Respaldo a un sector que tampoco olvida la solidaridad

La cadena agroalimentaria no solo no ha parado durante la pandemia sino que han incrementado su actividad, también a la hora de mostrar su apoyo a los más desfavorecidos.

Iniciativas como la del ganadero aragonés Jesús Jurado, impulsor de la donación de corderos a la residencia de su pueblo que ha dado pie a una campaña que se ha extendido a nivel nacional, o la de los productores cántabros que han recaudado ya más de 50.000 euros para la compra de material sanitario, son sólo algunos ejemplos de los actos de solidaridad del campo español y del resto de los eslabones de la cadena alimentaria que se han extendido durante la crisis del coronavirus.

Una actuación en la que también se han implicado cooperativas como Copiso, que ha entregado un equipo de ecocardiografía de alta gama al Hospital Santa Bárbara de Soria, u organizaciones agrarias como UPA y la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, que han lanzado la iniciativa Alimentos Solidarios en cinco comunidades que se ha concretado en acciones como la llevada a cabo en Ávila o en Palencia, donde han repartido cabritos y otros alimentos a residencias de mayores y ONG en colaboración con Red Eléctrica Española. En Madrid, gracias al apoyo de Bayer y Banco de Sabadell, la organización agraria ha distribuido productos de agricultores y ganaderos de esta Comunidad a ONG y bancos de alimentos. Acciones, que además de su carácter solidario, mitigarán la “ruina” de muchas explotaciones y evitan el desperdicio alimentario, señalan desde la organización agraria.

El sector de la transformación y comercialización también se ha sumado a esta ola de solidaridad. La empresa vallisoletana Patatas Meléndez ha puesto en marcha un plan de acción y donaciones durante esta crisis del Covid-19. Además de la entrega a colectivos necesitados en las Comunidades de Castilla y León y Madrid de miles de kilos de patatas, la compañía ha instalado un foodtruck en Ifema en el que ofrece diariamente 800 comidas a las personas voluntarias que trabajan en el hospital de campaña que se ha instalado.

La pandemia está sirviendo también para visualizar el reconocimiento y el apoyo al sector primario. Mercadona, el mayor cliente del campo español, con 19.970 millones de euros en compras el pasado año a 9.500 agricultores, 12.000 pescadores y 6.700 ganaderos, está impulsando la venta de productos nacionales en sus lineales. Su última acción es la de publicitar la variedad Verna de limones, procedente de la Región de Murcia, Comunidad Valenciana y Andalucía.

El sector primario es también uno de los grandes protagonistas en la campaña #EstoNOtienequePARAR que ha puesto en marcha la compañía de Juan Roig para poner en valor el papel de las empresas alimentarias a la hora de garantizar el abastecimiento durante la pandemia. Seguimos trabajando para que a ustedes no les falte de nada y Esto pasará, son algunos de los mensajes de agricultores, ganaderos, pescadores y trabajadoras de la industria transformadora que la compañía valenciana está difundiendo en las redes sociales.

En el sector de la sanidad vegetal también se están impulsando actuaciones solidarias y campañas de apoyo del sector primario. En el caso de la división agrícola de Bayer se ha concretado en la donación de equipos de lectura de test PCR al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) IHSM-UMA de "La Mayora" en Málaga para diagnóstico de Covid-19. Además, en respuesta al llamamiento realizado por el Ayuntamiento de Brenes para colaborar en las labores de desinfección de la población, los trabajadores de la estación experimental se han prestado voluntarios para utilizar el equipamiento de atomizador agrícola en la fumigación de la localidad. Igualmente, la compañía ha elaborado material audiovisual para ayudar a los agricultores en la gestión de sus cosechas, y puesto en marcha iniciativas para poner en valor la actividad agrícola como el site Nuestros héroes no paran (https://nuestrosheroesnoparan.es/) donde reconocen y agradecen el trabajo diario que realizan todos los profesionales que forman parte de la cadena agroalimentaria.

Empresas como Corteva han querido mostrar también su compromiso social en un momento tan sensible como el actual. Durante las últimas semanas ha puesto en marcha distintas iniciativas para luchar contra el Covid-19, algunas de ellas gracias al esfuerzo e implicación de todo su equipo humano, y de la comunidad de agricultores, que ocupan un papel central en la actividad e identidad de la compañía.

