El hombre que cambió el destino del Valle de los Pedroches

En el centenario del nacimiento de Ricardo Delgado Vizcaíno, presidente y fundador de COVAP, sus principios siguen siendo una guía.

Hay hombres que dejan huella en un territorio gracias a su capacidad de liderazgo y a una visión adelantada a su tiempo. También por su capacidad de trabajo y su compromiso social. Y pocos responden a este perfil tan bien como Ricardo Delgado Vizcaíno, fundador y alma de la cooperativa del Valle de los Pedroches (COVAP), hoy un modelo cooperativo de éxito del que dependen 1.000 familias.

El pasado 21 de febrero se cumplieron 100 años del nacimiento de Ricardo Delgado Vizcaíno (1921-1994), presidente fundador de COVAP (1959-1994). A su muerte, la cooperativa era una gran empresa agropecuaria, consolidada en lo industrial y enfocada en lo comercial, bases sólidas que los sucesivos equipos de gestión han sabido impulsar para convertirla hoy en referente nacional del sector. De la revisión de la historia de COVAP queda más que patente la crucial contribución personal de Ricardo Delgado a su creación y desarrollo. Sin su liderazgo ejercido con entusiasmo y total entrega, muy probablemente no se hablaría hoy de COVAP como de un modelo de éxito.

COVAP es un ejemplo de crecimiento sostenible, comprometida desde sus inicios con la modernización de la actividad ganadera, la integración de la cadena de valor y la mejora del bienestar de muchas familias del norte de la provincia de Córdoba y comarcas vecinas. Hablar de Ricardo Delgado es hablar de COVAP. Sin su carácter emprendedor, tesón, compromiso e implicación, surge la pregunta de qué hubiera sido de Los Pedroches sin COVAP.

En 1994, Ricardo Delgado falleció, pero su andadura dejó una “gran marca”. Aún llaman la atención sus criterios en la toma de decisiones, por su vigencia y modernidad, siempre próximos a las preocupaciones y necesidades reales de las personas y del medio en el que viven.

Las cooperativas se basan en valores como la democracia interna, la adhesión voluntaria, la transparencia, la transparencia, la formación, el interés por el desarrollo de la comunidad en que se asientan... Valores que en COVAP se han cuidado con mimo, y a los que Ricardo Delgado Vizcaíno añadió otro más, que siempre caracterizó su estilo: la austeridad. La huella del presidente fundador de COVAP, el liderazgo ético y social ejercido, están absolutamente enlazados con todos estos valores.

Tras su muerte en 1994, fue nombrado Hijo Predilecto de Pozoblanco y el pasado 21 de febrero el Ayuntamiento de esta localidad descubrió una placa homenaje en su recuerdo con motivo del centenario de su nacimiento. Su hijo Ricardo, actual presidente de la cooperativa, agradeció este gesto, que supone un reconocimiento a todos esos valores que enriquecían su personalidad.

“Ojalá que quienes lean la placa descubierta hoy -dijo durante el acto- sean conscientes de los valores y principios que hay detrás de ese nombre y se animen a cultivarlos: honestidad, trabajo, compromiso y solidaridad”.

El amor a su familia

Sería injusto no mencionar a su viuda, Isabel Vizcaíno, que lo apoyó siempre con una prudencia y discreción exquisitas. Había una realidad que no pasaba desapercibida a nadie: el amor a su familia, su lugar de descanso y reposo donde recuperar fuerzas y seguir adelante.

Entre los numerosos reconocimientos a la figura de Ricardo Delgado con ocasión de la efemérides de su nacimiento, destaca la del ministro de Agricultura, Luis Planas, quien afirma que “su personalidad carismática le condujo a transformarse en genuino líder, que supo guiar con firmeza los destinos de la COVAP. Esta firmeza no hizo de Ricardo un hombre autoritario, sino, al contrario, una persona que encontraba en el diálogo y el encuentro de voluntades la mejor plataforma para convencer de sus creencias. Reducir su influencia al ámbito de COVAP implicaría un desconocimiento de la magnitud de su tarea”.