Clara Espinosa Ruiz, presidenta del Consejo Regulador de la DOP Aceite de La Rioja: “La aceituna redondilla es autóctona y hace único al aceite de La Rioja”

Tras diez años en el Consejo Regulador de la DOP Aceite de La Rioja, en junio su padre la cedió su sillón, una responsabilidad que Clara Espinosa Ruiz asumió con doble valentía, ya que, además de representar a la empresa familiar en este organismo, ha tomado el timón del mismo convirtiéndose en su nueva presidenta. Su juventud no la ha achantado al ponerse a los mandos de esta DOP que fue reconocida en 2004 y que agrupa a 700 olivicultores, 14 almazaras y 74 marcas de comercialización de una tierra riojana en la, afirma Clara, “sí que hay cada vez más cultura del aceite”, pero en la que “todavía cuesta asociarlo a un sello de calidad”.

Avanzar en ese sentido es, sin duda, uno de los principales retos a los que se enfrenta en este mandato de cinco años y que afronta “con gran ilusión”, dispuesta a aprender y con la idea de mantener la línea de trabajo iniciada por su predecesor, basada en “formación, investigación y comunicación”. De estos tres pilares dependen, en buena medida, el crecimiento y conocimiento fuera de la Comunidad, de un cultivo olivarero que, como recuerda Clara, siempre ha ido de la mano de su hermano mayor y gran estandarte de La Rioja, el de la vid, pero que también tiene tras de sí “muchos siglos de historia y un gran arraigo” en esta tierra. La producción oleica riojana está ligada, eso sí, “en buena parte al autoconsumo”, si bien viene experimentado un ascenso vertiginoso -sirva como ejemplo el paso de 2.945 hectáreas de olivares en 2000, a 5.971 en 2014-. De la extensión actual, 1.300 hectáreas son las que producen la materia prima que luego se transforma en “unos 500.000 litros de media anual” de aceite virgen extra amparado.

Distintas son las variedades de aceituna que se desarrollan en La Rioja, si bien desde la Denominación se intenta “promover el cultivo de la redondilla” porque, enfatiza la joven presidenta de su Consejo Regulador, “es autóctona, exclusiva de La Rioja, y la que da, por tanto, unos aceites únicos y además excepcionales”. De ese oro líquido amarillo con sello de calidad, destaca como principales señas de identidad su “ligero amargor y picor en paladar”, así como su carácter “saludable”, ya que contiene unos niveles de ácido oleico superiores a la media en aceites de similares características. En apenas unos días arrancará la recogida de la aceituna, una campaña que “se presenta buena” y que “se prolongará hasta principios de diciembre”. En lo referente a la empresa de esta joven asistente de Dirección en Bodegas y Viñedos Señorío de Librares, afectará a “ocho hectáreas” localizadas en Villar de Arnedo, que han ido aumentado sus plantaciones de olivo en los últimos años como apuesta de la cuarta generación que toma las riendas de esta bodega familiar.