El sector cárnico mantiene su músculo exportador

Una de cada dos empresas prevé mantener sus ventas al exterior durante el segundo semestre del año

El sector cárnico está demostrando su capacidad para amortiguar el impacto del coronavirus gracias a la internacionalización. En un contexto de caída de ventas por la pandemia, los mercados internacionales han servido como tabla de salvación durante el primer semestre del año, una situación que se acentuará en el segundo tramo del ejercicio.

Así se desprende de la quinta edición del Barómetro de la industria cárnica española elaborado por la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) y la banca cooperativa Cajamar en la que se pulsa a las empresas sobre la evolución de la primera mitad del año y las previsiones para el segundo tramo del ejercicio.

Pese a que el sector agroalimentario se ha visto afectado con menor intensidad por la pandemia, el cierre del Canal Horeca ha golpeado de forma clara a sectores muy vinculados a la hostelería, como el cerdo ibérico o las carnes de vacuno y ovino. El resultado es que, durante la primera mitad del año, solo un 14,3% de las empresas del sector logró incrementar sus ventas, en comparación con el 65,7% que redujo su facturación.

Las expectativas respecto al segundo semestre, mejoran ligeramente, aunque se mantiene el pesimismo respecto a la evolución de la cifra de negocio en el 62,9% de las compañías, un porcentaje que previsiblemente se quedará muy corto si se tiene en cuenta que la encuesta es anterior a las nuevas restricciones de movilidad y actividad económica que se han puesto en marcha en las últimas semanas.

La fuerte internacionalización del sector cárnico -es el segundo en ventas en el exterior tras el hortofrutícola- ha permitido amortiguar los estragos causados por la pandemia en el mercado interior. Así el porcentaje de empresas que exportó en el primer semestre se situó en el 77,14%, apenas un punto y medio menos que lo que ocurría en el mismo periodo de 2019. La previsión para el segundo tramo de ese ejercicio es de un ligero descenso, aunque el número de compañías que prevén tener contactos comerciales fuera de España se mantiene por encima de un 70%.

Cosa diferente es que, según se afirma en el barómetro coordinado por David Uclés, director del Servicio de Estudios de Cajamar, el volumen de ventas no haya disminuido. Así, mientras en los dos años anteriores la proporción de empresas que había aumentado sus ventas al extranjero se había situado por encima de las que las reducían o las mantenían, en el primer semestre de 2019, las compañías que minoraron sus exportaciones escaló hasta el 37%, por encima de las que las aumentaron (33,3%) o las que las habían mantenido (29,6%)

El sector, sin embargo, mira con optimismo el segundo semestre en este aspecto y son mayoría los empresarios (48%) que piensan que mantendrán el actual volumen de exportaciones frente a un 20% que espera reducirlas. “A pesar de las dificultades del momento, que alcanzan desde el propio proceso de producción hasta la logística del transporte, parece que las empresas visualizan este periodo como un bache temporal en su trayectoria exportadora y que, por tanto, serán capaces de mantener su posición en los mercados exteriores”, sostiene el Barómetro.

Para el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, “tenemos un sector extraordinariamente competitivo, eficiente y profesionalizado que está permitiendo reforzar nuestra posición internacional, algo especialmente importante en los momentos actuales porque el impacto del Covid en la economía es extraordinario y necesitamos sectores que no solamente mantengan empleo, sino que traigan dinero de fuera y permitan mejorar nuestra posición económica, que se ha visto debilitada”.

Baamonde recordó que España es el segundo país de Europa en superávit agroalimentario, con 14.500 millones, después de Holanda, pero mientras ellos son eminentemente comercializadores nosotros somos productores “por lo que es absolutamente necesario contar con una economía productiva e internacionalizada que nos permita generar empleo y soportar el impacto económico”.

Otro de los aspectos reseñables del informe es el enfoque que está dando a sus inversiones. Aunque el número de compañías que las han congelado por el contexto se eleva al 48%, un 51% mantiene sus previsiones, un dato que, unido al hecho de que caen las inversiones destinadas a activos fijos hasta su mínimo histórico (37,1%), permite deducir que crecen las que se decantan por intangibles. “Un porcentaje significativo (22,29%) invertirá en elementos relacionados con la diferenciación como estrategia para hacer frente a la situación generada por el Covid”, asegura el informe.

En este sentido, una mayoría -el 77%- considera que algunos cambios que ha traído la pandemia han llegado para quedarse, mientras que el 14% opina que la profundidad de éstos es tan grande que el futuro será radicalmente diferente.

Así más del 80% de las empresas cree que la digitalización ha llegado para quedarse, así como un 77% prevé mayor protagonismo del comercio electrónico y unos niveles de precios al consumo más ajustados, es decir, menos márgenes. Igualmente, el 59% de las empresas encuestadas considera que el consumidor estará más preocupado por la seguridad alimentaria y por la relación salud-alimentación. A este respecto, el Barómetro destaca que el 43% ya ha implantado una estrategia de digitalización, un 21% la tiene preparada, un 26% no la había activado, pero la tiene prevista y sólo un 8,9% no cuenta con ella.

“Estamos muy orientados ya a proyectos relacionados con la digitalización y la sostenibilidad” aseguraba el presidente de Anice, Alberto Jiménez, dos aspectos que pueden venir muy bien al sector para beneficiarse de los fondos de la Unión Europea.

El presidente de Cajamar destaca en este sentido que “hay una tendencia hacia inversiones que produzcan valor, y la digitalización es un elemento de diferenciación tanto en los procesos productivos como en la comercialización”.

Respecto a la sostenibilidad, Baamonde se muestra de acuerdo en las orientaciones de la Comisión Europea “pero en un mundo globalizado el compromiso debe ser global porque si no se podría producir algún tipo de distorsión de la competencia”.