La bioseguridad, a examen: el porcino reconoce margen de mejora

Pese a los avances en materia de protección de las granjas, expertos y operadores del sector reconocen la necesidad de mayor “implicación y concienciación” en materia de bioseguridad de toda la cadena para evitar la entrada de enfermedades como la temida peste africana, que amenaza a la Unión Europea

Bajo el título Bioseguridad en el sector porcino ¿realidad o ficción?, la Lonja de Vic y Banco Sabadell reunieron en un webinar a voces tan destacadas del sector como Carlos Sánchez, veterinario del Servicio de Prevención en Salud Animal de la Generalitat de Catalunya; Miguel Ángel Higuera, director de Anprogapor; José Manuel Sánchez Vizcaíno, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad Complutense de Madrid; Jordi Baliellas, veterinario en GSP-Interporc; y Albert Vidal, jefe de la sección de cerdas reproductoras en Vall Companys.

Hablamos de una industria clave no sólo en el sector agroalimentario español, sino en el conjunto de la economía española, por lo que la entrada y propagación de enfermedades puede tener efectos dramáticos, especialmente si hablamos de la temida PPA. Con 86.000 granjas, el pasado año se sacrificaron 59,2 millones de animales, a lo que hay que unir las 2,5 millones de cabezas importadas desde Europa. Estas cifras dan cuenta del volumen de movimientos que se realizan anualmente en nuestro país. Sólo en Cataluña, principal productora, fueron 208.714 traslados de animales -de ellos 1.449 intracomunitarios-.

Carlos Sánchez fue claro en este sentido al afirmar que “con la bioseguridad no se regatea e implica a todos: ganaderos, mataderos, transportistas, integradoras, etc. Una apuesta que debe venir desde el convencimiento de manera que se integre en los métodos de trabajo de la empresa. “La bioseguridad no es una foto, sino un vídeo. O invertimos en prevención, en medidas de seguridad, o lo vamos a gastar en curar las enfermedades”, añadió.

Ya en el debate, el catedrático de la Complutense, José Manuel Sánchez Vizcaíno, destacó que el sector porcino ha invertido mucho, pero la bioseguridad es un tema complejo en el que es fundamental la concienciación de toda la cadena “porque en las granjas se ha avanzado mucho, pero hay otros aspectos en el que queda mucho recorrido”, como la limpieza de vehículos.

Albert Vidal puso sobre la mesa las ventajas competitivas que tiene nuestro país: buena temperatura y poca humedad, granjas valladas a diferencia de Europa, explotaciones monoespecies, encuestas de bioseguridad que han “facilitado un vuelco” o una ley de ordenación del sector que marca las distancias obligatorias, que tampoco existe en otros muchos países. Pero entre los aspectos negativos, como la dificultad para “entender” la bioseguridad “porque somos poco disciplinados”, la alta densidad de ganado en algunas zonas, o el modelo de integración, que debilita la bioseguridad “porque el riesgo está compartido, el que paga no está y el que está no paga. No es lo mismo que una persona acarree el 100% el riesgo de coger una enfermedad”. No obstante, reconoció que en España no es peor que en Europa “aunque es mejorable”.

Sánchez Vizcaíno reconoció que la peste porcina africana es “lo que más preocupa porque a pesar de lo que nos dijeron en Bruselas lleva seis años y sigue avanzando, no a mucha velocidad, pero cada vez está más cerca”.

“El hecho de que no podamos producir más nos va a obligar a traer más para exportar. El porcentaje tan enorme que estamos trayendo me asusta”, advirtió, una afirmación sobre la que el director de Anprogapor, Miguen Ángel Higuera apuntó que “el mayor riesgo de que tengamos la PPA es que la montemos en un camión”.

El catedrático de la Complutense añadió que, aunque en la UE “la regionalización permite a un país infectado tener un mercado interior, nosotros jugamos en la Liga grande. Con un solo jabalí infectado, con una pequeña granja, estamos machacados y se acaban muchas perspectivas en un momento difícil por el Covid, una economía muy complicada y con un sector que todavía debe mucho dinero”.

En este sentido, advirtió que “el sector no está suficientemente sensibilizado sobre el peligro que tenemos”.

Jordi Baliellas apuntó en ese sentido que “hay que aumentar las medidas. Tenemos que trabajar más que nunca en bioseguridad porque muchas veces, demasiadas, es un trámite. Se miden las cosas, pero no se toman medidas correctoras”. En esa misma línea, Albert Vidal, denunció que “hablamos de bioseguridad, pero no nos lo creemos. Todo el mundo es responsable en la cadena. Desde el dueño de la granja hasta el conductor del camión, pero hay que concienciarse y destinar los recursos y el tiempo necesarios”. En ese sentido denunció que “no somos un sector maduro. Tenemos lavaderos en mataderos que van con monedas, u otros en los que la primera media hora es gratis, pero luego hay que pagar, en otros sólo hay dos pistas”.

Sánchez Vizcaíno reconoció que “la responsabilidad es de todos, pero no todos sienten que van a perder lo mismo si hay un fallo”.