Emilio Restoy, presidente de la Federación Española del Vino: “El Fondo de Recuperación es una oportunidad única para llevar el sector del vino al mundo 4.0”

Emilio Restoy, CEO de Zamora Company, asume la Presidencia de la Federación Española del Vino consciente de la “responsabilidad” de convertir al sector en actor principal de la “transformación” hacia una economía y una sociedad más digitalizada y sostenible. “Ante el Cambio Climático queremos ser parte de la solución”, afirma.

¿Qué impronta quiere dejar como presidente de la Federación Española del Vino?

Estos tres años van a ser transformacionales y quiero trabajar sobre cuatro palancas. La primera es la sostenibilidad, que ha sido una bandera de la FEV porque el cambio climático afecta de una manera muy importante al mundo del vino en España. Queremos ser parte de la solución y tenemos un programa para impulsar la descarbonización de la industria y de la agricultura, y la sostenibilidad, pero no sólo medioambiental sino también desde el punto de vista social y económica porque el vino es algo fundamentalmente rural y ancla las personas al territorio. En segundo lugar, hay que colocar al consumidor en el centro. El mundo del vino es un mundo de experiencias, es un lubricante social. Tenemos que entender que el consumidor está cambiando, algo que además el tema del Covid está acelerando. Hay que poner en valor el concepto del vino español y en tanto que lo hagamos, incrementando el valor, toda la cadena mejora porque se incrementan los precios en origen. La tercera pata es la internacionalización, cómo construir la marca vino de España, que tiene una buena imagen, pero que tiene un amplísimo camino por recorrer. Ahí tenemos que ser realistas y ver qué podemos hacer para mejorar esa imagen. Y la cuarta es explicar a la sociedad el concepto de vino asociado a la salud. Estos últimos años se están lanzando mensajes sobre el vino que no son científicos. Aquí debemos ser proactivos. Evidentemente el vino tiene que consumirse con moderación, pero forma parte de la dieta mediterránea que se ha demostrado como la más equilibrada, y eso ha sido constatado científicamente. Y en todas esas cuatro patas está la digitalización, que es el cemento de todos esos bloques.

¿A día de hoy qué datos tiene del impacto del Covid en las bodegas de nuestro país?

Los últimos datos son de junio y nuestros asociados preveían un descenso anual del 28%, una caída que afectaba mucho más a las bodegas pequeñas porque los canales que han funcionado mejor son la alimentación y el online, a los que les es más fácil acceder a las bodegas mayores, con más estructura que a las más pequeñas, más enfocadas a la hostelería, en algunos casos de su región. Por eso la transformación digital y dar acceso a todas las pequeñas al canal online es tan importante. Y para nosotros también es fundamental el apoyo al sector de la hostelería y así se lo hemos pedido al Gobierno. Son datos de cuando salíamos del confinamiento y, ojalá me equivoque, pero ahora que volveremos a preguntar, la imagen va a ser un poco más pesimista.

¿Han sido suficientes las medidas implantadas por el Ministerio o se han quedado cortas?

La FEV ha sido capaz de presentar propuestas claras, concretas y de cumplimiento inmediato y queremos agradecer al Ministerio y a sus profesionales la agilidad y la proactividad porque en la medida de sus posibilidades se ha hecho un buen trabajo. Pero la cantidad de los recursos no han sido suficientes, pero somos conscientes de que tienen los recursos que tienen. Los pasos que se han dado, han sido adecuados, pero no han sido suficientes.

El presidente Sánchez explicaba hace unos días el reparto del Fondo de Recuperación. ¿Qué papel debe jugar el sector del vino?

Los objetivos que antes comentaba se alinean con los de ese Plan en la transformación digital de la economía y el impulso a la eficiencia energética y la sostenibilidad. Y eso ofrece una oportunidad única de llevar al sector del vino al mundo 4.0, sobre todo a esa gran cantidad de pequeñas bodegas que tenemos en España. Para eso la FEV está trabajando con el Ministerio para ayudar a esa digitalización, abordando desde cosas tan básicas como que las bodegas tengan ancho de banda suficiente hasta cómo pueden acceder a la venta online y por tanto crear un portal de vino de España, que es mucho más complejo y caro de lo que parece. También cómo podemos digitalizar, automatizar e instrumentalizar todas las unidades productivas y las bodegas, con lo cual conseguimos una eficiencia energética grande. Ahí, en materia de sostenibilidad, la FEV ya tiene una herramienta desarrollada y vamos a proponer al Ministerio y a las Comunidades que aporten recursos para conseguir objetivos de una manera rápida. Luego hay un tema fundamental, que es el de la transformación del viñedo ante el cambio climático. Tenemos un millón de hectáreas de viñedo ¿están plantadas de la forma más eficiente desde el punto de vista de recursos hídricos o energéticos? Algunas son cosas caras como proteger los viñedos de la insolación, temas de eficiencia hídrica o instalar molinos para evitar las heladas. Son las tres cosas que estamos proponiendo al Ministerio porque realmente consideramos que en este cambio que se va a producir el mundo del vino puede ser una parte de la solución.

¿Y está cuantificado económicamente?

Estamos en el proceso de cuantificarlo. Por ejemplo, en digitalización tenemos que saber el número de empresas con las que podemos actuar. Nos gustaría tener un marco o un modelo que podamos escalar y que todas las bodegas sepan los recursos que tienen que aportar, los que pone a disposición la administración y lo que tienen que cumplir. Y de una forma rápida.

Las organizaciones agrarias han denunciado que algunas bodegas no están cumpliendo la norma que obligar a pagar la uva por encima de los costes de producción bajo la amenaza de no recogerles la uva...

