Konstantin Kretschun, director de la División de Soluciones Agrícolas de BASF en España: “Los próximos años van a ser decisivos para el sector agrario y el cambio va a ser espectacular”

La experiencia en digitalización de Konstantin Kretschum, director de Servicios Agricolas de BASF en España, deja clara la importancia que la multinacional da a esta tecnología en un modelo agrícola rentable y sostenible. Kretschum lo tiene claro: “Sin ella va a ser imposible dar respuesta a las expectativas de la sociedad”

Konstantin Kretschun es desde el pasado mes de enero director de la División de Soluciones Agrícolas de Basf en España y miembro del Comité de Dirección del Grupo en Iberia. Experto en negocios y relaciones internacionales, ha dedicado casi toda su carrera profesional a coordinar y gestionar proyectos de la compañía en Estados Unidos, Hong Kong y Alemania, y lideró la estrategia de marketing para diferentes cultivos en Rusia. Su último cargo en la compañía ha sido como responsable de la División de Soluciones Digitales para la Agricultura en EMEA, dedicándose a sentar las bases y desarrollar la estrategia digital. Licenciado en Administración de Empresas con Especialidad en Estrategia e Innovación por la Ludwig-Maximilian-Universität (LMU) de Munich, cuenta con un máster en Gestión Internacional de ESCP Europe Business School.

¿Cómo puede cambiar el sector primario con los nuevos avances en tecnologías de la información?

El gran desafío de este siglo va a ser alimentar a más de 9.000 millones de personas de manera sostenible. Es decir, la agricultura va a tener que ser mucho más eficiente: necesitamos poder producir más con la tierra que ya destinamos a la agricultura, porque para poder preservar la biodiversidad es clave proteger las áreas naturales, que es donde reside realmente. Esto es, claramente, todo un reto y la tecnología va a ser un elemento fundamental para conseguir estos objetivos: los sensores, los sistemas digitalizados de toma de decisiones y las apps para el sector van a cambiar el paradigma de la agricultura tradicional. En primer lugar, la digitalización va a permitir identificar o prever de forma más rápida, precisa y remota los problemas que se pueden originar en el campo. Imaginemos por ejemplo que tenemos una plaga que está empezando a extenderse dentro de una parcela. Con una foto de la planta afectada una aplicación nos indicará en tiempo real a qué enfermedad nos estamos enfrentando y cuál es el tratamiento a realizar. O bien, con el uso de satélites, podremos identificar de forma completamente remota la extensión de la plaga en la parcela, pasar estos datos a la maquinaria agrícola que, dotada de sensores, tratará de forma selectiva las plantas afectadas por la enfermedad. De esta manera conseguiremos reducir considerablemente las pérdidas, garantizar cosechas mucho más productivas y emplear menos recursos para conseguir este objetivo. Hoy en día ya existen y se emplean los llamados DSS (Decision support system), que representan un elemento clave de la nueva revolución en la agricultura. Este sofisticado sistema permite a los agricultores elaborar estrategias de cultivo personalizadas que les indican desde la mejor semilla a usar en su explotación, hasta cuáles son los productos a aplicar. Esto les garantiza la sanidad del cultivo, su rentabilidad y sostenibilidad, además del cumplimiento tanto de los requerimientos legales como los de las cadenas de distribución alimentaria. Estos sistemas, además, en un futuro muy cercano, estarán cada vez más conectados con la maquinaria agrícola. ¿Te imaginas la posibilidad de trabajar en un campo incluso sin necesidad de que el agricultor esté presente? Todas estas innovaciones crearán un mercado enorme para los servicios digitales mejorando la eficiencia de la producción y revolucionando el papel de los agricultores. Así vemos la agricultura en el futuro y, desde BASF, queremos contribuir proactivamente a dar forma a este cambio.

¿En cuanto a innovación, qué aplicaciones destacaría para la agricultura?

Actualmente el consumidor busca productos agrícolas producidos de forma sostenible, sabrosos y que además tengan buen aspecto. Cada vez somos más exigentes y queremos productos perfectos. Para conseguir esto debemos desarrollar productos para la sanidad de los cultivos que nos permitan mantener e incluso incrementar la productividad, pero que al mismo tiempo sean respetuosos con el medioambiente. Nuestro compromiso es encontrar el equilibrio entre el éxito de los agricultores, la agricultura y los intereses de las generaciones futuras. Este equilibrio es lo que nos llevará a una agricultura sostenible. Desde BASF disponemos de varios sistemas digitalizados que ayudan al agricultor a tomar decisiones gracias a las elaboraciones de datos recogidos en su campo. Por ejemplo, con Agrigenio Vite el viticultor, mediante estaciones meteorológicas en el campo y diversas otras fuentes de información remotas, recopila datos complejos de manera continua de varios parámetros de los viñedos, los elabora y proporciona alertas en tiempo real y un claro asesoramiento operativo sobre intervenciones a realizar en campo. El sistema utiliza una predicción climática a una semana vista para poder administrar el balance hídrico o para alertar de heladas y altas temperaturas que perjudiquen la cosecha. Y esto es solo un ejemplo de lo que puede hacer. Tiene muchas más aplicaciones. Por otro lado, Xarvio Field Manager es una herramienta digital líder en el sector que proporciona información detallada del cultivo en un campo específico, desde mapas de biomasa basados en el análisis e interpretación de datos provenientes de satélites, hasta mapas históricos de la zona basados en los últimos 15 años. Además, proporciona información sobre el rendimiento, la fertilización, la protección, la siembra y el suelo. Tenemos que pensar que los próximos años van a ser decisivos para el sector y el cambio va a ser espectacular. No solo en los medios utilizados, sino en los resultados que se van a obtener. Sin la digitalización va a ser imposible cumplir con las expectativas de la sociedad y de las instituciones y superar el reto de alimentar a la población mundial.

