España, un referente mundial en investigación genética vegetal

La Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) y la empresa Geslive cumplen 15 y 25 años. ANOVE, apenas agrupaba en su nacimiento a 20 de empresas, hoy integra a prácticamente la totalidad del sector, 58 compañías y centros públicos que desarrollan y mejoran nuevas variedades de plantas y semillas. Algunas de ellas son grandes compañías transnacionales, aunque la mayoría son pequeñas y medianas empresas, algunas de carácter familiar, con un “asombroso músculo exportador”. España ha logrado ser un referente mundial en investigación genética vegetal y esto nos hace sentirnos muy orgullosos del trabajo realizado durante estos años.

Aprovechando esta ocasión, unida a la celebración internacional del Año de las Frutas y Hortalizas, queremos hacer balance de estos dos sectores. España produce fruta para toda Europa, y si ponemos la vista en el pasado, lo primero que todos pensamos es que la fruta ha perdido sabor. Esto es así en parte, pero no por culpa de la ciencia, ni de la modificación de la fruta, sino de una simple lógica: si se tiene la suerte de tener la producción en la zona es posible permitirse comer fruta fresca y recién cogida del árbol. Pero esto no es posible cuando hay que enviarla a larga distancia y soportar un largo viaje, además de los días de exposición en el supermercado. En los últimos años hemos centrado nuestros programas de mejora en recuperar el sabor de una fruta madura como recién recogida del árbol, conseguir una fruta crocante y dura que aguante la distribución a lo largo de todo el canal comercial.

Otro logro es la larga vida en postcosecha que permite incluso el envío entre hemisferios. Esto hace que, aunque no nos demos cuenta, en el supermercado tengamos fruta todo el año y no sea necesario esperar a la temporada de producción. Destaca también como otro hito conseguido, el aumento de la productividad. El vigor híbrido que imprimimos a la mejora vegetal con los cruces interespecie proporciona plantas con mayor productividad y mejor resistencia a plagas y enfermedades. Estos avances además tienen un efecto muy positivo en la ecología del planeta ya que la tremenda eficiencia energética de estas plantas permite producir más kilos por hectárea y ocupar menos terreno agrícola, dejando espacio a bosques y otros usos del suelo. Permite a su vez ahorro en agua y fertilizantes. Estas nuevas variedades permiten producir ecológicamente, lo que se nota en los supermercados cada vez con mayor presencia de productos ecológicos y con precios más parecidos a los convencionales.

No menos importante es la mejora para la adaptación de las plantas al Cambio Climático. Estamos obteniendo plantas que tienen la capacidad de adaptarse mejor a los rigores climáticos, con inviernos cada vez menos fríos y primaveras más agresivas. Con ello contribuimos, aunque a veces esto pase desapercibido para la mayoría de la población, a la seguridad alimentaria, produciendo alimentos a pesar de las perturbaciones del clima que en otros tiempos han provocado grandes hambrunas.

Los obtentores trabajan también para hacer la fruta más atractiva en la forma y en su formato, adaptando los tamaños al consumo de las familias y mejorándolas a la vista. De esta forma, la fruta se ha convertido en un producto más fácil de introducir entre la población infantil, expandiendo sus beneficios a más porcentaje de la población en general.

Respecto a los cultivos hortícolas, en los últimos años en todos los cultivos, pero mucho más en hortícolas, hemos aprendido que debemos trabajar siempre de la mano del agricultor aportándole soluciones cada día. Destacan los logros en resistencias a virus, plagas y enfermedades, especialmente en las variedades resistentes al virus de la cuchara en tomate o al virus Spotted en pimiento, sin olvidarnos de la Bremia en cultivos de hoja.

La novedad más llamativa y visual es la variedad de colores que se han ido viendo en los lineales de los mercados, por ejemplo, en tomates cherrys cada uno con unas diferentes propiedades organolépticas y también de sabor.

El sabor ha sido el gran cambio en los últimos años, muy demandado por el consumidor. Otra mejora, en la lucha frente al Cambio climático, son el menor uso de abonos, o las adaptaciones a distintas temperaturas o al estrés hídrico.

No olvidamos los avances en la vida útil, con trabajos iniciados hace más de 20 años, que ya son una realidad. O el gran esfuerzo por disminuir el desperdicio alimentario, gracias a mejoras en el transporte, la vida útil, la adaptación del calibre o el aumento de las partes comestibles como sucede con el bimi, que se come entero. Gracias a las técnicas de hibridación, se ha conseguido aumentar la estabilidad de la semilla, lo que da lugar a un gran aumento en el rendimiento y, en consecuencia, en la producción y calidad del producto final.

No nos quedamos en el pasado, nuestro trabajo nos exige siempre mirar hacia el futuro, trabajando con la mente puesta en dar soluciones a cada uno de los eslabones de la cadena. Por ejemplo, en los árboles frutales se están desarrollando portainjertos vigorosos con capacidad de transferir resistencias a través del torrente de savia hacia todas las variedades que sean injertadas sobre ellos. Esto va a permitir aumentar la productividad, reducir los consumos de agua y fertilizantes y aumentar las resistencias a plagas y enfermedades.

Si hablamos de las hortícolas de los próximos años, el uso de nuevas herramientas biotecnológicas nos ayudará a disminuir los tiempos de respuesta. Desde que por ejemplo aparece un nuevo virus, hasta que tenemos variedades resistentes, los plazos serán mucho menores. Hasta ahora hablábamos de entre 10-12 años, y podríamos hablar ahora de la mitad de tiempo.

Nos espera un futuro apasionante en el que ya estamos trabajando.