Las nuevas tarifas eléctricas elevarán un 50% la factura de los regantes

Los cambios que entrarán en vigor en noviembre reducen los periodos en los que los precios son más baratos y en los que hay más necesidad de agua

Golpe a la agricultura de regadío. La nueva metodología para el cálculo de los peajes de transporte y distribución de electricidad propuestos por la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia en enero y que se pondrá en marcha a finales de año ha hecho saltar las alarmas entre las comunidades de regantes, que calculan que supondrá un incremento del coste de la factura de “al menos un 50%”.

El presidente de la Federación de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, no duda en calificar la reforma de “recaudatoria e injusta para el campo” a la vez que advierte que dificultará no sólo la modernización del regadío, clave para reducir el consumo de agua ante el cambio climático, sino también la expansión de energías renovables en el sector para el autoconsumo. Del Campo ya se ha dirigido a la ministra de Transición Ecológica para amortiguar la situación.

La modificación supondrá el establecimiento de nuevos periodos horarios dependiendo del día, del mes y la zona a las que aplicar seis tarifas distintas, de manera que “se incrementan los periodos más caros (P1 a P4), en detrimento de los más baratos en las épocas de máxima necesidad de riego”. A esto se une que la propia estructura horaria para el verano dificulta enormemente la compatibilización con la energía fotovoltaica al desaparecer los periodos prolongados con tarifas baratas. “Ahora te interrumpen esos periodos e intercalan una o dos horas con tarifas más caras y no podemos estar encendiendo y apagando los motores”, afirma Del Campo.

A eso se añade el hecho de que meter en pleno verano varios días de tarifas caras obliga a contratar la máxima potencia “y ya la tienes que pagar todo el año. Las comunidades de regantes se habían organizado de manera que entre la energía que podían producir y las horas de tarifas baratas evitaban los precios más caro. Incluso habían adaptado sus motores para utilizar también gasoil y evitar las tarifas más caras”.

Para Del Campo, estos sistemas tarifarios se hacen para que la curva de consumo sea lo más plana posible y no haya altibajos, de manera que los grandes consumidores no consuman en las horas punta “pero el objetivo es meramente recaudatorio”.

El nuevo sistema supondrá un incremento medio mayor del 50%, lo que supondrá un obstáculo para continuar con el esfuerzo de la modernización de los regadíos puesta en marcha por el sector. La sustitución de los sistemas tradicionales -riego a manta- por los modernizados -aspersión o goteo- supone un importante ahorro en la utilización de un bien cada vez más escaso, como el agua, pero para ello se necesita meter presión en las canalizaciones, lo que consume energía.

Pendientes de una reclamación histórica

Fenacore ya se ha dirigido al Gobierno solicitando el desarrollo reglamentario de la ley 1/2018, que en su disposición final 5 establece que el contrato de acceso para regadío tendrá la posibilidad de disponer de potencias diferentes a lo largo de 12 meses en función de sus necesidades. Una reivindicación histórica del colectivo que aún no se ha desarrollado.

Además, solicitan una legislación estable para las instalaciones fotovoltaicas. “Que no nos pase de nuevo como con el impuesto al sol, el conocido peaje de respaldo, que tenías que pagar, aunque no consumieses”.

Asimismo, respaldan el criterio de la CNMC para que en el término de potencia se incluyan solo los costes fijos de transporte y distribución y se excluyan los derivados de las retribuciones a las renovables, la generación de territorios no peninsulares o el déficit de tarifa para que se incorporen a la parte variable. “Eso la ministra no lo veía mal y supondría un ahorro de un 40% en los costes fijos, que desde 2008 se han incrementado un 1.100% para los regantes”.

Del Campo insiste en que el futuro de la agricultura está en el regadío. Pero para eso se necesita, además de menores costes energéticos, apostar por las obras hidráulicas “algo de lo que el Ministerio no quiere saber nada”. “Dependemos de las infraestructuras de tal manera que si viviésemos exclusivamente del agua que discurre por un río de manera natural apenas podríamos vivir entre 3-4 millones de habitantes de toda España durante julio y agosto. Gracias a los embalses y trasvases vivimos con población flotante más de 70 millones”.

Unas infraestructuras que con el cambio climático van a ser “más imprescindibles” que nunca. En lo único que coinciden los estudios es que las lluvias van a tener un carácter torrencial y los periodos de sequía van a ser más amplios. Con la regulación evitas las inundaciones porque retienes el agua en los embalses, lo vas laminando poco a poco y puedes disponer de agua en épocas de sequía”.