Revolución ‘verde’ en la protección de cultivos

La industria europea de fitosanitarios invertirá 14.000 millones de euros en la próxima década en el desarrollo de herramientas digitales y productos de origen biológico. A cambio, reclama un marco regulatorio que impulse la innovación.

La industria de protección de las plantas se suma al Green Deal, la respuesta de la Unión Europea al desafío climático y medioambiental y cuya hoja de ruta en materia agrícola está diseñada en las estrategias del Campo a la Mesa (Farm to fork) y Biodiversidad 2030.

La European Crop Protection (ECPA) presentó hace unos días sus planes para afrontar las exigencias de la Comisión Europea de lograr una agricultura más verde. Y lo hizo comprometiéndose con unos ambiciosos objetivos para la próxima década que llevarán aparejados una inversión de 14.000 millones para la puesta en marcha de soluciones digitales y de precisión en la aplicación de fitosanitarios y en el desarrollo de productos biológico que sean alternativas eficaces a los de base química.

Pese a ser uno de los sectores más castigados por las directrices que quiere poner en marcha la UE, una reducción del 50% en el uso de fitosanitarios de origen químico hasta 2030, los gigantes europeos de esta industria apuestan por unirse “de forma voluntaria” y “defender la ambición del Green Deal”, señaló Géraldine Kutas, directora general de ECPA, durante una presentación telemática en la que participaron también miembros del Comité Directivo de la asociación que representan a empresas como Bayer, Syngenta, Basf y Corteva.

“Queremos ser parte en la consecución de una agricultura más resiliente y más sostenible. Reconocemos que la sociedad reclama cambios en el sistema de producción de alimentos, pide reducir el uso de plásticos o de recursos como combustibles fósiles, fertilizantes y pesticidas. Y estamos de acuerdo. La sostenibilidad nos importa, nos importa en nuestras operaciones, en la cadena de suministro, importa a nuestra gente desde la granja a la mesa”, declaró Kutas, quien añadió que “no estamos en contra de los objetivos marcados en reducción de consumo de fitosanitarios, pero queremos que esos objetivos sean sobre bases científicas porque podemos tomar una decisión no correcta y darnos cuenta luego de que es un gran error porque no hay alternativas. Es una cuestión de razones científicas no de planteamientos políticos” a la hora de legislar, porque las plagas “están aquí a pesar de la presión de políticos y ciudadanos. Necesitamos soluciones innovadoras”.

Hasta el 40% de la producción mundial de alimentos se pierde cada año por plagas, malas hierbas y enfermedades, un porcentaje que sin productos fitosanitarios se duplicaría, según estima el sector.

Objetivos medibles

La industria europea de protección de cultivos se marca seis objetivos “concretos, medibles y que marcan una diferencia real” que incidirán en tres grandes áreas, que se alinean con objetivos de la Unión Europea.

El primero es la apuesta por la innovación y la inversión para acelerar las capacidades de los agricultores para combatir plagas, malezas y enfermedades al tiempo que se protege el medio ambiente con el despliegue de herramientas digitales y bioplaguicidas. Con ello se promoverá, además, la ambición de la Comisión Europea de una recuperación económica digital y ecológica.

La economía circular es otro de los grandes frentes, con el aumento de la recolección y el reciclaje de los envases de plástico, con lo que se contribuye al objetivo europeo de minimizar los desechos y los recursos utilizados disminuyendo el impacto ambiental.

Por último, la hoja de ruta se centrará en la protección de las personas y el medio ambiente, brindando acceso a la capacitación sobre nuevas tecnologías y mejores prácticas en el manejo de pesticidas para minimizar la exposición y el riesgo del uso de plaguicidas, estrategia coincidente con los objetivos generales de la Directiva de uso sostenible.

Todo ello se concreta en seis compromisos. El primero de ellos es invertir 10.000 millones de euros en innovación en tecnologías digitales y de precisión en el horizonte de 2030, a lo que se sumarán otros 4.000 millones de euros en esta década para el desarrollo de bioplaguicidas. Se trata de dos “áreas específicas con significativo potencial para dar a los agricultores productos más amigables y nuevas técnicas de aplicación para optimizar el uso de recursos”, afirmó Eric Dereudre, presidente de ECPA y responsable comercial para el norte de Europa de Corteva, quien se mostró convencido de que “la innovación es ahora más que nunca un medio esencial para asegurar la alimentación y reducir su impacto ambiental”.

El presidente de ECPA advirtió no obstante que para conseguir los objetivos “se necesita un adecuado marco regulatorio en Europa que permita a los agricultores tener la más amplia caja de herramientas para cumplir la muy ambiciosa agenda europea”. A la vez, hizo una “llamada” a la Comisión Europea para incentivar la implantación de las tecnologías digitales en las granjas de manera que se pueda medir el uso de insumos”.

Más reciclaje de envases

Los objetivos en materia de economía circular pasan por establecer una tasa media de recogida del 75% de envases plásticos de plaguicidas y bioplaguicidas para 2025, año en el que todos los Estados miembros dispondrán de la red necesaria de contenedores.

En la actualidad, a nivel mundial sólo se recicla el 9% del plástico, pero en el sector de fitosanitarios se recoge el 60%, explicó Livio Tedeschi, miembro del Comité de Dirección de la ECPA y vicepresidente senior de Agricultural Solutions para EMEA y CIS de BASF.

Además, las empresas también invertirán en envases innovadores y en productos que requieren el uso de menos plástico. Paralelamente a este compromiso, se pondrá en marcha una campaña de comunicación para que los agricultores se sensibilicen sobre la importancia de almacenar y desechar correctamente los envases de los productos.