Protasio RodrÍguez, director general de Bayer Crop Science Iberia: “En Bayer hemos puesto la sostenibilidad de la agricultura en el centro del negocio”
Con 30 años de experiencia en la industria de semillas y protección de cultivos, Protasio Rodríguez, director desde 2018 de Bayer Crop Science Iberia y del clúster mediterráneo que integra a 26 países de Europa y África, subraya la apuesta de la compañía por la sostenibilidad: “No es algo tangencial, está en el centro del negocio”
¿Cómo valora el papel jugado por el sector agrario durante la crisis del coronavirus?
Dentro del drama que ha supuesto la pandemia podemos estar muy satisfechos porque nos ha permitido poner en valor a todo el sistema agroalimentario, que posiblemente es ya el primero en importancia económica. Ha demostrado una fuerte resiliencia y capacidad de adaptación a un contexto operativo muy distinto y, en mitad de una crisis completamente inesperada, no ha habido ningún problema de suministro. Eso refleja su capacidad para estar al servicio de la sociedad y continuar proveyéndola de alimentos sanos y de calidad en momentos difíciles.
Desde el punto de vista operativo habrá exigido también un esfuerzo para Bayer...
Tanto por la parte de la cadena de suministro como por la de I+D, desarrollo de mercado y actividad comercial hemos tenido que hacer un esfuerzo extra y en ningún momento se ha roto la cadena de suministro. Nuestros equipos han seguido estando cerca de los clientes, tanto de los servicios de distribución como de los agricultores, impulsando nuestras propuestas de valor y nuestra innovación. Estamos muy orgullosos además de que Bayer haya contribuido con iniciativas por valor de un millón de euros al sector sanitario y colaborado con el proyecto Alimentos solidarios.
¿Cuáles son los compromisos concretos de Bayer para reducir su huella ambiental?
Nosotros hemos puesto la sostenibilidad en el centro del negocio, no es una actividad tangencial. Bayer articula su compromiso ambiental en torno a tres objetivos muy claros. En primer lugar, llegar a 100 millones de pequeños agricultores, sobre todo en África y Asia, empoderándolos para que tengan acceso a mejor tecnología y puedan mejorar sus operaciones. En segundo lugar, reducir en un 30% la huella de gases de efecto invernadero dentro de nuestro objetivo de que nuestras operaciones sean climáticamente neutras en 2030 y el tercero, reducir un 30% el impacto ambiental de fitosanitarios. En Iberia estamos trabajando además en otros frentes. Hoy estamos ya con el 100% de la energía que consumimos de origen renovable, que se completará en 2022 con la entrada en funcionamiento de una planta fotovoltaica que nos dará suministro a todas nuestras necesidades energéticas y además en nuestra planta de Quart de Poblet estamos haciendo avances muy claros en reducción del consumo eléctrico o una mejor utilización de agua y de gestión de los residuos. Tenemos compromisos globales, pero también acciones locales muy concretas.
¿Cómo una compañía como Bayer ayuda a los agricultores a ser más sostenibles medioambientalmente sin perder rentabilidad?
Aportando innovación y tecnología y poniéndola a su disposición para que puedan producir de una forma más sostenible. En lo específico, la mejora genética nos permite traer variedades que son más productivas y por lo tanto producir lo mismo con menos. También con algunas iniciativas que permiten ser más eficientes en la utilización del agua. Por ejemplo, en el caso del Valle del Ebro estamos con las variedades YieldGard, que son resistentes al taladro del maíz y por tanto eliminan la necesidad de utilizar insecticida. Estamos trayendo también productos con un perfil ambiental más favorable y que combinan una mayor eficacia con una menor huella ambiental, tanto en productos de síntesis como en biológicos. También con la formación que proporcionamos a nuestros socios de la distribución y a los agricultores para una mejor utilización de los productos fitosanitarios. La agricultura digital es claramente otra área donde herramientas como Field View Prime y Fieldview Plus permiten al agricultor no sólo tomar mejores decisiones sino también hacer un uso más eficiente de la fertilización, de los productos de protección de cultivos, del agua, de las semillas. Además, estamos impulsando diferentes iniciativas como el Phytobac, con 53 instalaciones, que permiten el tratamiento ecológico de efluentes fitosanitarios; tenemos nueve proyectos que permiten mejorar el cálculo de la huella hídrica y de carbono, más de 60 proyectos en el programa Baydiversity, que promueve la protección de la biodiversidad.
Hace unos meses Bayer anunció una iniciativa para generar bonos de carbono agrarios sostenibles y que los agricultores los rentabilicen. ¿Cuándo llegará a España?
Estamos muy ilusionados con este proyecto y muy bien posicionados para impulsarlo de una forma ambiciosa. Ya es una realidad en Brasil y Estados Unidos, en donde tenemos en torno a 1.200 agricultores en la primera fase, en la que básicamente lo que hacemos es ayudar a los agricultores a desarrollar prácticas agronómicas que permitan el secuestro de carbono y contribuir a establecer una fórmula para que se puede capturar valor por esta contribución ambiental. España es uno de los cinco países piloto en los que estamos trabajando por el potencial que tiene y por las prácticas ya establecidas como la agricultura de conservación, el mantenimiento de cubiertas vegetales. Dar una fecha es un poco aventurado, pero claramente España está en la lista de prioridades.
La Estrategia de la Granja a la Mesa y Biodiversidad 2030 establecen duras exigencias en la reducción de insumos. ¿Estas políticas suponen una oportunidad o una amenaza para la agricultura de la UE?
