Pedro Gallardo, presidente de la Alianza para una Agricultura Sostenible (ALAS): “Necesitamos herramientas para seguir produciendo más con menos”

El presidente de la Alianza para una Agricultura Sostenible (ALAS), Pedro Gallardo, abordó las implicaciones de la nuevas exigencias medioambientales que vienen de la Unión Europea durante la celebración de un encuentro virtual con el Consejo Asesor de ‘elEconomista Agro’

Durante una hora y media, el director general de la Asociación de Empresas de Protección de las Plantas (Aepla), Carlos Palomar; la directora de Negocio Agro de Banco de Santander, Lorena Ruiz Ponce; el director general de Foro Interalimentario, Víctor Yuste, y la responsable de Relaciones Institucionales de Cerealto Siro, Carmen Cobián, tuvieron oportunidad de conocer de primera mano la postura del también presidente de Asaja Cádiz y vicepresidente de Asaja Nacional ante las Estrategias Farm to Fork y Biodiversidad 2020, entre otros asuntos y los objetivos estratégicos de ALAS.

Recién elegido vicepresidente del COPA, Pedro Gallardo ha formalizado hace unos días la incorporación de COAG a ALAS y que fortalece una asociación de la que ya forman parte Asaja, UPA, Cooperativas Agroalimentarias de España y la Federación de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas (FEPEX) y que se ha convertido en referente en la defensa de un modelo de agricultura que reivindica la innovación tecnológica y la Ciencia como motores para hacer compatibles sostenibilidad medioambiental y económica.

Pedro Gallardo fue contundente al calificar de “ataque a la agricultura productiva europea” las dos estrategias medioambientales, “hechas sin estudio de impacto y sin consultar a los agricultores”. En este sentido, advirtió de las repercusiones de las “graves limitaciones” de hasta un 50% en la utilización de fertilizantes o fitosanitarios que se recogen en las que “son meras comunicaciones y no propuestas legislativas que se pueden vincular con la PAC, aunque algunos lo pretendan”.

Gallardo recurrió a los datos publicados hace unos días por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés), que rebaja entre un 7% y un12% la productividad de la agricultura europea en el caso de que se implanten las restricciones. “Eso va a suponer un encarecimiento de la alimentación y aumentar en 22 millones el número de personas expuestas a la falta de alimentos”.

Para el presidente de ALAS, “lo que no produzcamos nosotros habrá que traerlo de fuera y la huella de carbono la trasladaremos al Tercer Mundo. Es importante que el consumidor europeo y español sepa que los agricultores y la industria llevamos muchos años haciendo esta tarea de producir más con menos y ya tenemos, junto a Japón, la legislación más restrictiva del mundo. En el caso de España, hay que tener en cuenta que nuestra posición geoestratégica nos coloca como puerta de entrada de plagas y enfermedades y no podemos prescindir de esas herramientas porque nos restaría competitividad”.

Para Gallardo, “no sé qué hace Europa mirándose el ombligo en vez de decir vamos a producir más para alimentar a los países de África, aquí tenemos los frigoríficos llenos”.

Carlos Palomar, director de Aepla, que reúne a las empresas de protección de cultivos, abogó por una agricultura de más con menos agua, suelo, insumos, pero no en base a porcentajes de reducción, sino gracias a la eficiencia y a la agricultura de precisión. “Tenemos que conseguir entre todos menor impacto ambiental, más productividad y más competitividad para que haya cultivos sanos con rentabilidad y que por tanto tengan futuro y que los agricultores se incorporen a las nuevas tecnologías”. En su opinión, una de las cosas que estrategias como Farm to Fork deben explicar no son sólo los impactos medioambientales. “Hay explicar a los políticos el impacto económico que las decisiones que ellos están tomando van a producir no solo en la agricultura, sino en las generaciones futuras”.

Víctor Yuste, director general de Foro Interalimentario, “puso el foco” en la “formación y en la información a la sociedad porque somos pujantes y tenemos una agricultura muy puntera que innova a marchas aceleradas. El sector agrario está muy identificado con el desarrollo tecnológico, poniendo sensores, utilizando drones, inteligencia artificial o geolocalizadores para el ganado”.

“Donde tenemos que hacer hincapié es que la innovación empresarial y agrícola la tenemos hecha, pero nos está fallando el que la sociedad la acepte”, señaló en relación a temas como la regulación de la edición genética. “Hoy son las semillas, pero mañana puede ser un problema de la alimentación animal. Hay que evitar que nos pongan más barreras, más palos en la rueda porque no podemos detenernos. Pero tenemos que saber transmitir con la evidencia científica que podemos ser innovadores y sostenibles”. Puso el ejemplo de la lucha contra el Covid. “Ahora que está tan de moda la Ciencia con el tema de la vacuna tenemos que trasladar que también tenemos científicos en el CSIC o en el INIA que están investigando en cómo producir más con menos, pero además con mayor calidad y eficiencia nutricional en los alimentos”.

Precisamente la incorporación de los avances tecnológicos para el desarrollo agrícola y la utilización de criterios científicos en la toma de decisiones de los políticos son dos de las razones del nacimiento de ALAS. Pedro Gallardo defendió la edición genética ante fenómenos como el Cambio Climático. “Necesitamos estar preparados, van a permitir tener herramientas para garantizar cosechas con más temperaturas, menos agua o suelos más salinos”.

En ese sentido, Gallardo aseguró que desde ALAS se defiende el criterio de la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) para que la Unión Europea guíe sus decisiones políticas. “Son científicos que pagamos de nuestro bolsillo, son independientes y no están casados con ninguna multinacional”, afirmó.

Gallardo anunció que en ALAS están creando un Comité Científico “donde tendremos catedráticos y personas de primera línea en el ámbito de la investigación para que nos aporten su conocimiento en materias como mejora genética, biotecnología, la sanidad vegetal, biodiversidad, suelo, mecanización, cambio climático, seguridad alimentaria o la sostenibilidad Será el embrión para tener un Congreso científico anual de agricultura sostenible en España”.

Sobre la incidencia de las nuevas tecnologías, la directora de Negocio Agro de Banco Santander, Lorena Ruiz, defendió el importante papel de las entidades financieras a la hora de canalizar inversiones hacia el sector. “Somos clave para digitalizar, para el cambio de maquinaria, para la modernización de regadíos, para monitorizar el ganado. Nosotros ya hemos inyectado este año 7.000 millones de euros en el sector agroalimentario, que es el segundo sector de la economía, pero puede convertirse en el primero”.

En este sentido, destacó la necesidad de “tener a nuestro campo conectado y hoy no está al 100% porque no se trata de que la cobertura de Internet llegue a los pueblos, sino a las explotaciones para incorporar la agricultura de precisión”.

Carmen Cobián, de Cerealto Siro Foods, tras destacar el papel jugado por el sector agroalimentario para garantizar el abastecimiento de alimentos, subrayó la importancia que va a tener el Fondo de Recuperación para salir de esta crisis y planteó a Gallardo sobre los proyectos que podrían ponerse sobre la mesa para el sector agrario.

El también vicepresidente de Asaja reconoció “un par de decepciones” con los fondos Next Generation. “Entendíamos que iban a llegar el 2%, unos 15.000 millones y finalmente han sido 7.500 millones, el 1%”.

De esos 7.500, unos 729 para España, vienen a desarrollo rural. “El temor es que vemos que muchas veces los fondos de desarrollo rural se quedan en el camino, regando otras políticas que interesan más a un consejero, en muchas ocasiones hay que cofinanciarlo y hasta que la Comunidad autónoma no ponga su parte no llegan a los agricultores.”