El pasto de Sudán prueba suerte en España como forraje alternativo

Introducido en ciclo con una avena o una veza, ofrece la posibilidad de tres cosechas de silo y una máxima producción para los que buscan gran cantidad de kilos de materia seca. Entre sus ventajas su menor necesidad hídrica que otros cultivos, aunque tiene menor aporte energético que otros forrajes

Agricultores y ganaderos siguen buscando alternativas para sacar la máxima rentabilidad a sus explotaciones. El reto es muy difícil porque los márgenes son muy ajustados y no todo vale, ya que otro pilar fundamental es la sostenibilidad. El cultivo debe ser rentable y no hipotecar el futuro de la explotación.

Una de estas opciones que se empieza a barajar es el pasto de Sudán, para algunos la variedad más forrajera del sorgo, para otros, una variedad totalmente diferente. El pasto de Sudán es una planta de origen tropical, de tallos finos, hojas estrechas, con gran capacidad de rebrote y de ahijado, poco fibrosa y muy apetente. Asimismo, es menos resistente al frío y su semilla es más fina que el sorgo.

El pasto de Sudán se utiliza cuando se busca un forraje más apetente, ya que la caña es más fina, menos fibrosa y más jugosa que la de otros forrajes. También hay que considerar que el tamaño de la semilla es más pequeño, lo cual permite una dosis de siembra inferior y que la capacidad de ahijamiento es muy grande. El caso es que en varias partes de España se está probando como seria alternativa en regadío frente a la remolacha o el maíz.

Una de estas pruebas se realiza actualmente en Santervás de Campos (Valladolid) por Santi Baeza, que de la mano de la deshidratadora COFOCYL, de esta misma localidad, han sembrado unas 24 hectáreas. “Me gusta experimentar y probar diferentes cultivos y como un ganadero amigo mío lo sembraba, me he animado por primera vez este año”, explica este agricultor.

El pasto de Sudán es una opción muy buena a la hora de conseguir un cultivo que ofrezca una alta cantidad de forraje porque proporciona una excelente cantidad en kilos de materia seca. “Encaja muy bien como doble cultivo en regadío. Siembras una avena o una veza de forraje o incluso un cereal para grano como una cebada, y después de retirarlo, el pasto de Sudán”, explica Felipe González, gerente de COFOCYL. Es un cultivo ideal para ganaderos que no tengan mucha superficie de regadío y necesiten mucho silo. En una misma explotación consiguen tres cosechas de forraje, la de la veza o la avena de forraje y los dos cortes del pasto de Sudán por lo que maximizan su inversión. “Es una alternativa ideal para conseguir la máxima producción de forraje por hectárea en una explotación”, comenta el gerente de esta deshidratadora.

Para Santi Baeza este cultivo es muy interesante “como alternativa diferente a una remolacha o un maíz y es muy fácil de llevar. Este agricultor vallisoletano lo sembró a primeros de mayo, realizó el primer corte en los primeros días de agosto, y en estos días, va a realizar el segundo corte. “La siembra necesita calor por eso se realiza entre finales de abril, principios de mayo ya que si la tierra no tiene la temperatura adecuada no nace, con los fríos también se arruga mucho”, señala este agricultor.

A falta de las cantidades del segundo corte, los rendimientos son interesantes, el primer corte ha producido unas 11 toneladas por hectárea al 12% de humedad, el segundo rondará las 6-7 toneladas también al 12% de humedad. “Me faltan completar los números del segundo corte, pero es posible que este cultivo sea más rentable en mí explotación que el maíz o la remolacha. El pasto de Sudán necesita menos agua que la remolacha y algo menos que el maíz”, comenta Baeza.

En esta zona, otra de las ventajas que aporta el pasto de Sudán es que, a partir de octubre, la tierra queda libre y ya no es necesario volver a pisarla. “Con la remolacha o el maíz, en este tipo de terreno, si llueve mucho, no puedes entrar en bastante tiempo”, señala este agricultor.

Una de sus desventajas puede ser su aporte de proteína, inferior al de algunos cultivos forrajeros por excelencia. “No es una proteaginosa, mientras que una alfalfa de regadío puede alcanzar perfectamente un 18% de proteína, su nivel ronda el 10-12%, más bajo que el de una veza, pero algo mayor que el de una avena para forraje”, señala Felipe González. De ahí que su secreto más que para deshidratarlo, aunque también, sea el conseguir kilos para silo. La rentabilidad viene de las tres cosechas de forraje que, en el sur de nuestro país pueden ser hasta cuatro, ya que es factible por el clima del sur un tercer corte del pasto de Sudán. Para las necesidades de la deshidratadora, este cultivo es más costoso que una alfalfa. Destaca más su uso para silo que para seco, aunque hay que hacer más números y más pruebas.

Sembradora convencional

Otro de sus aspectos positivos es que no requiere de una maquinaria especial. El pasto de Sudán se siembra con sembradora convencional y se cosecha con una segadora de forraje de discos. Ofrece una buena sanidad y calidad porque es resistente a enfermedades. “No he tenido que utilizar ningún fitosanitario y en cuanto abonado he utilizado un 8-24-16 y después un N32 en líquido”, explica Santi Baeza.

Los precios de pasto de Sudán son algo superiores al que tiene de media una avena de forraje y están por debajo de los de una veza de forraje.

A la espera de los resultados del segundo corte, la idea de Baeza es continuar con este cultivo si a la deshidratadora le interesa. “La experiencia este año ha sido muy buena y mi intención es repetir”, avanza este agricultor vallisoletano.