Lo que tenemos que hacer como sector, como industria y como compañía es ayudar a enfocar correctamente la discusión. Los objetivos están claramente establecidos en cuanto a reducir un 50% los productos fitosanitarios, un 20% los fertilizantes o ampliar la superficie de agricultura ecológica, pero desde nuestro punto de vista tenemos que poner más el énfasis en el impacto ambiental de los productos y no tanto en los volúmenes porque es lo relevante de cara a tener una agricultura más sostenible. En cuanto a los productos biológicos y a la agricultura ecológica también tenemos el convencimiento de que hay que fijarnos mucho más en ver cómo probamos sistemas de protección de cultivos para que tengan una menor huella ambiental y no tanto en cuotas cuantitativas que no necesariamente conducen a los resultados que se persiguen.
¿El marco regulatorio en Europa favorece la innovación o es un obstáculo?
Europa es un referente en agricultura sostenible pero también debemos tener claro que necesitamos un marco regulatorio que sea claro y que estimule la innovación. La sociedad tiene que decidir si quiere unos estándares normativos tan elevados que supongan un freno a la innovación, que penalizaría al sector y no necesariamente beneficia a la sostenibilidad porque los agricultores deben tener a su disposición herramientas eficaces y eficientes y a un coste razonable para manejar sus operaciones y hacerlo de una manera sostenible.
Tras el ‘Brexit’, Reino Unido se plantea impulsar la edición genética. ¿Debe Europa apostar por esta tecnología?
El hecho de que el Reino Unido ya no sea parte de la UE inclina el debate hacia la posición de otros países menos abierto a la innovación. Desde Bayer pensamos que la edición genética no debe estar sujeta a una regulación adicional más allá de la que se aplica a la mejora genética convencional. Estamos hablando de plantas en las que es indistinguible esta intervención. Ahora hay un debate intenso y deseamos que el resultado no traiga restricciones que nos hagan perder este importante tren de innovación, que además puede ser un vehículo muy importante para que la UE alcance algunos de los objetivos del Green Deal y de la Estrategia de la Granja a la Mesa. Hace falta innovación tanto en el área digital como en la genética o en el desarrollo de sistemas agronómicos más sostenibles. Es claramente una herramienta necesaria.
¿Qué resultados ha obtenido la compañía el pasado año en España y a nivel global?
Los resultados los publicaremos en unas semanas, pero puedo adelantar que en Bayer Iberia estamos satisfechos de cómo nos ha ido en un contexto adverso, con una economía agrícola muy difícil por el precio de las commodities, con un entorno operativo complicado por el Covid y en un momento de integración de dos organizaciones grandes.
¿Qué lanzamientos tienen previsto a corto plazo?
La innovación es parte de nuestro ADN y es una máquina que tienes que alimentar de forma continuada. Destacaría dos, una en el área que conecta también con la sostenibilidad. Este año vamos a lanzar nuestra Bayer Forward Farm en colaboración con la finca sevillana Hacienda Las Cárdenas, en la que queremos mostrar cómo es la agricultura sostenible en la práctica y los beneficios que proporciona. Formará parte de las 24 fincas que tenemos a nivel mundial en 12 países y será la primera en España por lo que es un hito muy importante. Estamos muy ilusionados porque es una finca con todo tipo de cultivos, desde hortícolas a algodón, frutales, etc., y va a ser una buena plataforma para mostrar las tecnologías que proponemos en protección de cultivos, semillas o herramienta digitales. Otro lanzamiento en las próximas semanas es la introducción de Vynyty Citrus, una solución biológica para el control de una serie de plagas que no tienen una solución clara porque controla el piojo rojo de California o el Cotonet de los cítricos. Lo que hace es utilizar la tecnología de atracción y muerte, es decir que las feromonas atraen a los insectos y la piretrina natural del dispositivo controla la plaga.
¿Qué cuota tienen los productos biológicos? ¿Seguirán apostando por ellos?
Es una línea que vamos a continuar impulsando. Tenemos ya una serie de soluciones importantes y creemos que es una categoría que va a seguir creciendo por encima de la media. Además, el valor no está solamente en lo que estos productos traen en sí mismos, sino también en cómo apoyan el resto de nuestras soluciones porque combinados con productos de síntesis permiten al agricultor manejar mejor sus cultivos con menos residuos y también protegiendo la sostenibilidad de las soluciones químicas.
¿Qué papel juegan los centros de investigación en España en la innovación de la compañía?
Los centros de Murcia y Almería se centran en cultivos hortícolas y en Brenes tenemos nuestro centro de I+D para protección de cultivos. El centro que tenemos en San Nicolás en Almería es un referente a nivel global y de hecho hemos ampliado la superficie y la capacidad multiplicándola por diez al pasar de 2.600 a 24.000 metros cuadrados el año pasado. Por tanto, tiene una actividad que va mucho más allá del mercado de España. En el caso de Brenes, las actividades están centradas en crear nuestro futuro porque estamos trabajando en proyectos que verán la luz en el mercado en entre cinco o diez años. Es un centro en el desarrollo de soluciones químicas y biológicas en las diferentes fases de investigación y desarrollo y en evaluar la eficacia biológica, el fenotipado y el posicionamiento y cómo aplicar nuestro producto. De nuevo, aunque hay proyectos enfocados en España, el trabajo que se hace también beneficia a otros mercados.
¿Se ha cerrado definitivamente la conflictividad judicial en EEUU por el Roundup?
Se han hecho progresos importantes con un acuerdo con los demandantes para provisionar 2.000 millones de dólares que se suman a los 10.000 millones ya comprometidos para hacer frente a posibles reclamaciones por el Roundup. Confiamos en que este acuerdo satisfaga los requerimientos del juez y se cierre este capítulo.