El campo reclama “equilibrio” en la estrategia ambiental

‘elEconomista’ y Bayer organizan el Observatorio ‘El papel del sector agrario en la recuperación económica’ con la participación de destacados actores de la realidad agraria

Un sector que no se deslocaliza, vertebrador del territorio y del mundo rural, resiliente a las crisis y capaz de exportar su modelo de sostenibilidad fueron algunas de las principales conclusiones del Observatorio El papel del sector agrario en la recuperación económica organizado por elEconomista en colaboración de Bayer Crop Science.

La cita virtual reunió al secretario general del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Fernando Miranda; al director de la División Crop Science de Iberia y del Cluster del Mediterráneo de Bayer; al presidente de Alianza para una Agricultura Sostenible (ALAS), Pedro Gallardo; al director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, Roberto García Torrente y al director del Área Internacional y de la UE de Cooperativas Agro-Alimentarias, Gabriel Trenzado.

“El sector agroalimentario es un valor seguro. No se deslocaliza y juega un papel muy importante en la vertebración del territorio, fundamentalmente del mundo rural. Muchas veces no nos damos cuenta que cuando exportamos un producto agroalimentario el beneficio llega a una pequeña comunidad rural. Los agricultores y ganaderos tienen que ser más protagonistas, deben estar más en la primera línea siendo interlocutores del cambio”, explicó Fernando Miranda.

Pedro Gallardo coincidió en el papel fundamental del sector, sobre todo para la vertebración, y apostó por poner en valor ante los ciudadanos que “si se puede permitir un coche nuevo o unas vacaciones es porque hay más renta disponible” ya que la alimentación supone ahora un 20% del gasto de las familias frente al 55% de hace unas décadas.

“Todos somos conscientes de la importancia del sector, ya que supone en torno al 9-10% del PIB, porcentaje que se incrementará después de esta crisis porque una vez más ha demostrado que es un sector resiliente. Tenemos muchas oportunidades, somos muy buenos productores, tenemos la posibilidad de incorporar más valor a la producción. La sostenibilidad ambiental no es un peligro para la competitividad. Si estamos a la vanguardia y lo podemos trasladar a otros países nos va a permitir riqueza vendiendo tecnología”, concluyó el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar.

Durante el encuentro también se abordaron las posibilidades que tiene el sector para corregir los desequilibrios de la cadena. Miranda destacó el valor como la tarea pendiente. “Nosotros no somos un país que podamos competir en productos indiferenciados porque para eso hay otros grandes países con más superficie y recursos...pero en el valor sí”.

“Tenemos que ser capaces de que nuestros productos valgan más y darnos cuenta de que hemos conseguido llegar prácticamente a todos los mercados del mundo, somos capaces de exportar mucho”, añadió. De este modo, recordó como España es la segunda balanza comercial agroalimentaria de la UE. García Torrente destacó cómo existen pocos países que han sido capaces de dar un cambio tan importante en su estructura productiva como España. “Somos muy buenos produciendo, pero no nos hemos preocupado del valor”.

La opinión de los ponentes sobre la modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria fue otro de los frentes abiertos durante el debate. Desde el Ministerio, Fernando Miranda denunció como hay cadenas de valor donde sistemáticamente los productos salen por debajo del coste que tienen. “El decreto ley quiere poner fin a esto. No es suficiente con colocar el producto, si no colocarlo a buen precio”.

El director de Área Internacional y de la UE de Cooperativas Agro-Alimentarias de España, manifestó que “llevamos muchos años con una PAC que solo pone el acento en políticas compensatorias que son fundamentales, pero no son suficientes. Son las políticas estructurales las que van a poder impulsar esa conexión entre el productor, la innovación, el valor y las estrategias a largo plazo. La ley de la cadena no va a resolver estas cuestiones”.

Las estrategias medioambientales De la granja a la mesa y Biodiversidad 2030 de la Comisión Europea centraron buena parte del encuentro. La CE plantea una serie de condiciones y limitaciones como ampliar la superficie de agricultura ecológica hasta el 25% para el año 2030, así como que el 10% de las tierras agrarias se destinen a elementos no productivos; que se reduzca el uso de fertilizantes en un 20% y el de fitosanitarios en un 50%.