Además de las donaciones de material sanitario para proteger al personal de distintos hospitales, residencias de ancianos, comedores sociales, ayuntamientos o unidades del SAMUR, Corteva ha unido sus fuerzas con Asaja para crear un proyecto que tiene como objetivo apoyar al sector agrícola en el contexto de pandemia del Covid-19, aportando al sector recursos económicos y materiales para el desempeño de labores de protección social y restablecimiento de negocios agrícolas, y así puedan seguir abasteciendo a la población y protegiendo su salud a través de las distintas iniciativas llevadas a cabo en calles y pueblos de España.

Además, desde la compañía también se ha puesto en marcha una campaña de redes sociales a nivel global #ThankAFarmer para agradecer el esfuerzo y la labor de agricultores y ganaderos.

El sector financiero también ha querido estrechar lazos con el campo en un momento en el que la financiación para el mantenimiento de la actividad agraria y agroalimentaria es clave.

CaixaBank, a través de AgroBank, ha adaptado sus productos y servicios a las necesidades de agricultores, ganaderos o cooperativistas en este duro contexto. Entre las acciones emprendidas está la de promover la tramitación de la PAC de manera telemática y la anticipación inmediata de la ayuda para aquellos clientes que necesiten liquidez. Por otra parte, ofrece moratorias de hasta un año de los créditos concedidos a titulares de explotaciones agrarias afectadas por la sequía de 2017. En materia de financiación, las empresas agrarias y agroalimentarias se pueden beneficiar de la línea de 25.000 millones de euros en préstamos preconcedidos que Caixabank ha puesto a disposición de autónomos y pymes.

Además, AgroBank y la Fundación “la Caixa” han puesto a disposición del sector su bolsa de trabajo de personas en riesgo de exclusión para campañas como la recogida de fruta de Lleida.

La necesidad de oxígeno financiero en un momento clave para los sectores más castigados como el bovino de carne, ovino, caprino y porcino ibérico, el vitivinícola o el lácteo es uno de los frentes en los que se está centrando Cajamar. La entidad ha puesto a su disposición soluciones como el aplazamiento de obligaciones o circulante para cubrir sus necesidades de tesorería y financiación; así como la línea ICO destinada a las empresas y autónomos. En los casos en los que las pérdidas generadas por la crisis sean muy elevadas, como es el caso de la flor cortada, plantea financiación a largo plazo para poder recuperarse de la situación sin poner en riesgo la viabilidad a corto plazo de las empresas.

La entidad, también está en contacto con las principales asociaciones, cooperativas y empresas para conocer y dar respuesta a las necesidades financieras, como ampliaciones del plazo para devolución de préstamos a corto plazo y soluciones de financiación puente; personalización de tarifas por devolución de cheques y pagarés; eliminación y reducción de las comisiones de los TPV ; ampliación de la financiación para exportaciones e importaciones, moratoria hipotecaria y, llegado el caso, del anticipo de la prestación por desempleo.

Por su parte Banco Santander está atendiendo la demanda de liquidez por parte de las empresas, pymes y autónomos a través de las líneas ICO con aval público de las que se puede beneficiar el sector agro. La entidad ha puesto en marcha numerosas acciones, entre ella el de diferir el pago del principal en los contratos de préstamos ligados al consumo por un periodo de hasta seis meses.

La batalla contra el coronavirus también está poniendo en valor al sector forestal. La actividad de compañías como Ence han hecho posible el suministro de celulosa para elaborar productos tan esenciales como el papel sanitario e higiénico, además de garantizar el suministro de energía renovable para prestar servicio a hogares y centros médicos y asistenciales. Una labor que está siendo posible gracias tanto a los trabajadores que acuden a diario a las biofábricas y plantas de energía como a aquellos encargados del abastecimiento de madera y biomasa. La celulosa se utiliza en la elaboración de una gran cantidad de productos higiénicos, como puede ser el papel tisú para pañuelos desechables o rollos de papel secamanos, con una fuerte demanda debido a las recomendaciones sanitarias para frenar la pandemia. La celulosa es esencial, igualmente, en la producción de material sanitario. Se utiliza en mascarillas, papel cubre camillas, filtros o apósitos, material fundamental, así como en embalajes farmacéuticos.