Las bodegas cierran 2020 con una caída de facturación de un 20%

En el mercado nacional se han dejado de vender dos millones de hectolitros por el cierre de la hostelería y la menor afluencia de turistas, una caída que no ha sido compensada con el incremento de ventas en el canal de la alimentación, mientras la exportación también ha bajado. El sector pide nuevas ayudas

Las primeras estimaciones apuntan a una caída global de la facturación de las bodegas de alrededor del 20% como consecuencia principalmente del impacto que ha tenido el Covid-19 en la hostelería por los cierres de los establecimientos y las limitaciones de horarios y aforos, entre otras medidas que se han implantado en nuestro país para hacer frente al avance de la pandemia, y la menor afluencia turística.

A falta de los datos definitivos, se estima que se han dejado de vender dos millones de hectolitros en 2020 en el mercado nacional. “Es una caída importante”, afirma José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV). Y, aunque la situación puede variar en las cerca de 4.000 bodegas que funcionan en España, esta menor comercialización se debe sobre todo al canal Horeca, en el que se calcula que se han dejado de vender tres millones de hectolitros. Una caída que contrasta con el incremento de un millón de hectolitros en el canal de alimentación -supermercados, grandes superficies, vinotecas y ventas online-. “El impacto del cierre del sector Horeca es de una magnitud importante porque estamos muy ligados a él. La caída se compensa un poco con la alimentación”.

En las exportaciones se ha tenido una mejor evolución, lo que “ha permitido aguantar las ventas y compensar el mercado doméstico”, aunque de enero a noviembre de 2020 -últimos datos disponibles- se observa una caída de las ventas al exterior del 4% en valor y del 7,4% en volumen en relación con el mismo período del año anterior. Esto supone casi 146 millones de litros exportados menos y casi 100 millones de euros menos. “Es una caída más suave. La exportación se ha comportado de una manera menos mala porque el peso del canal Horeca en los principales países a los que exportamos -aunque la hostelería ha estado también cerrada-, es menor”. Por ejemplo, en Alemania, el canal de Alimentación representa alrededor del 85% de las ventas en este país. Además, en el Reino Unido han subido las ventas a pesar del Brexit y “no por un efecto de acumulación antes de fin de año, que era lo que pensábamos antes, sino que se ha consumido más” en el hogar y la presencia de los vinos españoles en la hostelería tiene un peso inferior. Pese a ello, esta afección en las bodegas es desigual porque algunas de ellas llegan a tener un nivel de exposición a los mercados internacionales de hasta el 80% o el 85% del total de sus ventas, lo que lleva a que estén en una situación más crítica.

Y las expectativas para 2021 no son halagüeñas. “El año se presenta regular. Nuevamente confiamos en que la exportación vaya bien, la tercera ola acabe pronto y las ventas se recuperen, aunque vamos a tardar en recuperar el ritmo por mucho que venga la vacuna” porque las ventas en el canal Horeca nacional “no dependen solo de que nosotros podamos salir, sino también de los 80 millones de turistas que vienen a España. Muchos consumen sangría, pero también se consumen vinos de calidad”.

El descenso de las ventas tiene efectos colaterales. Los dos millones de hectolitros que no se han vendido pasan a engrosar unas existencias que se suman a una vendimia en 2020 con sobreproducción en algunas regiones. “Entre lo que se ha dejado de vender y lo que se ha producido de más respecto a un año medio -8 millones de hectolitros-, ejerce una presión muy grande en los mercados, aunque una parte se vaya a vender a granel”, afirma Benítez.

El sector ya ha trasladado al Ministerio la necesidad de reeditar las ayudas que se pusieron en marcha el pasado año, que para las bodegas pasan por el almacenamiento y no tanto por la destilación o la poda en verde. La Comisión Europea ya ha aprobado los reglamentos para que en 2021 se vuelvan a aplicar las medidas de apoyo al sector, pero “el problema es que no hay fondos porque parte de los que se destinaron en 2020 iban con cargo al Presupuesto de 2021. Por eso pedimos, como todo el mundo, que se destine más dinero. Estaría muy justificado por la difícil situación que tiene el sector”.

Además, abogan por otras medidas de estímulo fiscal como la moratoria en el IVA e, incluso, exenciones o en cotizaciones a la Seguridad Social, que en otros países se han aplicado. “Es un sector con capacidad de aguante, pero hay un límite y es necesario que la situación cambie” porque, además, sigue soportando los aranceles en Estados Unidos. En algunos casos las bodegas han asumido en su totalidad el 25% para no repercutirlo en el precio en el lineal o bien han afrontado una parte importante de entre el 10% y el 15%. “Sin duda, ha provocado una pérdida de rentabilidad en un mercado muy bueno” en el que se está a la espera de los movimientos que pueda realizar Joe Biden.

Lo que la FEV no quiere es la destilería de crisis que piden algunas comunidades y bodegas, un “parche” para intentar arreglar soluciones coyunturales. “Deberíamos haber empezado a pensar en ello hace muchos años para que estas situaciones no se dieran. Si ya sabíamos en el verano de 2020 que venía una buena cosecha, es casi inmoral que, a la vez que se implementaban ayudas de destilación, en muchas comunidades se estuviera regando la viña”.