Cristóbal Aguado Laza, presidente de AVA-Asaja: “El campo tiene futuro si los políticos empiezan a poner los pies en la tierra”
Acaba de ser reelegido para su séptimo mandato en la Asociación Valenciana de Agricultores AVA-Asaja con un respaldo unánime, todo un estímulo para seguir en la lucha por un campo que “tiene futuro si los políticos empiezan a poner los pies en la tierra y a dialogar un poco más”
Es uno de los grandes veteranos de la representatividad del campo español. No en vano, Cristóbal Aguado lleva 24 años en la presidencia de AVA-Asaja, una trayectoria que le permite hacer una radiografía precisa del sector primario.
Este “agricultor de toda la vida” que se mueve a diario entre el despacho y su explotación de cítricos y caquis, lo tiene claro en lo relativo a los contras: “la crisis de rentabilidad es la mayor lacra” y, ese precio insuficiente, “el causante de que no haya nuevas incorporaciones al campo, de que la media de edad sea tan elevada y de que haya un crecimiento importante de campos sin cultivar, que no crean empleo ni tienen árboles que generen oxígeno y fijen CO2”. Ocurre en España y ocurre en Europa, donde, según el presidente de AVA-Asaja, todo parece justificarse con una PAC que, sin embargo él, denuncia con rotundidad, “es una PAC falsa, equivocada y malintencionada, al servicio de intereses de terceros que todo lo justifican repartiendo un dinero que no soluciona nada, porque lo que hay que hacer es solucionar el tema de la cadena alimentaria”.
En este sentido, Aguado reclama en nuestro país una modificación de la ley de la cadena alimentaria valiente y avanzada, y que, “como propone el presidente francés, Macron, se enfrente a la propia UE y a competencia si llega el caso” porque no se puede permitir que los compradores “cojan del cuello al agricultor” y se engañe a la sociedad “con el de la granja a la mesa y una Europa más verde, cuando es lo contrario”.
Y va más allá: “hay que poner las condiciones adecuadas porque, si no, a futuro, si queremos productos agrarios, los tendremos que traer de 20.000 kilómetros con toda su mancha de carbono y, ¡ojo!, la población sigue creciendo y la garantía alimentaria puede peligrar”. Así, pide a la UE y a España como su despensa, un plan de viabilidad que ahonde en esa ley de la cadena “para que haya un precio justo en el campo”, y que también contemple la modernización de estructuras, una política de acuerdos internacionales con reciprocidad, y “necesariamente”, una apuesta por la investigación para avanzar en tecnología.
Desde la confianza en que se abra el necesario debate entre políticos y OPAS, este agricultor de 70 años, no deja también de reconocer que ha visto grandes progresos: ha habido proyectos europeos importantes; avances en formación y capacitación de los profesionales, así como en digitalización del sector; foros de representación donde se consensuan posturas entre países, y acuerdos con las organizaciones de consumidores, “que entienden que somos el eslabón más débil de la cadena y que quieren tener la garantía de calidad que ofrecemos”.