El Trasvase Tajo-Segura es un tema de Estado

En nuestra joven, pero muy consolidada democracia española, lo que ya nadie cuestiona es que los grandes temas de Estado requieren de grandes mayorías que las apoyen, les den estabilidad y que impliquen a todos los agentes que intervienen. Es lo que llamamos consensos. Pero, lamentablemente, no siempre es así. Existen cuestiones con gran repercusión económica y social, como es el Trasvase Tajo-Segura, a las que nuestros dirigentes no están aplicando estos principios.

El Trasvase Tajo-Segura es una infraestructura vertebradora, necesaria, eficaz y sostenible. Y como representante de los regantes no puedo dejar de reclamar de manera contundente al Gobierno para que se no tomen decisiones por intereses políticos o territoriales, sino que se busquen los grandes acuerdos y consensos necesarios y se atiendan a criterios técnicos. Nada más.

El agua que llega a través del Trasvase es imprescindible para el desarrollo económico y social de todo el Levante y una pieza fundamental para el conjunto del país. Por un lado, es la base que permite desarrollar una agricultura que es ejemplo en todo el mundo y gran palanca de nuestras exportaciones, tanto por la calidad de las frutas y hortalizas, como por los avances en materia de riego y control de los cultivos. Pero no se queda solo ahí. Esta actividad tiene un efecto multiplicador en otros sectores de la economía. Para valorar la relevancia que el sector agroalimentario tiene para nuestro país, hay que considerar no solo una contribución de un 6% sobre el PIB, sino lo que aporta a la industria de comercialización y transformación agroalimentaria.

Con ellos, se completa el proceso de llevar lo que cultivamos desde el campo a la mesa del consumidor e integra sectores de transporte y logística o de servicios que se basan en el desarrollo agrícola y en la demanda que existe en todo el mundo de los productos que salen de los cultivos que se riegan con agua del Trasvase.

He destacado siempre el carácter estratégico de nuestro sector, pero es conveniente que hagamos un repaso:

1-España tiene una ventaja competitiva, por las condiciones de sol y temperatura, para desarrollar la agricultura frente a otros países.

2-El sector agrícola contribuye de forma positiva al saldo de la balanza comercial por su elevado potencial exportador.

3-La agricultura favorece el desarrollo de numerosas industrias asociadas que proporcionan al sector agroalimentario en su conjunto los bienes y servicios necesarios para su actividad: incluyendo maquinaria, productos fitosanitarios, transporte, envases, equipos de procesado de alimentos en aséptico, autoclaves, etc.

4-El empuje de la agricultura ha permitido que muchas de ellas sean hoy destacadas abastecedoras de know-how en el ámbito internacional.

5-Influye en el desarrollo y comercialización de avances para mejorar la gestión de los recursos hídricos, favoreciendo una agricultura altamente tecnificada.

6-El desarrollo agrícola es la mejor herramienta para combatir la despoblación de las zonas rurales.

Todo ello tiene como base el agua del Trasvase Tajo-Segura. Por eso, solicitar consensos, como apuntaba al principio, está más que fundamentado por datos estadísticos que son públicos y que demuestran que la agricultura tiene un gran impacto por sí misma, pero que se encuentra estrechamente entrelazada con otros sectores como el industrial, el químico o el tecnológico sobre los que tiene un extraordinario efecto de arrastre.

Pero es que, además, está en la base de la pirámide de nuestro desarrollo social. Es imprescindible para entender nuestro país y contribuye al soporte de más de 100.000 familias que dependen directamente de que el agua siga llegando al Levante.

Cuando pido consenso y estar presente en cualquier mesa de negociación, antes de imponer cualquier decisión, es también por esto: por el empleo que se genera. Y voy a más. En los cálculos que hagamos sobre el impacto económico, no podemos olvidar el consumo de todas esas personas que dependen directamente de las actividades vinculadas al trasvase.

Así, por ejemplo, en una zona donde la principal actividad económica sea la agricultura, cabe esperar que una parte significativa del consumo de sus hogares se financie con rentas provenientes de dicha actividad y que, en consecuencia, los comercios y las dotaciones de servicios privados y públicos en última instancia dependan en buena medida de la agricultura.

En consecuencia, cuando el sector a través del Sindicato Central de Regantes del Tajo-Segura está reclamando que no se proceda de manera unilateral a cambios en las reglas del juego, no solo se está defendiendo la economía de una zona, sino la de todo el país, así como la capacidad exportadora española, por la contribución positiva que la actividad agrícola tiene en una balanza comercial habitualmente deficitaria: con el agua del Trasvase se producen más de la mitad de algunas variedades de las frutas y hortalizas que España vende fuera de sus fronteras.

El desarrollo requiere de certidumbres y tener en cuenta todos los puntos de vista. Por eso, vamos a seguir peleando donde sea necesario para que no se modifiquen las reglas de explotación porque el proyecto planteado no se sostiene por criterios técnicos, no va a cambiar de forma significativa la realidad del Tajo, pero supone un gran golpe para el campo murciano, alicantino y almeriense que no tiene otra alternativa para el riego. Estamos a tiempo, volvamos a los consensos y tratemos este tema desde una perspectiva más amplia y como lo que es: un asunto de Estado.