Asegurando la tierra desde el espacio

Se anuncia el fin de un mundo, el conocido hasta el fatídico marzo de 2020, entre mensajes apocalípticos relacionados con la pandemia. Pero antes de que el virus contagiara la vida sobre la tierra, existían amenazas frente a las que convendría vacunarse cuanto antes. Sin remontarnos demasiado en el calendario, hace aproximadamente un año, la DANA arrasó el sureste peninsular provocando varias muertes y pérdidas millonarias en el sector agrícola como consecuencia de los destrozos que originaron las inundaciones. Que junto a las sequías y a la desertificación conforman los principales efectos que se agravarán durante el futuro más inminente por culpa del cambio climático.

Asimismo, el aumento de las temperaturas es innegable, al igual que el de los incendios y la extinción de determinadas especies. Y en este contexto, caracterizado por la asiduidad de los fenómenos meteorológicos extremos, preocupa la protección de los cultivos, de las tierras ganaderas y de ciertas construcciones, entre otros.

Si el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha advertido de que la incidencia del Covid-19 podría casi duplicar el número de personas que padecen hambre aguda en todo el mundo, la agroindustria constituye el garante de la alimentación. Pues bien, en este sector existe una imperiosa necesidad de contar con herramientas financieras para reducir el riesgo de escasez de producción de alimentos y, al mismo tiempo, ofrecer oportunidades para aumentar la productividad en regiones que se encuentren en vías de desarrollo.

Y es que, a día de hoy en el mundo asegurador, por ejemplo, existen enormes reticencias a cubrir los riesgos asociados a factores tan imprevisibles como la variabilidad del clima -terremotos, inundaciones, etc.- Esto hace que multitud de agricultores y negocios vinculados a esta actividad no cuenten con otra alternativa que asumir enormes pérdidas cuando una de estas catástrofes azota sus cosechas.

Sin embargo, parece que la innovación comienza a ponerse de su parte, pues ya existen compañías tecnológicas que están ayudando a poner en marcha los denominados como seguros paramétricos, cuyas indemnizaciones se calculan en función del comportamiento de una o más variables que se miden de forma muy eficiente a través de imágenes satelitales, múltiples conjuntos de datos y tecnologías de inteligencia artificial. Se trata de nuevas soluciones para las aseguradoras que incluyen métodos de monitorización poco costosos, que reducen los costes administrativos al no necesitar inspecciones ni peritajes de las zonas afectadas y que aumentan las posibilidades para estos empresarios que a menudo no tienen siquiera posibilidad de acceder a los seguros tradicionales. Además, ofrecen enormes facilidades de contratación y de reclamación, dado que los parámetros que definen el seguro se basan en la probabilidad del hecho y la creación de índices objetivos y verosímiles.

Es decir, estos seguros, a diferencia de los tradicionales o de los acuerdos de indemnización que requieren una evaluación sobre el terreno de las pérdidas individuales, se basan en un mecanismo de activación que utiliza una metodología predefinida en función de variables exógenas tanto para el asegurado individual como para el asegurador. De esta manera, ayudan a limitar los daños colaterales de cataclismos entre los que también se incluyen los terremotos y los ciclones tropicales. Ante estos, posibilitan un desembolso rápido del dinero, al no ser necesario realizar una evaluación sobre el terreno, lo que generalmente resulta costoso y lento.

Precisamente, Fregata Space es una de estas compañías volcadas en ofrecer este tipo de herramienta que aporta confianza tanto a aseguradoras como a clientes finales. ¿Y cómo lo hace? Primero, a través de tecnologías Big Data y Machine Learning que analizan el histórico de variables que influyen en el siniestro para crear modelos predictivos utilizando diferentes fuentes de información. Después, se modelan los escenarios para elegir los mejores parámetros del seguro y se crea un modelo definitivo para maximizar el beneficio tanto a los asegurados como a la aseguradora y, finalmente, se ofrecen los seguros a los clientes mediante una plataforma online de gestión de la información.

Asimismo, si ocurriese un siniestro, este innovador sistema calcularía automáticamente las reclamaciones potenciales y prepararía la información relevante para que se pudieran llevar a cabo de manera eficiente. También estaría preparado para recibir pruebas complementarias para la calificación del siniestro y estaría conectado a un gestor de pagos para que el cliente recibiera de forma inmediata la compensación estipulada. A fin de cuentas, es cuestión de trasladar la física cuántica al sector asegurador. De estudiar exhaustiva y pormenorizadamente estructuras matemáticas para después, mediante algoritmos, crear modelos que expliquen cómo es el mundo que nos rodea. Y es que en Fregata hemos puesto tecnologías como el Big Data y el Machine Learning al servicio del sector New Space y asegurador, para bien de millones de personas que viven de sus activos físicos, expuestos a riesgos climáticos.

Tan cierto es que los seguros paramétricos están empezando a tener salida en España como que aún no son tan demandados como en países en vías de desarrollo. Que unos fenómenos meteorológicos, como las erupciones volcánicas, son más fáciles de predecir que otros, como los temblores sísmicos. Pero, desgraciadamente, la inédita crisis del coronavirus no es el único fenómeno adverso al que se enfrentan cada año pequeños y grandes empresarios que viven de la industria agroalimentaria u otras como la turística que sufren también sus daños colaterales. Catástrofes naturales como terremotos, inundaciones, incendios o erupciones volcánicas suponen a menudo la ruina para estos negocios que encuentran pocos instrumentos financieros para protegerse.

Sin embargo, la tecnología se erige una vez más como solución inteligente que ayudará, en unos casos, a salvar vidas; y en otros, a mejorarlas. Porque ya no es cuestión de sacar la bola de cristal para predecir el futuro, la realidad supera a la ficción: es posible proteger la tierra desde el espacio, vacunarse con imágenes satelitales frente al virus climático.