En un contexto de ciencia ficción, imagine cómo va a ser el agro y el trabajo en el campo del futuro.

La ciencia ficción está ocurriendo ahora. La implementación de todos estos sistemas en el sector va a ser lo más complicado, porque a pesar de que cada vez está más modernizado, sigue siendo un ámbito muy analógico y tradicional. Sin embargo, dentro de 10-20 años la agricultura estará guiada completamente por una demanda orientada a obtener comida saludable. Esto significa que los consumidores serán capaces, cada vez más, de influenciar la oferta de hortalizas, frutas y pan, por ejemplo, y la cadena de distribución alimentaria se organizará para satisfacer de forma eficiente esta demanda, tanto a nivel regional, como nacional y global. En este contexto cada hectárea de tierra agrícola estará destinada a la producción de un cultivo específico, en una cantidad determinada y dentro de una ventana de tiempo definida. Teniendo en cuenta esto, los agricultores empezarán a adoptar sistemas de gestión basados en la elaboración de datos relacionados con sus fincas, la forma más inteligente de producir. Gracias a la disponibilidad de estos datos a largo plazo y a la posibilidad de analizarlos y combinarlos, la fiabilidad de las previsiones meteorológicas, así como de las incidencias de plagas e infecciones o de otros factores que pueden afectar a la producción será prácticamente del 100%. Las maquinarias agrícolas y robots llevarán a cabo el trabajo de campo de forma muy eficiente y conseguirán las máximas cosechas posibles teniendo en cuenta el respeto de la biodiversidad del medio y su capacidad de seguir alimentando el planeta en el futuro. Llegará el momento en que el rol de un agricultor será el de gestionar la demanda de alimentos a nivel global. Sin embargo, este escenario pertenece a un futuro todavía lejano y puede que además sea de ciencia ficción.

¿Qué puede aportar BASF en selección de semillas, de productos a sembrar y en productos para maximizar las cosechas minimizando los riesgos?

Para 2030 más de 30 importantes proyectos de I+D se convertirán en una oferta de nuevas semillas y productos para la protección de los cultivos de última generación. Las nuevas variedades de semillas de BASF ayudan a producir eficientemente alimentos suficientes y asequibles respetando el medioambiente y la biodiversidad. Por ejemplo, las últimas variedades de semillas de espinacas de la compañía son resistentes al mildiu, una de las enfermedades fúngicas más dañinas. Estas semillas permiten evitar la pérdida de la cosecha, se pueden emplear en cualquier momento de la campaña y representan un volumen de mercado significativo en el segmento de las espinacas orgánicas frescas. Estas características brindan un valor añadido a los agricultores, procesadores, distribuidores/puntos de ventas y consumidores. También seguimos invirtiendo en el desarrollo de innovadores productos para la protección de los cultivos, como Revysol, una nueva materia activa fungicida que vamos a lanzar en España en 2022, capaz de controlar de manera espectacular las enfermedades más dañinas de los cereales. Revysol además tiene un perfil regulatorio tan favorable, que se puede definir “verde”, lo que nos ha permitido obtener su registro en tiempos récord.

¿Qué le parece la Estrategia de la Granja a la Mesa y Biodiversidad 2030? ¿Limita herramientas clave para la agricultura?

Desde BASF compartimos el objetivo general de las dos estrategias, en lograr una agricultura más sostenible en todos los ámbitos, un sistema de producción de alimentos aún más resiliente y promover la biodiversidad a nivel europeo. Sin embargo, consideramos que hay muchos aspectos a definir todavía, sobre todo creemos que es necesaria una evaluación del impacto relacionado con la consecución de los objetivos propuestos y echamos en falta una apuesta clara y legislativa por la innovación y la tecnología. Es fundamental que las indicaciones a seguir tengan una base científica sólida para asegurar que se puedan implementar de la forma correcta y teniendo en cuenta todas las implicaciones. Nuestra estrategia está alineada con los objetivos de la UE y queremos contribuir a incrementar la sostenibilidad de la agricultura a través de la innovación aplicada tanto a los productos para la protección de los cultivos, así como a las herramientas digitales y otras soluciones. Creemos realmente que este camino que marca la estrategia de la UE es una gran oportunidad para que todos los que operamos en y para la agricultura, a lo largo de toda la cadena de valor, trabajemos conjuntamente para encontrar soluciones comunes y perseguirlas con más fuerza.

Las empresas de sanidad vegetal apuestan cada vez más por productos biológicos. ¿Está también apostando su compañía por este segmento?

Absolutamente. Recientemente BASF ha comunicado el lanzamiento de un innovador fungicida biológico eficaz en el control de una amplia gama de enfermedades del suelo y foliares, especial para hortícolas, plantas ornamentales y césped. Este es un proyecto en colaboración con AgBiome y en EEUU el producto se comercializa bajo la marca Howler. Este es el ejemplo más reciente, sin embargo, en nuestra compañía llevamos tiempo ofreciendo al mercado más que meros productos para la protección de los cultivos, sino más bien soluciones integradas para la sanidad vegetal. Ofrecemos programas de tratamientos que incluyen los productos para la protección de los cultivos de síntesis química y los productos de origen biológico, con el firme compromiso de trasladar al mercado un nuevo modelo de producción más sostenible que facilite a nuestros agricultores herramientas para una protección equilibrada.