Agricultura, relevo generacional y nuevas tecnologías para el campo

Cada vez quedan menos agricultores en España. En algunas comunidades como Aragón, el campo ha perdido casi 1000 profesionales en los últimos cinco años a resultas del envejecimiento del censo de productores, donde más del 50% rebasa los 55 años. El saldo: un progresivo abandono de las superficies de cultivo que pone en serio peligro la continuidad de la actividad agrícola en nuestro país debido a la falta de relevo generacional en el campo.

Pese a que el rural -como ocurrió en el 2008- se ha vuelto a convertir en el refugio de miles de trabajadores expulsados de otros sectores a raíz del desempleo galopante en tiempos de pandemia, el retorno al campo y el desembarco en la profesión agrícola suponen un desafío solo asumible para unos pocos elegidos. Porque, aunque las políticas de la PAC para 2021-2027 marcan ayudas directas para jóvenes titulares de explotaciones (apenas un 26%, con edades entre los 45-55 años) y planes específicos para financiar durante varios años los proyectos de arranque de actividad agraria, estos incentivos han tenido escasa repercusión a la hora de promover la renovación generacional de la agricultura en toda Europa.

La falta de cultura agrícola, la farragosa burocracia que acompaña la puesta en marcha de la actividad en el campo y la falta de asesoramiento especializado, son otros factores que abruman el empeño de los nuevos productores a la hora de desembarcar en una actividad clásicamente marcada por la dureza, la impopularidad y la incertidumbre.

En este sentido, como marca el Grupo Focal sobre Acceso a la Tierra del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es necesario explorar las posibles soluciones prácticas que, desde el punto de vista del acceso a la tierra, contribuyan al relevo generacional y a la instalación de jóvenes y nuevos profesionales en el sector agrario.

De otro lado, la agricultura actual va a exigir a los nuevos profesionales del campo unos conocimientos técnicos más profundos y complejos que los transmitidos, de generación en generación, de unos agricultores a otros. Además, estos deberán satisfacer las previsiones de mejora del rendimiento productivo marcadas por Naciones Unidas para poder, en 2050, alimentar a más de 9000 millones de personas. Todo ello en un contexto en el que el cambio climático y sus efectos forzarán a producir más alimentos con menos recursos.

Así las cosas, el relevo generacional en el campo también habrá de pasar en los próximos años, sí o sí, por la asunción de un nuevo paradigma tecnológico que ayude a empoderar a los nuevos productores en una agricultura más sostenible, rentable y eficiente. Y a favorecer la percepción de la agricultura como una actividad viable llena de oportunidades para el emprendimiento y la implantación de modelos diferentes de gestión.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, entre 2014 y 2021 se han incorporado casi 40.000 jóvenes al sector agrario, lo que supone una media de casi 3.000 personas cada año. Unas cifras discretas e insuficientes que, no obstante, y pese al fenómeno de la España vacía y las dificultades del primer acceso a la actividad, avalan la agricultura como una oportunidad de futuro para las nuevas generaciones. Eso sí, para cumplir con las actuales exigencias de producción, los productores de nuevo cuño deberán llevar a cabo una agricultura radicalmente distinta a la tradicional, cuyas técnicas, en muchos casos, han quedado obsoletas.

Tal y como señalaba recientemente Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, “El gran reto de la incorporación de los jóvenes no es solo una incorporación demográfica, es una incorporación que supone un perfil distinto desde el punto de vista profesional y humano. Son gente con una trayectoria profesional y de formación distinta, que van a tener que afrontar y responder con nuevas habilidades a retos y necesidades diferenciadas del pasado”.

En este sentido, los nuevos modelos de gestión inteligente del campo apoyados en tecnologías como la agricultura de precisión, la monitorización de cultivos gracias a los drones o la inteligencia satelital ayudarán a hacer más fácil el relevo generacional de la agricultura. Ayudando a obtener, antes, rentabilidad. Minimizando los costes de insumos como agua, fertilizantes o pesticidas. Y guiando a los jóvenes agricultores en la toma de decisiones acertadas en momentos críticos de la puesta en marcha de la actividad y la agenda agrícola.

En SatAgro creemos que las soluciones como la agricultura de precisión “ya son una realidad y pueden ayudar al joven agricultor, ahora más que nunca, a una planificación óptima de las cosechas, una mejor predicción de las condiciones climáticas, un riego más eficiente y controlado y una selección de insumos personalizada a las necesidades y condiciones de cada cultivo”.

A la hora de lograr el relevo generacional que pide a gritos desde hace años la agricultura española, también se impone un cambio de mentalidad del hombre del campo al agricultor digital que sirva como músculo de atracción de los jóvenes al campo. Alineada además con las nuevas exigencias de preservación medioambiental y la tendencia creciente de los consumidores de adquirir productos agrícolas de valor añadido, sostenibles, ecológicos y saludables.