Cultivos que se monitorizan como a los atletas de alto rendimiento

El análisis a gran escala de datos obtenidos a través de sensores y de satélites abren un universo de posibilidades para la toma de decisiones en el campo

Bajo el título Innovación en el campo hoy: de la intuición al conocimiento, Banco Sabadell abordó en un webinar, en colaboración con Vodafone y la compañía de tecnología espacial Maxar, las nuevas herramientas que sitúan a la agricultura ante un cambio disruptivo.

El internet de las cosas gracias a sensores de larga vida interoperables, la ciencia de datos, el análisis geoespacial a gran escala o la visión artificial ponen ya al alcance de las manos de los agricultores instrumentos de fácil manejo escalables a explotaciones de cualquier tamaño y de rápido retorno económico. Conocer con la precisión de un electrocardiograma el estado de salud de los cultivos a los que se monitoriza como a los atletas de alto rendimiento, disponer de una máquina del tiempo del campo para viajar 20 años atrás o saber el estado de maduración para elegir el momento de la cosecha, equipara ya a la agricultura con la Industria 4.0.

Para el director de Negocio Agro de Banco Sabadell, José Antonio Morante, “nos encontramos ante una tormenta perfecta para la innovación porque el sector ha demostrado una resiliencia absoluta durante la pandemia, hay conocimiento y avances científicos y, además, hay dinero”, en referencia a los 70.000 millones que recibirá nuestro país con los Fondos Next Generation.

En un contexto de incremento de la población mundial, recursos naturales finitos y consumidores más exigentes y concienciados “debemos pararnos a pensar si lo que estábamos haciendo sigue siendo válido y si está en nuestras manos innovar para diferenciarnos”, añadió el directivo de una entidad financiera que “lo que está buscando son esos proyectos en los que un agricultor o ganadero dice voy a cambiar para hacerme mejor”.

Laura Molist, directora territorial de Vodafone para Aragón y Cataluña, subrayó la importancia de aprovechar las nuevas tecnologías para progresar “innovando” y garantizar la sostenibilidad económica y medioambiental. “Nos encaminamos hacia un campo cada vez más inteligente y sostenible. Pero reconvertir sectores tradicionales en sectores de vanguardia implica que seamos compañeros de viaje”.

Entre los proyectos destacados en los que ha participado la compañía de telecomunicaciones están la sensorización de bodegas, cursos asistidos de podas de frutales con 5G o la “Montanera Life”, la retransmisión en vivo de la crianza en libertad del cerdo ibérico.

Alberto López, director Global de Desarrollo de Negocio de Tecnología e innovación de Maxar, fue el encargado de realizar un exhaustivo repaso del estado de la tecnología para “desde el cielo a la raíz de la planta monitorizar y acompañar los cultivos y hacer predicciones para tomar decisiones que nos hagan más eficientes”.

El viaje empieza por los sensores en los cultivos que, combinados con imágenes de satélite multiespectrales de alta resolución capturadas durante todo el ciclo vegetativo de la cosecha, permiten medir factores ambientales claves como la humedad, la temperatura, la conductividad del suelo y la absorción de agua, así como el vigor y la salud de las propias plantas.

“Vamos a poder gestionar lo que está pasando en tiempo real. Estamos hablando de sensórica de última generación y cámaras de visión artificial que nos permiten, por ejemplo, el conteo de frutos para determinar cuál es el momento óptimo para la cosecha”, explicó Alberto López.

En el ámbito satelital, al final de este año vamos a poder estar revisitando 15 veces al día cada punto de la Tierra con una resolución de 30 centímetros. “Una información que no se tira, sino que se procesa y podemos ir 20 años hacia atrás. Podemos tener una máquina del tiempo digital en la que comparar cómo se han comportado nuestras tierras a largo plazo. Podemos llegar a nivel de mata, de surco, y detectar cambios en tiempo real, ver más que el ojo humano e, igual que las mariposas, ver bandas en la que detectamos si se está produciendo estrés hídrico, realizando mayor o menor fotosintética o conocer el índice vegetativo”, añadió.

Entre un 0,5% y un 1,5% del retorno

A toda esta información se incorpora también la que aportan no solo la AEMAT, sino la que ofrecen los 98 satélites que generan predicciones meteorológicas a nivel de un kilómetro. “Eso nos lleva a que podemos ver la temperatura del suelo, la humedad relativa o la evapotranspiración real para regular el riego”.

En total, se generan más de 30 índices biofísicos y bioquímicos que suponen “hacer un electrocardiograma a las plantas. Y como a los atletas de elite estás monitorizando su comportamiento”.

“Todos estos productos de valor añadido permiten hacer estimaciones de rendimiento, de biomasa, anticipar el control de enfermedades o plagas o programar riegos y fertilizaciones. Eso se traduce en minimizar los costes de producción y maximizar la producción con ahorros de un 10% en consumo de agua, nitratos o fitosanitarios”.

Una tecnología que está al alcance de la mano de cualquier agricultor, independientemente de la superficie. “Uno de los esfuerzos que hemos hechos es fijar unos precios ligado a la hectárea, de modo que cada agricultor no va a dedicar más de un 0,5% o un 1,5% de su retorno en estas soluciones. Al conseguir ahorros de un 10%, en el primer año puedes rentabilizar la inversión. El agricultor va a hacer suscripciones a herramientas en la nube por lo que pagas por lo que estás utilizando”. A eso se une reducciones de hasta el 60% del riesgo de que puedas tener un siniestro, “con lo que estás consiguiendo que el coste del seguro esté directamente amortizado”.

La digitalización ofrece ya nuevas posibilidades para los agricultores: “Tenemos clientes que no sólo van a suscribir sus propios cultivos, sino zonas donde les interesa comprar, invertir, subcontratar producciones a otros o medir a la competencia. La información es poder” afirmó Alberto Pérez.