Por una recuperación circular y ecológica

La Unión Europea ya está trabajando en el futuro post-Covid-19 y entre otros ejes plantea que la recuperación de la actual crisis se apoye en una economía circular y climáticamente neutra que sea resiliente, competitiva y segura.

El sector agroalimentario no es ajeno a estos planes y es un actor relevante en este planteamiento para lograr una recuperación que sea circular y ecológica. En este artículo comentamos algunos de los puntos más destacables de las conclusiones aprobadas por el Consejo de la Unión Europea y que incidirán en la actividad agroalimentaria.

Las conclusiones alcanzadas por el Consejo están en línea con la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas titulada Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y propone medidas relacionadas con el consumo y la producción sostenible; las vías innovadoras para lograr el consumo y la producción sostenibles; la basura plástica y microplásticos marinos; la contaminación causada por productos de plástico desechables y la gestión racional de los productos químicos y los desechos.

Teniendo en cuenta que el análisis que hace el Consejo sobre la futura recuperación económica es general, en el caso de nuestro sector merecen una especial atención las cuestiones sobre los plásticos y materiales en contacto con los alimentos. La Comisión va a revisar la Directiva sobre envases y residuos de envases con el objetivo de que en 2030 todos los envases sean reutilizables o reciclables de una forma económicamente viable.

Para alcanzar un objetivo tan ambicioso es necesario diseñar una estructura legislativa que sea operativa y de fácil aplicación, es decir, disposiciones más concretas, eficaces y fáciles de aplicar para fomentar el envasado sostenible en el mercado interior y reducir al mínimo la complejidad del envasado con el fin de impulsar soluciones económicamente viables y mejorar la reutilización y la reciclabilidad.

Las conclusiones del Consejo, también apunta a la cuestión sobre el reciclado de materiales en contacto con los alimentos y la agilización de los procesos de solicitudes que están en stand by. Es fundamental que los operadores sepan realmente cuando se van a resolver las solicitudes presentadas y por tanto que exista un calendario para la concesión de autorizaciones de procesos mecánicos para el tereftalato de polietileno (PET) y que desarrolle normas para los plásticos distintos del PET en estrecha cooperación con los fabricantes interesados.

Otro punto relevante es el de los bioplásticos y plásticos biodegradables o compostables. En este caso se trata de contar un marco estratégico claro para los bioplásticos y plásticos biodegradables o compostables con el fin de impedir que se induzca a error a los consumidores y de reducir la generación de vertidos o de contaminación no intencionada por plásticos, garantizar un tratamiento adecuado y evitar que se vea perjudicado el reciclado de otros tipos de residuos de plástico, que la Comisión debe facilitar.

Los microplásticos también entran en esta ecuación y se ha de lograr la restricción de su uso, además de la contaminación que pueden generar los granulados de plástico. Para conseguirlo deben reforzarse los trabajos para alcanzar un mayor conocimiento científico acerca de los microplásticos en el medio ambiente, en particular en la tierra y el aire, el agua potable, la biota y los alimentos, y acerca de sus fuentes y sus efectos en la salud humana.

Los envases de un solo uso y su sustitución en el sector agroalimentario, tal y como se plantea en la Directiva 904/2019, ha de desarrollarse de una forma viable desde el punto de vista técnico y económico.

En la recuperación circular y ecológica el agua también tiene un papel muy relevante, como todos sabemos se trata de un recurso muy valioso en el ámbito agroalimentario y es fundamental que se puedan desarrollar procesos o procedimientos que permitan no solo la reutilización del agua en la agricultura y en otros sectores, como en los procesos industriales, sino que también faciliten la recuperación de materiales de alto valor en el proceso de tratamiento de las aguas residuales y los lodos de depuradora.

Estas conclusiones se enmarcan en el Instrumento de Recuperación de la Unión Europea (Next Generation) y se han apoyado en diferentes iniciativas comunitarias publicadas en los últimos años, entre éstas destacamos: el Pacto Verde Europeo, el “momento de Europa”, reparar los daños y preparar el futuro para la próxima generación; el nuevo plan de acción para la economía circular por una Europa más limpia y más competitiva; la “Resiliencia de las materias primas fundamentales: trazando el camino hacia un mayor grado de seguridad y sostenibilidad”; la Estrategia "De la Granja a la Mesa" para un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente; una nueva estrategia industrial para Europa y otra para las pymes en pro de una Europa sostenible y digital.

Nos hallamos ante un punto de inflexión para que todos los aspectos ligados a la economía circular, al diseño y gestión empresarial con un enfoque ecológico y, en consecuencia, una actividad productiva mucho más sostenible, se pongan en juego para contribuir a la recuperación en los próximos años.

Considero que la Unión Europea en su conjunto está ante el mayor reto de su historia y también, porque no decirlo, ante la mayor oportunidad para lograr una recuperación sostenible y resiliente.