De la granja a la farmacia

No todo es alimentación. La producción ganadera es básica también para muchos medicamentos esenciales. Heparina, pancreatina o surfactante son algunos ejemplos

Aparte del aspecto nutricional, en el que hay tendencias o modas, tenemos que tener cuidado con esto de la producción ganadera porque hay medicamentos de origen animal que son difícilmente sustituibles por otros que tengan su mismo perfil de seguridad, calidad y disponibilidad. Simplemente es lanzar una alerta porque a lo mejor el sector no está considerando esto para ponerse en valor, pero es muy importante”. Quien afirma esto es Javier Velasco-Álvarez, director de Calidad e I+D de Bioibérica, el principal productor del mundo del principio activo de la heparina, el anticoagulante que anualmente salva la vida a 100 millones de personas en todo el mundo.

La compañía catalana pone en el mercado 20 millones anualmente que formula con restos de cerdos. La heparina es uno de los medicamentos calificados como “esenciales” por la Organización Mundial de la Salud, una consideración que ha cobrado especial importancia durante el coronavirus, una pandemia que ha desatado la alerta en muchos países occidentales al descubrir los riesgos que comporta no tener una producción próxima de componentes básicos para la elaboración de medicamentos para salud humana. El uso terapéutico de este anticoagulante, según las investigaciones, ha reducido de forma considerable la mortalidad en pacientes que ingresaban con complicaciones respiratorios por el coronavirus.

La heparina se extrae a partir de la mucosa intestinal porcina y hoy por hoy no hay una alternativa clara a su producción de origen animal, explica Javier Velasco. Su capacidad anticoagulante no solo se utiliza para problemas tan graves como la trombosis venosa profunda; el ictus, la embolia pulmonar y arterial o el infarto de miocardio. También es vital para millones de enfermos renales en todo el mundo ya que es imprescindible que recubra todos los equipos de diálisis para evitar que la sangre se coagule en los conductos.

La importancia que la producción porcina tiene para la elaboración de este medicamento queda reflejado en los problemas de suministro que muchas empresas que se aprovisionaban en China tuvieron tras declararse la Peste Porcina Africana en aquel país, que obligó a sacrificar y a diezmar la cabaña ganadera. No fue el caso del líder mundial. Bioibérica, que como proveedor global, dispone de plantas en América, Alemania, Italia o Polonia, donde obtienen la materia prima de los mataderos y tras un proceso de concentración y purificación se envía a Barcelona para obtener el producto final.

La lista de los medicamentos de origen animal es larga. Uno de los más conocidos ha sido la insulina, aunque ahora prácticamente la mayoría se produce con base biotecnológica. Hay otros fármacos, sin embargo, que siguen dependiendo de la producción ganadera. Es el caso de la pancreatina, que se obtiene del páncreas de los cerdos o de las vacas, y que permite la supervivencia de enfermos que tienen problemas para sintetizar las enzimas necesarias para descomponer las grasas, proteínas y carbohidratos. Está indicado tras la cirugía de Whipple -extirpación de un tumor de páncreas-, la pancreatectomía total -la extirpación de todo el páncreas-, bloqueo o estrechamiento del conducto pancreático o del conducto biliar o tumores pancreáticos o del duodeno.

Otro de los medicamentos catalogados como esenciales por la OMS es el surfactante, que se obtiene de los pulmones de cerdos y vacas y que se utiliza para tratar y prevenir el síndrome de dificultad respiratoria en bebés recién nacidos.

“Unos siempre han estado ahí y otros están volviendo”, asegura Javier Velasco. Se refiere a un extracto de tiroides que tras su desarrollo inicial fue sustituido por hormonas químicas. En Estados Unidos han decidido volver al origen animal porque es una mezcla más compleja y tiene ventajas para algunos pacientes. “Gracias a las técnicas analíticas ahora se puede asegurar mejor una calidad y trazabilidad que hace 30 ó 40 años era más difícil de certificar en un producto de origen animal. Ahora se tiene además una producción ganadera continua”, asegura el responsable de I+D de la compañía catalana.

La relación entre producción ganadera y medicamentos es algo cotidiano. Las mismas cápsulas en las que se dispensan muchos productos farmacéuticos son gelatinas que se obtienen del colágeno presente en la piel o articulaciones de los animales.

Tradicional en la producción de muchas vacunas es el cultivo en huevos de los virus atenuados que luego nos inoculan para inmunizarnos ya que es un medio muy rico que permite producir mucha cantidad.

Vacuna viene de vaca

Quizá aquí además habría que recurrir a una de las curiosidades más desconocidas de la historia de las vacunas es que su origen etimológico es vaca. Fue Pasteur quien propuso este vocablo para rendir homenaje a Edward Jenner y procede de vacca, que no es sino el término latino del bóvido por excelencia. Jenner se dio cuenta en el siglo XVIII de que las ganaderas en contacto con las vacas adquirían una forma debilitada de la viruela y que, posteriormente, quedaban protegidas frente a la vertiente humana, que era mucho más peligrosa y mortal. A partir de ahí, comenzó a inocularse en humanos.

El ácido hialurónico en las crestas de gallo

La lista de fármacos con origen animal parece interminable y de hecho Biobérica continúa en el desarrollo de nuevos productos que Javier Velasco mantiene en secreto. El mismo origen de la compañía hace 46 años para producir heparina se aprovechó de la gran producción porcina de nuestro país.

Pero Bioibérica representa, además, uno de los ejemplos más contundentes del potencial de la bioeconomía circular. Sus fundadores fueron precursores en desarrollar una nueva forma de optimizar los recursos que ahora se ha convertido en una de las recetas para salvar el Planeta de la sobreexplotación de recursos.

“El motor de la compañía fue la heparina y, aunque también ahora sigue siéndolo, tenemos muchas más cosas porque los que generábamos en la elaboración de productos de altísimo valor no los consideramos residuos, sino coproductos. La familia fundadora siempre decía que todo lo que saliese tenía que salir con una etiqueta y con un precio y valor. Se han dedicado muchos esfuerzos, tanto en I+D como en el área industrial, para conseguir que prácticamente todo lo que entra tiene que salir valorizado”, asegura Velasco.

El centro de Barcelona de Bioibérica es una auténtica “biorrefinería que sorprende a los que la visitan. De ella salen multitud de productos “con aplicaciones comerciales probadas, no son proyectos de I+D”, explica Javier Velasco, quien recientemente participaba en un encuentro de empresas que triunfan en la bioeconomía circular organizado por Cajamar. Su propuesta para “poner en valor” las otras aplicaciones de la cría de animales resultó un toque de atención esperanzador para un sector ganadero que se siente cuestionado.

A nivel farmacológico, a la larga lista de productos de la compañía de origen animal se suma el condroitín sulfato, un compuesto que se obtiene a partir de la tráquea bovina y que se usa para la artritis, o el ácido hialurónico, tan de moda, que aprovechan de las crestas de gallo, aunque también en este caso hay opciones biotecnológicas.

Más allá, también extraen del cerdo productos como bioestimulantes para los cultivos. También los animales de granja hacen posibles soluciones para la lucha biológica contra las plagas en los cultivos, otro de los grandes frentes para incrementar la sostenibilidad medioambiental de la agricultura y proteger al Planeta.