El vino también ayuda a emprender en el mundo rural

Bodegas Bardos descorcha con Fademur el Proyecto Clea, con el que juntas pretenden impulsar iniciativas innovadoras con firma de mujer en zonas rurales

Respeto al medio ambiente, compromiso con el territorio, huella cero, arraigo... Son valores a los que se aferran las empresas para poner en valor sus productos -más allá de la mera calidad de los mismos-, ante un consumidor que abraza cada día con más fuerza los conceptos sostenibilidad y origen, y que busca, e incluso reclama, ese plus. Lo saben bien las grandes, pero también las pymes, especialmente en un sector, el vitivinícola, en el que buena parte de esos valores siempre han estado presentes, pero que ahora los exhibe con renovado orgullo, precisamente por ser parte de su esencia. Es el caso de Bardos, una bodega de la familia Arambarri asentada en la zona más fría, alta y difícil de trabajar de la Denominación de Origen Ribera del Duero, que acaba de poner en marcha el Proyecto Clea para devolver al mundo rural un poco de lo mucho que éste le da. El suyo es un brindis al emprendimiento femenino, a la sostenibilidad y a la innovación en esa España que algunos han dado en llamar vaciada y que otros, por el contrario, se empeñan en demostrar que está repleta de oportunidades.

Lo tenían claro. Cada vez en mayor medida, industrias y, más aún, pequeñas fábricas y artesanos siguen el modelo de las bodegas francesas a la hora de impulsar diferentes iniciativas -siempre con calado social-, para poner en valor sus viñas, el territorio, el origen y, con ello, cuales quiera que sean los productos a ellos asociados, y en Bodegas Bardos sabían que también querían seguir ese camino para, como objetivo final, “subir de nivel al mundo rural”. Así lo explica Richi Arambarri, manager general de la empresa Vintae, de la que Bardos representa su ramificación en la Ribera del Duero burgalesa.

Según subraya el directivo de este grupo de origen riojano, Vintae siempre ha tenido muy presente ese compromiso con la tierra, el entorno y las gentes que arropan sus bodegas, y, hace dos años, cuando nació la idea de Clea, les pareció “idóneo” premiar el emprendimiento femenino en el medio rural como forma de reconocer el trabajo, muchas veces invisible, que miles de mujeres desempeñan en esos entornos y que hacen posible su sustento.

Los vinos de Bardos nacen de los viñedos más inhóspitos de la Ribera burgalesa, situados fundamentalmente entre los términos de Fuentemolinos y Moradillo de Roa, en el Páramo de Corcos, “a más de 940 metros de altitud”, donde pese a las duras condiciones, viejas cepas sacan lo mejor de la tierra, como también lo hacen esas mujeres, valientes, que, igualmente, dan lo mejor de sí mismas para tirar del mundo rural. Precisamente por ello, el Proyecto Clea nace aparejado a esta Bodegas Bardos que, para canalizar su iniciativa, ha encontrado, además, una aliada de excepción, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales Fademur.

“Teníamos buenas referencias de este colectivo, nos pusimos en contacto, nos conocimos y nos trasmitió buena energía”, afirma Richi Arambarri sobre la alianza que ambas entidades han establecido para echar a andar este Proyecto Clea que, hace apenas un mes, abrió su convocatoria para premiar una propuesta emprendedora que deberá tener firma femenina, poner el foco en el medio rural y favorecer la lucha contra la despoblación. Hasta el próximo 31 de octubre podrán presentarse, a través de la web de la lanzadera de emprendimiento rural de Fademur, Ruraltivity, las candidaturas a este premio Clea que Bodegas Bardos acompaña con 7.000 euros. “Esperamos más en calidad, que en cantidad”, afirma el director general de Vintae y Bardos sobre las expectativas que el grupo bodeguero tiene sobre este galardón para cuya concesión también se tendrán en cuenta aspectos como el número de mujeres que lideren o participen en la iniciativa presentada, su impacto social, que responda a criterios de sostenibilidad medioambiental, el establecimiento de sinergias con otros sectores del entorno en el que se afinque, su acoplamiento a la transformación digital, su carácter diferencial y su aportación de valor añadido al medio rural.

En lo que al objetivo general del Proyecto Clea se refiere, según Arambarri esta iniciativa de Bardos es “sólo un granito de arena”, pero, por supuesto, aspira a mantenerse en lo sucesivo para seguir empujando al mundo rural y el valor del trabajo femenino dentro de él, hacia ese nivel superior. “Si dentro de diez años tenemos diez empresas femeninas afianzadas en el medio rural, será un exitazo”, rubrica. No cabe, pues, restarle mérito a una empresa que invita a otras a que “se piquen”. “No somos más que una pyme entre 4.000 bodegas, pero la suma de pequeños proyectos es la que fructifica en grandes cosas”, subraya el manager general de Vintae.

Crianza conmemorativo aparejado

Antes de fin de año se conocerá la iniciativa ganadora; un estreno por el que Bodegas Bardos brinda con un nuevo vino bautizado con el nombre Clea. Se trata de un crianza 2018 de edición limitada, explica Richi Arambarri, “de elaboración muy delicada con tinta del país o tinta fina tempranillo, de maderación muy corta, muy aromático en nariz a muchas frutas y que aporta en boca sedosidad, frescura y delicadeza” y que pondrá en su contraetiqueta el proyecto al que está vinculado para que el consumidor sepa que aporta su granito de arena.