Pere Ferré, presidente de Almendrave: “Las almendras no deberían faltar nunca en nuestras tapas”

Perder a su padre y ser el mayor de cinco hermanos le llevaron al campo con 13 años. Creció entre olivos, almendros y avellanos sin descuidar su formación y hoy dirige la cooperativa Coselva y pilota Almendrave, buque insignia de la exportación de almendra y avellana

Este 2020 no será malo, al menos para la almendra española. Y es que, las 687.000 hectáreas de almendros que se distribuyen por nuestra geografía -con Andalucía a la cabeza-, darán una “producción de récord” (se prevén unas 96.000 toneladas en grano). El sector “ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años” y eso se empieza a notar, si bien aún lastra un gran hándicap: perviven muchas plantaciones tradicionales en zonas marginales y de secano que no ofrecen buen rendimiento. De hecho, pese a tener “una superficie mucho mayor, estamos muy por detrás” del país a la cabeza, Estados Unidos y “no llegamos ni al 10% de la producción mundial”. Así lo explica Pere Ferré, presidente desde 2008 de la principal agrupación de exportadores de almendra y avellana de España, Almendrave.

Se han incorporado “más de 100.000 nuevas hectáreas en zonas de regadío y con nuevas variedades”, pero según Ferré hay que ir más allá. “Hay que replantar, reinjertar con variedades más resistentes al frío”, apostar por “cultivos más modernos que nos hagan más competitivos” y, sobre todo, focalizarnos en el cultivo ecológico, no sólo porque “su rentabilidad dobla a la de la almendra convencional (8 euros el kilo frente a 4)”, sino porque ahí sí podemos ganarle la partida a California.

“Las autoridades deben plantearse si quieren tener agricultores o guardas forestales”, afirma con cierto sarcasmo el presidente de Almendrave sobre esos viejos almendros, y antes de incidir, con más datos, en la necesaria mejora de la productividad: pese a su segunda posición, España es también uno de los principales importadores de almendra del mundo. ¿La razón?: nuestro país es líder europeo en exportación, “con entre 130.000 y 140.000 toneladas al año”, porque goza de una “gran industria” del descascarillado y procesado, que requiere de materia foránea para dar respuesta a la demanda de producto natural, tostado, laminado o en harina de sectores como los de la repostería o la elaboración de dulces.

También, de los cada vez más consumidores que descubren con el picoteo en bolsa las bondades saludables de este fruto seco que, según este agricultor de La Selva del Camp (Tarragona), “nunca debería faltar en nuestra tapa cuando salimos a tomar algo”. Eso sí, recomienda quien lleva toda la vida ligado a este producto que da un característico sabor a nuestras navidades, si lo que queremos es “hacer país”, hay que apostar por las denominaciones de origen y sellos de calidad -que elaboran con almendra nacional-, y fijarse bien en el etiquetado para cerciorarnos de que estamos consumiendo almendra española, que es la más sabrosa.