La captura de CO2, fuente de ingresos para el agricultor

Bayer Crop trabaja en un sistema que permita cuantificar el secuestro de carbono de las prácticas agrícolas para que la contribución a la lucha contra el Cambio Climático sea también un modelo de negocio para el campo

La agricultura camina de la mano de Bayer Crop Science hacia lo que puede ser un verdadero cambio disruptivo en el que la mejora de la sostenibilidad no sólo sea una contribución a la lucha contra el Cambio Climático, sino una forma de obtener ingresos para el sector.

“La agricultura no sólo tiene que alimentar el mundo -más de 800 millones de personas sufren hambre-, sino que tiene otra misión muy importante, la contribución a la reducción del Cambio Climático”, afirmó el presidente de Bayer Crop Science, Liam Condon, durante el encuentro Diálogo sobre el futuro de la Agricultura que la compañía celebra todos los años y que en esta ocasión tuvo un formato virtual.

Para Condon se necesitan unos “objetivos medioambientales más ambiciosos” y en esa ofensiva la agricultura, a diferencia de otros sectores, puede aprovechar su capacidad para que los suelos capten carbono y ser parte de la solución contra el Cambio Climático y además ser recompensado por su contribución medioambiental. Para ello, la multinacional trabaja en un modelo para detectar cuáles son las prácticas más efectivas en el secuestro de CO2, cuantificarlas y que puedan entrar en un mercado de compraventa de derechos de emisiones.

“Necesitamos una emisión cero de carbono en la agricultura. La idea es secuestrar carbono en los suelos porque aumenta la fertilidad y además se contribuye a luchar contra el Cambio Climático. Pero tenemos que dar un paso más. ¿Por qué no convertirlo en un modelo de negocio? ¿Por qué no pagar estos servicios al ecosistema? Eso es algo que nos lleva hacia un nuevo paradigma porque ayudamos no sólo así a los agricultores, sino también al Planeta. Queremos ser pioneros en un asunto que tiene un potencial enorme”, afirma el directivo.

La compañía tiene proyectos piloto de la bautizada como Bayer Carbon Initiative en EEUU y Brasil, con 100 millones de acres en los que se están probando sistemas con base científica, que sean transparentes y además viables para que los agricultores puedan vender también sus créditos de carbono en las plataformas de comercio de emisiones. En Europa la idea es implementarlo el próximo año.

Así se está desarrollando una metodología con modelos, con distintos partners como asociaciones internacionales y certificadores externos. La iniciativa va por fases. Primero se está desarrollando un modelo de gestión bioquímica que se amplía con sensores, satélites y seguimiento digital para ver cuánto carbono se puede secuestrar con prácticas como la siembra directa o los cultivos con cobertura.

El otro frente es ver el sistema para que los agricultores tengan un beneficio económico por su contribución medioambiental, a través de un mercado de compraventa de derechos de emisiones al que actualmente no accede la agricultura. “Esta temporada vamos a tener los resultados en Estados Unidos y Brasil, que compartiremos con los legisladores y a abogar por un nuevo sistema de bonos de carbono. Pero primero necesitamos las bases científicas y los modelos verificados para obtener el reconocimiento de un sistema que sea aprobado por los gobiernos. Una empresa no puede hacerlo sola, pero queremos ser pioneros. Es un trabajo supercomplejo, pero que puede ser un cambio drástico y masivo en la agricultura y en la lucha contra el cambio climático”, afirma Condon.

Maíz de tallo corto

La compañía alemana dio cuenta también durante este encuentro de otras iniciativas que ha puesto en marcha en el marco de su apuesta por una agricultura capaz de dar respuesta a las necesidades mundiales de alimentación en un marco sostenible. Una de ellas es el desarrollo de un maíz de tallo corto, que se está comercializando ya en México.

“La planta del maíz tiene un tallo muy alto y lo revolucionario es producir una con uno mucho más corto y con más rendimiento, lo que tiene múltiples efectos positivos, como el hecho de que se pierde menos cosecha cuando hay vientos o tormentas enormes”, precisó.

“Se puede aplicar pesticida y otros insumos desde abajo y no con helicóptero, porque los cultivos no crecen tan altos. Se puede aplicar herbicidas de forma más precisa y además se puede plantar de manera más densa, lo que hace más rentable el cultivo”, agregó Condon.

El presidente de la división de Crop Science de Bayer indicó que ya se lanzó la primera semilla en versión beta, comercializada en México. “Estamos cooperando con universidades para tener las pruebas científicas de los beneficios que se están generando. Lo vamos a aplicar en las distintas regiones del mundo”, aseguró.

Empoderamiento de pequeños agricultores

Liam Condon también hizo mención a la Better Life Farming Alliance, una iniciativa dirigida por Bayer para empoderar a unos 100 millones de pequeños agricultores hasta el año 2030. La alianza les proporciona conocimientos, insumos, soluciones financieras y acceso al mercado. Por el momento ya se ha llegado a más de 40 millones de agricultores.

Este año se ha desarrollado la expansión del proyecto a Indonesia y Bangladesh y a nuevos servicios bancarios en India. Bayer también proporciona semillas e insumos para la protección de cultivos, junto con asistencia de mercado y apoyo para las necesidades de salud y seguridad debido al Covid-19 para pequeños agricultores en Asia, África y América Latina, entre los que se han repartido dos millones de paquetes de primeros cuidados.