Los ‘brotes verdes’ en alimentación animal

La madrileña Beatriz Jiménez Adánez formula planchas de hierba a medida, a base de germinados, para ofrecer a los animales herviboros estabulados un alimento óptimo acorde a su naturaleza. En equinos reduce en un 87% los cólicos

La revolución ecológica ha comenzado. Cada vez son más las empresas y entidades que públicamente se suman a sus postulados -métodos de producción sostenibles, bienestar animal, respeto a los ciclos de la naturaleza, equilibrio territorial, etc.-, pero, sobre todo, cada vez son más los pequeños agricultores y ganaderos, o simplemente emprendedores particulares, que enarbolan la bandera de esta revolución con hechos y compromiso real con esos principios. Es el caso de Beatriz Jiménez Adánez, una mujer de 51 años de Cercedilla (Comunidad de Madrid), licenciada en Derecho y apasionada de los caballos; tan enamorada del mundo equino, que aparcó las leyes y hace 15 años se entregó en cuerpo y alma a él. La muerte de uno de sus ejemplares, Gringo, debido a un cólico, la tocó de un modo especial el corazón y decidió moverse, hacer algo para velar por la salud de sus caballos, para garantizar a los suyos y al conjunto de ejemplares de esta ganadería un bienestar real; un confort que, para un animal herbívoro, pensó, debía empezar por una alimentación a base de hierba. Así, nació Equinocol.

En el caso de los caballos de la familia de Beatriz, tenían todas las cosas que ella consideraba necesarias para vivir bien: un box amplio que les permitía moverse y estar resguardados, cuidados veterinarios, limpieza y mimo y una alimentación acorde a sus necesidades. Pero aquella repentina muerte de Gringo hace unos 12 años por un cólico estomacal generó una duda razonable en Beatriz, que ya estaba inmersa en su nueva formación en nutrición animal y auxiliar de veterinaria: ¿era una buena alimentación la que dispensaba a sus animales? “Si un animal herbívoro nunca come hierba...”, afirma ella misma dejando retóricamente en el aire la respuesta.

No le cabía duda de que los piensos que ingerían sus caballos, como otros muchos, les aportan todos los nutrientes que necesitan para vivir, pero la realidad es que su organismo está preparado por naturaleza para una fórmula de alimentación distinta, con la hierba como elemento esencial. Teniendo en cuenta que muchos equinos y otras especies ganaderas viven estabuladas y no pueden salir a pastar, Beatriz echó mano del popular dicho “si la montaña no va a Mahoma...”, y se empecinó en buscar la manera de lograr un alimento con lo mejor de la hierba, sin renunciar a los piensos, que permitiera alimentar a esos animales como si estuvieran en la naturaleza en régimen de libertad.

Ayudada por su padre -ingeniero agrónomo-, y sorprendida por las posibilidades de los germinados que descubrió en una feria, ideó la manera de crear planchas de hierba fresca a base de semillas de cereales, oleaginosas y leguminosas germinadas, “primero con una máquina, luego con otra más grande” y, gracias a un contacto, en colaboración con la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Corría 2014.

200 planchas, 3.000 kilos, al día

En bandejas de plástico de 40 por 60 centímetros, esta innovadora empresa con sede en Cercedilla produce desde hace seis años y con un sistema patentado propio, tres tipos de planchas, aprovechando la técnica de agricultura vertical, que no necesita sustrato: una sobre una base de cebada para 300 caballos de la Comunidad de Madrid, germinado herbal mediante procesos naturales que, según un estudio avalado por la propia Facultad de Veterinaria de la Complutense, reduce hasta en un 87% la incidencia de cólicos en equinos y permite atajar un problema que representa una de las principales causas de muerte en esta especie animal.

Los otros dos tipos, producidos con certificación ecológica desde septiembre de 2019, con distintas mezclas -pipas de girasol, alfalfa, guisantes, etc.- para las alrededor de 1.300 cabras de la cabaña Suerte Ampanera, el proyecto ganadero ecológico de los hermanos Rafa y Alfredo González en Colmenar Viejo. Encontrar a estos hermanos, subraya Beatriz, que también ellos tengan esa conciencia ecológica y esa preocupación por producir de una manera lo más respetuosa posible con el medio ambiente, y que la hayan abierto las puertas de su explotación para probar los nuevos germinados con sus cabras ha sido “una gran suerte”.

De hecho, estas cabras cuya producción lechera va destinada a una quesería artesana que ya ha cosechado diversos reconocimientos en concursos queseros, son las primeras destinatarias de las planchas ecológicas que Beatriz Jiménez elabora y cuyos resultados ya analizan con los ganaderos mediante digitalización de datos, pero no serán las únicas, ya que en los planes de futuro de esta emprendedora está el de abrirse camino con sus germinados entre explotaciones del mismo tipo. “Me voy a encaminar a ganaderías ecológicas porque detrás de ellas suelen estar personas cuyos principios entroncan con mi preocupación por una producción sostenible y porque suelen ser más receptivos a probar cosas nuevas”, afirma. Eso sí, para abrir esos nuevos caminos, el futuro inmediato de Equinocol pasa por estrenar nuevas instalaciones. Así, pronto cambiará sus cuatro cámaras de germinación en Cercedilla por algunas más en Guadarrama ya que, como afirma Beatriz, se ha quedado sin producción, “a Dios gracias”, más que para cubrir las necesidades de sus clientes actuales, entre los que se cuenta la Hípica Prado Luis de Guadarrama. “Vamos a trasladarnos a unas instalaciones más grandes y mejor preparadas, en las que queremos implantar placas solares, sistemas de reutilización del agua y otras innovaciones que nos faciliten la apuesta por la sostenibilidad y la huella de carbono cero, e incluso crear”, describe en relación a esos inminentes planes de futuro.

Es pues un sueño hecho realidad que comparte con su familia y que nace del amor por los caballos -actualmente disponen de cinco ejemplares para actividades de recreo familiar-. Un sueño que, por el momento, se ciñe a la Comunidad de Madrid pues su compromiso con el medio ambiente y la huella de carbono cero enmarcan su actividad en proximidad, aunque no descarta crecer en otras comunidades. Además, está abierta a brindar asesoramiento y ayuda a otros que quieran apostar por esta fórmula de alimentación para ganados estabulados; de hecho, ya ha recibido peticiones incluso desde Canarias, donde el caprino tiene una especial relevancia y los germinados creados por Beatriz pueden resultar un gran aliado para sus animales.

Y es que, si algo tiene claro esta emprendedora, es que la alimentación es un factor clave en el bienestar animal y que ella quiere contribuir al mismo. Y, si al pan pan, al herbívoro... hierba.