Para el presidente de ALAS, Pedro Gallardo, estas estrategias generan muchas incertidumbres. “Para empezar no se ha acompañado de un estudio de impacto para ver cómo va a afectar a nuestro modelo productivo, que ha cambiado mucho en los últimos años. Estamos haciendo ya un esfuerzo importante de producir más con menos, en la PAC actual ya incorporamos el greening y la UE nos impone unos estándares de calidad que son los más exigentes del mundo, pero no podemos entender que ahora se limiten nuestras herramientas”, opina.

En este sentido, Miranda apuntó que “ha habido cambios radicales en materia fitosanitaria o de fertilización y estamos ante una agricultura muchísimo más sostenible. Muchas de las cosas que se nos plantean ya se vienen haciendo”, aunque advirtió que la demanda de la sociedad pasa por la sostenibilidad. “Tenemos que acostumbrarnos a que el sector sea el que aporte soluciones y los agricultores protagonicen el cambio y hemos demostrado que tenemos capacidad de hacerlo”.

El directivo de Bayer, Protasio Rodríguez, señaló que desde su compañía ven una oportunidad para que Europa seamos referentes mundiales en producir de una de forma sostenible, pero sin renunciar a producir. “Hay que buscar un equilibrio en el impacto económico y ambiental. Para nosotros hay elementos muy positivos como la promoción de herramientas digitales para ayudar a los agricultores a producir mejor, pero no deberíamos poner el énfasis en objetivos cuantitativos, es mucho más relevante medir el impacto ambiental de los productos fitosanitarios y tomar decisiones en función de esto”.

Por su parte, Trenzado sostuvo que “lo importante es el rigor científico y poner los números sobre la mesa. Y sobre todo dar respuesta al gran dilema que se plantea, el dilema económico frente a la sostenibilidad medioambiental. Si no hay compensaciones o las mismas reglas para producir paradójicamente los que van a desaparecer son las pequeñas explotaciones”.

El presidente de ALAS coincidió en que el agricultor debe ser proactivo a la hora de aportar soluciones medioambientales, pero advirtió de que Europa no puede perder el tren de la tecnología y desaprovechar técnicas de mejora genética como el CRISPR para contar con semillas adaptadas para prevenir el futuro cambio climático.

“La ciencia y la tecnología y las innovaciones que traemos al mercado para producir de una manera más eficiente, sostenible y rentable es fundamental. Y para eso hacen falta herramientas de sanidad vegetal, tanto químicas como biológicas, o la mejora genética convencional o biotecnológica. Pero se necesita un marco seguro y predecible para las empresas”, añadió Protasio Rodríguez.

Para el agricultor, la eficiencia ambiental y económica pasa por la digitalización. “Tenemos que procurar, sobre todo a partir de la Administración, que la innovación y la tecnología lleguen a todos. Probablemente los grandes no necesiten ayuda, pero al pequeño a través de una página web le puede permitir salir al mundo; o a un mediano agricultor la sensorización de su producción. Por eso es necesario poder darles las herramientas que les permitan la digitalización completa de su negocio”, señaló Fernando Miranda.

Por su parte, Rodríguez afirma que es precisamente la digitalización lo que permite que las nuevas tecnologías sean accesibles a todos. “Gracias a estas herramientas damos el soporte que antes estaba limitado a explotaciones más grandes, a todos. Tenemos ejemplos concretos sobre el mercado español tanto en maíz, cultivos hortícolas, etc. Para mí la digitalización es un instrumento, es una vía para que los agricultores puedan acceder a la innovación”.

En opinión de García Torrente, “vamos a tener que producir más de una forma mucho más eficiente. La única fórmula para esa ecuación es la tecnología, la investigación. Y hay dos que son claves: la biotecnología y el regadío y tengo la sensación que están en cuestión en la UE”.