La lucha contra el coronavirus saca de nuevo a los agricultores a la calle

El sector agrario se ha volcado en asegurar el abastecimiento de alimentos ante la crisis del coronavirus a la vez que colabora en la fumigación de calles y plazas para frenar la pandemia

Los tractores han vuelto a las calles españolas. En esta ocasión no ha sido para reclamar precios justos y medidas que garanticen su supervivencia, sino para colaborar con las administraciones en la lucha contra el coronavirus fumigando calles y plazas en los pueblos con sus equipos de plaguicidas.

Desde Almendralejo (Badajoz) hasta Lérida pasando por Ciudad Real, Toledo, Madrid, La Rioja, Jaén, Málaga, Cuenca, Granada o Cádiz los empresarios agrarios han puesto a disposición de alcaldes, delegados de Gobierno y administraciones regionales sus equipos de maquinaria y su trabajo con el fin de ayudar a frenar la propagación del virus en los espacios abiertos de municipios y ciudades.

Una mezcla de hipoclorito y agua, similar a la lejía, es lo que se está usando para desinfectar los espacios públicos exteriores. Con los tractores y atomizadores se pretende frenar la propagación del virus, ya que el empleo de este tipo de maquinaria es mucho más eficiente que el tratamiento realizado con equipos individuales. Desde las oficinas de Asaja se elaboran listados de agricultores que quieren colaborar y se ponen a disposición de las autoridades para coordinar las tareas.

“Los agricultores y ganaderos no somos ajenos a los momentos tan complicados que vive toda la sociedad y queremos contribuir con nuestro granito de arena. Saldremos allí donde se nos necesite para luchar contra este virus que nos ha afectado a todos” asegura el presidente de Asaja-Lérida, Pere Roque.

No es éste el único frente que ha movilizado al sector para luchar contra la pandemia. Tras la declaración del Estado de Alarma, las más de 3.000 cooperativas agroalimentarias repartidas por todo el territorio nacional intensificaron su actividad para garantizar el abastecimiento de alimentos a la población.

Desde la Unión Regional de Cooperativas de Castilla y León (Urcacyl), destacaban el “gran esfuerzo” que están realizando estas compañías en un doble sentido. Por un lado, dando cobertura para que las explotaciones de los agricultores puedan seguir desarrollando la actividad agrícola -siembras, abonados, tratamientos, etc.- y ganadera -piensos, ordeño, recogida de leche y de ganado, etc.-, y por otro, para suministrar al mercado y a los consumidores productos acabados en sus plantas, mataderos, fábricas y salas de despiece.

La declaración del Estado de Alarma había generado preocupación tanto en organizaciones agrarias como en los distintos operadores del sector ante el temor de que el confinamiento paralizase la producción agraria al restringirse el movimiento y distribución de semillas y plantas de vivero, productos fitosanitarios, o fertilizantes. Los temores fueron rápidamente ahuyentados por el Ministerio de Agricultura, que corroboró la apertura del comercio detallista o de las cooperativas para la venta de insumos.

Sin mano de obra para la fresa

Pero el sector tampoco está escapando al azote de la pandemia. Uno de ellos, es el cierre de fronteras que está impactando en la actividad de la recogida de fresas en la provincia de Huelva, donde se ha paralizado la llegada de 10.000 mujeres marroquíes para cubrir la campaña. Sin embargo, desde el sector se está intentando convertir un problema en una oportunidad. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA), cree que la falta de mano de obra extranjera ofrece a los residentes de la provincia de Huelva que han perdido su empleo por la avalancha de ERTES que se están presentando una posibilidad para encontrar un puesto de trabajo. Para ello, la organización agraria ha abierto en su página web formularios tanto para los empresarios agrícolas que necesiten mano de obra como para los posibles demandantes de un puesto de trabajo.

La paralización de la actividad en nuestro país está golpeando a algunos sectores. El cierre de bares y restaurantes y la suspensión de celebraciones están afectando especialmente a la ganadería de ovino, porcino y caprino y al sector de flores cortadas.

En Comunidades como Castilla y León, Asaja ha advertido del hundimiento de la demanda de lechazos al estar paralizado su canal principal de venta, la hostelería, y también por la imposibilidad de que haya celebraciones familiares o de otro tipo. Algo similar está ocurriendo en las explotaciones ganaderas especializadas en la producción de cochinillo

La situación también es muy complicada en el sector de la flor cortada donde la venta se ha hundido y los “productores están sumidos en la desesperación”, según afirma UPA, ya que es en estas semanas de primavera cuando se comercializa más del 50% de la producción anual, cuyo valor en España ronda los 900 millones de euros. “Sin Fallas, sin Semana Santa, sin Día del Padre -y ya veremos el Día de la Madre- y sin miles de fiestas que se han cancelado en toda España las pérdidas que afrontamos son totales”, afirma Lorenzo Ramos.