Buenas prácticas agrícolas: ajuste óptimo de los equipos de aplicación

Para garantizar un buen uso de los equipos de aplicación, tanto en términos de efectividad como de seguridad, hay que prestar atención a su ajuste óptimo

Como sabes, el uso y mantenimiento adecuado de tus equipos de aplicación de productos fitosanitarios es un aspecto fundamental no solo para tu seguridad, sino también para ofrecer el mejor cuidado posible a tus cultivos.

Por eso, dentro de las recomendaciones fundamentales para garantizar un buen uso de tus equipos de aplicación que te ofrecemos en esta sección, hoy queremos avanzar un paso más en este sentido, profundizando en aquellas actuaciones que es conveniente tener en cuenta para realizar un ajuste óptimo de estos equipos, evitando fugas, taponamientos y cualquier otra incidencia que pueda afectar a su funcionalidad y seguridad.

Así, antes de proceder a la aplicación de tratamientos fitosanitarios en tus cultivos mediante el uso de pulverizadores de barras o atomizadores, desde AEPLA te recomendamos que lleves a cabo las siguientes actuaciones:

En primer lugar, con independencia del equipo de aplicación que tengas previsto emplear, será preciso que realices calibraciones regulares, empleando agua como elemento para evaluar su capacidad de pulverización y, al mismo tiempo, favorecer la limpieza de sus conductos internos.

En el caso de que tengas previsto utilizar pulverizadores de barras con boquillas convencionales, habituales para la aplicación de tratamientos fitosanitarios en cultivos bajos, será conveniente que tengas en cuenta que la velocidad de avance no debe ser superior a los 6 kilómetros por hora.

Del mismo modo, en el caso de que vayas a realizar una pulverización a una velocidad superior, será preferible optar por el uso de una boquilla gruesa -o boquilla de inyección de aire-, para mejorar su control y, de forma simultánea, reducir el riesgo de deriva.

Asimismo, debes tener presente que, salvo en casos muy excepcionales, no es conveniente que la barra se encuentre a una distancia del cultivo superior a los 50 centímetros, para conseguir así un enfoque óptimo del tratamiento aplicado.

Por otro lado, si empleas atomizadores para la aplicación de fitosanitarios, de uso frecuente en árboles frutales y en viñedo, la mejor forma de proceder a una adecuada calibración de tu equipo residirá en la elección del número y configuración de boquilla que mejor se ajusta a cada variedad cultivada.

De igual forma, será preciso que analices la dirección y velocidad del flujo de aire que realiza tu atomizador, para adaptarlo lo más posible al tamaño y morfología del cultivo sobre el que se aplicará el tratamiento fitosanitario, favoreciendo así su efectividad y reduciendo las posibles pérdidas ocasionadas por una deriva incontrolada.