de la potencia porque es alto aunque no se riegue” añaden desde ASAJA Castilla y León. La factura eléctrica ha subido en este caso entre el 20% y el 30% de media.

Costes al alza en ganadería

Los costes energéticos -electricidad, gasóleo y gas- también impactan en la ganadería. El vacuno de leche es uno de los más afectados por este incremento, especialmente el de la electricidad, cuyo consumo es clave en la sala de ordeño y en los tanques de refrigeración ante la necesidad de enfriar la leche a tres o cuatro grados frente a los 40 grados centígrados a los que se extrae.

“Si antes se pagaban 500 euros, ahora son 1.000, mientras el precio de la leche no llega a 34 céntimos”, afirma Román Santalla, responsable de ganadería de UPA. Charo Arredondo, responsable de lácteo y vacuno de COAG y ganadera, explica que “ordeña dos horas por la mañana y dos por la tarde y tiene que enfriar la leche en el tanque de refrigeración, que consume luz y sigue funcionando a una temperatura de tres grados hasta que se recoge la leche, y luego hay que lavar todo el equipo durante una hora por la mañana y otra por la tarde con agua caliente casi hirviendo. Se necesita potencia para que todo esto funcione. Se nota a fin de mes que no se cubren los costes, que han subido más de un 30%”, porcentaje que prevén que haya podido elevarse ya hasta el 50% con la subida semana tras semana de los precios.

El ganado vacuno en estabulación tampoco se escapa de esta escalada de costes, sobre todo, en cebaderos y granjas intensivas. En el sector avícola, Eloy Ureña, responsable sectorial de COAG, apunta que “la luz sube el doble en relación a meses anteriores, pero incluso con las placas solares”, aunque el incremento del coste energético es menor. En este sector, se estaba pagando el año pasado una factura de 600 euros por el gasto de electricidad, mientras que ahora, se están abonando 1.200 euros mensuales. En instalaciones con placas solares, antes se abonaban 1.000 euros y, en el mes de agosto, se han pagado 2.000 euros” para granjas con 60.000 pollos. “La energía solar no es eficiente a estos precios. Lo que te ahorras de luz de día, lo pagas de noche”.

Es un gasto del que no se puede prescindir porque, “con el pollo de 40 días, los extractores tienen que funcionar sí o sí y, además, si hace calor, tienen que estar más rato enchufados. No puedo cortar el ventilador porque tendría bajas o se morirían”, incide Eloy Urueña. A esto se suma también la luz de noche en algunas explotaciones, que no tienen luz natural.

La subida del precio de la electricidad, gas y gasóleo también “afectan en su conjunto” a las explotaciones de porcino, asevera Jaume Bernis, de COAG, sobre todo, para calefacción en las parideras y zona de destete y en ventiladores para el verano. En este tipo de granjas, la factura energética ha subido en torno a un 30%.

“El coste de hacer un kilo de carne está en 1,12 céntimos. De esta cantidad, el 80% se corresponde con pienso -se ha producido también una subida del 20%-, entre el 12% y 15% es energía -carburantes y electricidad- y el resto son mano de obra y todos los gastos directos de la explotación. En la energía se nos va un pico importante”, apunta Jaume Bernis, quien expone que este aumento de los precios llega en un momento complicado para el sector por la caída de exportaciones a China y “ya estamos bajo costes”.

La subida del gasóleo agrícola afecta prácticamente a todos los sectores porque en cualquiera de ellos se emplea maquinaria agrícola para tractores u otras funciones relacionadas con las cubas de purín. El incremento ha sido del 25%, ya que entre marzo y septiembre de este año el precio del gasóleo B osciló entre los 0,46 euros y 0,54 euros el litro, pagando ahora los agricultores entre 0,60 y 0,69 euros el litro, aunque la escalada continúa y se producen picos de casi un euro el litro. “Si antes gastábamos 1.000 euros, ahora es el doble”, apunta Román Santalla, responsable de ganadería de UPA. Llenar un depósito de un tractor medio (300 litros), cuesta ahora 45 euros más que el año pasado. Tomando como referencia un consumo medio de 10.000 litros anuales de combustible, cada agricultor se estima que tendrá un sobrecoste de 1.500 euros por explotación y año.