La Ley de la Cadena Alimentaria sigue sin ser efectiva en el vacuno de leche
Más de un año después de la modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria que obliga a garantizar el pago de los costes de producción en los contratos, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sigue sin hacer oficial el informe sobre el que referenciar el precio de la leche para que los ganaderos tengan asegurada la rentabilidad de su actividad. Tras varios incumplimientos, el departamento que dirige Luis Planas anuncia ahora que lo publicará “en breve”, aunque llegará tarde para que el sector pueda utilizarlo como escudo ante una subida de precios de las materias primas que amenaza con desatar una nueva crisis.
El galopante incremento desde octubre de las cotizaciones del maíz y la soja, los dos principales componentes en la elaboración de piensos, ha disparado en tres céntimos el coste de producir un litro de leche, lo que eleva el diferencial negativo que ya se arrastraba. La situación amenaza con acentuar la alarmante tendencia de cierre de explotaciones, unas 700 al año, que se viene registrando durante la última década en un país que es deficitario en este producto.
Los ganaderos reconocen la desmoralización que vive un sector que además es uno de los más perjudicados por la reforma de los derechos de las ayudas de la PAC que ha puesto en marcha el Ministerio y que tan cuestionada está siendo por Comunidades autónomas y organizaciones agrarias. La convergencia acelerada de Planas mermará aún más la rentabilidad de un sector que sigue en pérdidas.
El retraso efectivo en la aplicación de la Ley de la Cadena Alimentaria es otra muestra más de la precipitación con la que el Ministerio acometió una reforma legal que sólo pretendía neutralizar las justas movilizaciones del sector primario a principios del pasado año. A su incapacidad para resolver los problemas de precios, se suman las advertencias de muchos sectores de los perjuicios que causará y que ya, en casos como el de los plazos de pago del aceite de oliva, ha obligado al Gobierno a rectificar.
La supervivencia del sector primario pasa por garantizar su rentabilidad, pero la complejidad que ello requiere no puede ser sustituida por golpes efectistas y huidas hacia adelante. El problema de la leche, como el de tantos otros productos agroalimentarios, sigue a la espera de que el Gobierno decida acometer las reformas necesarias atendiendo a los intereses de todos los eslabones de la cadena y de acuerdo a las leyes del mercado. De lo contrario, los problemas de los productores seguirán amenazando la supervivencia del sector.