Lo primero que tengo que decir es que la Ley está para cumplirse. Pero no me consta que se estén produciendo esas situaciones. Puede haber tensiones puntuales y puede haber bodegas que en el entorno actual en el que sus ventas han caído un 40% no tengan espacio para coger uva. Pero insisto que no somos conscientes de ello y evidentemente no podemos entrar en la política comercial de las distintas empresas.

Parece haberse abierto una guerra de precios entre algunas bodegas para dar salida al stock. ¿No es una estrategia peligrosa?

Bajar los precios tiene una ventaja para el consumidor, pero según cómo y cuándo lo hagas lo que puedes estar haciendo es desprestigiar el producto. El desarrollo a medio plazo del mundo del vino pasa inexcusablemente por incrementar el valor porque si lo bajas va a incidir directamente a toda la cadena. El precio es una parte muy importante pero no la única, como poner en valor lo que estás tomando, que sea algo especial, ese momento de relajarte tomando un vino con los amigos...

La Organización Mundial del Comercio ha condenado a Estados Unidos por las ayudas a Boeing. ¿Confía en que será el fin de los aranceles de Trump?

Es una buena noticia. El tema de los aranceles a la industria agroalimentaria española ha sido tremendamente duro e injusto porque se ha hecho al vino español o francés, pero no al italiano con lo que la desventaja competitiva es de un 25%. La erosión en la marca, en la imagen y en la cadena de valor es brutal. Pero el impacto negativo, una vez que se quite ese arancel que espero que sea pronto, va a durar mucho tiempo porque la posición que hemos perdido no la vamos a recuperar en tres o seis meses. En las cadenas de alimentación, las negociaciones se suelen hacer una vez al año. Si has salido por precio volverás a entrar al año, eso sí entras porque nadie te reserva el puesto. A largo plazo es mucho más duro de lo que parece.

Sigue en el aire una salida negociada de la UE. ¿Están pidiendo al Ministerio un plan para afrontar un ‘Brexit’ sin acuerdo?

Constante y consistentemente y me consta que tanto de la Administración, como la FIAB, de cuyo Consejo formo parte, están siendo proactivos. Queremos creer que al final se va a encontrar una solución, pero también estamos transmitiendo a nuestros asociados que se planteen tener stock suficiente a final de año porque en las primeras semanas de 2021 puede haber una disrupción logística. Estamos confiando en un acuerdo, pero preparándonos para lo peor y este año la experiencia nos está diciendo que prepararse para una segunda ola, es decir lo peor, no es una opción mala. Desde el punto de vista personal estoy convencido de que va a haber un acuerdo porque esto no es un juego de suma cero, es decir lo que pierdes tú lo gano yo o viceversa. Sería tremendamente negativo para las dos partes, porque ambas pierden y el Reino Unido proporcionalmente más. Si impera el sentido común, aunque a veces tengo dudas, se llegará a un acuerdo.

Antes hablaba de poner en valor el vino fuera, algo que ya estamos haciendo. ¿En qué estamos fallando?

Debemos entender que el mundo del vino hace diez años estaba liderado por los grandes productores europeos. Estados Unidos o Australia eran jugadores más o menos minoritarios. La elaboración en esas zonas se está incrementando de forma dramática, pero también en Brasil o México que eran importadores de vino. También en países asiáticos como China que están mejorando en cantidad y calidad de producto. Es decir, nuestra competencia como vino de España se ha incrementado en cantidad y sobre todo en calidad. Y no va a ir a menos. Hay más comensales para la misma tarta. España ha mejorado su imagen, pero necesita grandes marcas y conceptos que prestigien y tiren en ese sentido. Por ejemplo, la gastronomía española es una de las más reconocidas en el mundo, nuestros cocineros están a la vanguardia. ¿Cómo ponemos eso en valor? Uno de los grandes potenciales y embajadores del vino italiano ha sido la gastronomía. El vino tiene mucho que ver con el estilo de vida, con la deseabilidad. Cuanto más marca España como país, como sociedad y estilo de vida deseable mejor le va a ir al vino español. Dicho esto, la imagen del vino español ha mejorado mucho estos años, aunque nos falta valorizar más el producto.

En España hay un gran número de bodegas pequeñas. ¿Debe coger el sector musculatura con un mayor dimensionamiento?

Como industria necesitas una serie de empresas con una masa crítica mínima para poder tener una serie de operaciones tanto desde el punto de vista productivo como comercial o de marketing. El operador número uno de Chile es el doble de grande que el primero de España. Y lo mismo te pasa con el número diez. Dicho esto, parte del valor de la cultura del vino en España está en esa atomización. Tener empresas más grandes tiene todo el sentido, pero también a través de la asociación puedes conseguir objetivos comunes.

¿El enoturismo sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país?

Hemos avanzado sustancialmente y creo que estamos en el camino adecuado, pero necesitamos más apoyo para arrancar a esas bodegas que forman la masa crítica. La situación postcovid debe actuar como acelerador. Algunos hablan del turismo como un sector en el que se aporta poco valor añadido, algo con lo que estoy totalmente en desacuerdo. En el caso del enoturismo cada visitante aporta un valor muy superior a la media y además lo hace donde se necesita que es en la España Vaciada. Consigues además potenciar la imagen de marca España, y por tanto de calidad de los productos españoles y no sólo del vino porque estamos hablando de agroturismo y por tanto de la industria agroalimentaria que es uno de nuestros baluartes. Todos los recursos que se destinen tendrán un efecto multiplicador muy significativo. Queda mucho por hacer pero insisto en que se ha recorrido mucho camino, sobre todo en la percepción que tanto la industria como la administración tienen del valor del enoturismo.