El campo se moviliza tras una subida histórica de los costes de producción

Los agricultores y ganaderos vuelven a las calles por la subida de los costes de producción, que este año han crecido un 13% hasta los 26.875 millones. Son 3.101 millones más que los soportados el pasado año, un incremento jamás conocido que sitúa a los consumos intermedios en cifras récord.

La primer estimación de la Renta Agraria realizada por el Ministerio pone negro sobre blanco las dificultades de rentabilidad que atraviesan los agricultores y ganaderos españoles, que este año han tenido que asumir subidas de un 34,6% en energía y lubricantes, un 16,1% en piensos o un 11,9% en fertilizantes.

Según la primera estimación del Ministerio, la Renta Agraria la renta agraria en 2021 apenas crece un 0,1% con respecto a 2020 (28.328 millones) para situarse en los 28.361 millones de euros pese al aumento del valor de las producciones por los buenos precios.

Así la producción vegetal aumentado un 9,1% en valor, y alcanza la cifra máxima de toda la serie histórica con 33.153 millones de euros, debido al buen comportamiento de los precios percibidos por los agricultores (un incremento del 10,6%), que compensan el descenso de las cantidades producidas (-1,4%).

La producción animal alcanza su valor récord, 20.901 millones de euros, debido al incremento tanto de las cantidades producidas como de los precios. Destacan los ganados bovino (+10,2%) y ovino y caprino (+15,5%), con aumentos tanto de cantidad como de precio.

El aumento de los costes de producción hará que más de un año después de las históricas movilizaciones que el sector agroganadero tuvo que suspender por la pandemia del Covid lleve de nuevo a los tractores a tomar calles y plazas para reclamar medidas que garanticen la rentabilidad de su actividad.

Las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA han dado luz verde a un nuevo proceso de movilizaciones en toda España ante la “brutal” subida de los costes de producción y los desequilibrios en la cadena agroalimentaria que impiden percibir unos precios justos en origen y que ponen en peligro la rentabilidad. A esas razones se unen las nuevas exigencias medioambientales de la PAC; la ausencia de control en frontera de las importaciones; exigencias sociales y laborales y la contratación de la mano de obra en el campo; la necesidad de adaptar los seguros agrarios; las tarifas eléctricas y los problemas con la fauna salvaje.

En Andalucía ya hay programados actos de protesta el próximo martes 21 de diciembre para retomarlas el 20 de enero tras la Navidades.

“Estamos viendo que ha habido una escalada brutal de los costes de producción en muy poco tiempo. Ha sido de la noche de la mañana. Siempre tenemos un vaivén de subidas y bajadas, pero esta ha sido muy rápida en el tiempo y prácticamente todos los inputs han subido. Ya no es sólo el tema del gasoil y de los fertilizantes, sino que también son los herbicidas, los repuestos para tractores, la maquinaria agrícola... Y, si tenías planeada una nave, ahora cuesta un 40% más hacerla que antes del verano”, explica Marcos Garcés, agricultor de cereal y miembro de la ejecutiva de UAGA.

“Es todo un cómputo y el peligro que tiene es que en el cereal estamos sembrando ahora (octubre-noviembre) para cosechar en nueve meses (junio, julio y agosto) y vender a partir de entonces. Es verdad que el cereal de la campaña anterior tiene un precio elevado pero, con esta volatilidad, el riesgo que tenemos es cuando vayamos a cosechar si va a ser una buena o mala cosecha y qué precio tendremos porque nos viene impuesto”, añade Marcos Garcés, cuya producción de cereal se localiza en el municipio de Bañón, en Teruel.

Esta situación ha empezado a afectar la siembra, lo que probablemente conducirá una disminución de las hectáreas de cereal porque algunos productores han reducido la superficie y han optado por el barbecho o por otros tipos de leguminosas que nitrogenan la tierra.

Además, el sector se está viendo afectado por la falta de suministro de determinados abonos. “Este año hemos tenido que cambiar algunas formas de abonado porque de algunas de las más comunes no ha habido por la escasez de nitrógeno. Ésta es una de las materias que está escaseando”, añade el cerealista turolense. Esto ha llevado a su vez a que muchos agricultores hayan recurrido a los purines. “En años como estos se ve muy bien que las granjas de porcino son para los agricultores pequeñas fábricas de fertilizantes en medio de nuestros campos. La gente que se dedica a repartir purín va loca y no ha parado por la demanda de echar el máximo por el precio de los fertilizantes”.

Al uso del purín también están recurriendo los productores de la zona de Caspe, en Zaragoza. “Hay un aumento brutal. Hay muchas granjas porcinas y lo que hace la gente es usar fertilización procedente de estas granjas porque los precios no han subido”, indica Rubén Beltrán, productor de cereal, olivo, almendro y fruta, quien también ve con preocupación la escalada de costes porque, precisamente, en el sector de la fruta es difícil poder reducirlos. “Se necesitan estándares de calidad. Si se precisa tanta agua, hay que utilizarla porque, en caso contrario, no te quieren la producción. Hay miedo en el sector porque no sabemos cómo van a ser las cosechas y nosotros no podemos repercutirlo en los precios”.

A los regantes de esa zona por el momento no les está afectando la subida de la energía. “Tenemos un contrato que vence en mayo. Hemos oído que hay agricultores a los que se les han anulado. Estamos avisando a los productores que puede haber unos costes enormes. Estamos asustados” afirma el presidente de la comunidad de regantes Campes.