Marcos Eguren, enólogo: “Nuestro ‘Alabaster’ está en el 90% de los restaurantes con tres estrellas Michelin”

Cuarta generación de viticultores, Marcos Eguren apostó en la década de los 90 junto a su hermano Miguel por saltar de la Rioja a la Denominación de Origen Toro, donde con viñedos prefiloxéricos y la agricultura biodinámica han convertido a su vino ‘Alabaster 2016’ en el Mejor Tinto de España

Presume de pertenecer a la cuarta generación de una saga de viticultores entregada a buscar viñedos privilegiados para luego crear vinos únicos. Ese amor por el terruño, recuerda Marcos Eguren González (1959), fue el que hizo al grupo bodeguero que regenta con su hermano Miguel en la dirección, Sierra Cantabria, empezar a mirar más allá de su cuna, la Sonsierrra riojana. “Y a mediados de los 90 caímos en Toro”, donde hoy cuentan con unas 90 hectáreas de “viñedos viejos de viñas prefiloxéricas”. Viñedos “con una magia especial”, apunta este enólogo y bodeguero que abrió una nueva era para esta Denominación de Origen zamorana. Grandes baluartes de la misma, los Eguren se reinventaron en 2006 en la bodega Teso La Monja, de la que ha salido el considerado Mejor Tinto por la guía Vivir el Vino. 365 vinos al año 2020, el Alabaster 2016.

Aromáticamente evocador de “fresas, frambuesas, cerezas y ciruelas en perfecto equilibrio”; en boca, “dulce, aterciopelado, seductor de principio a fin”, con un sabor que “sin perder la pureza de Toro, ofrece sutileza y finura”, con largo final, persistente. Así es Alabaster, un caldo que enraíza en “tres parcelas, unas 12 hectáreas”, a las que miman y vigilan con escrúpulo “un apasionado de la viña, Felipe Cuesta, y dos familias de confianza”, y, que emana de 12.000 kilos de uva 100% tinta de Toro, despalillada manualmente por “80 personas” de la comarca toresana que cada vendimia seleccionan “grano a grano sólo las mejores de cada racimo”. “De unos 50-60 kilos de uva, solo unos 20-22 son perfectos”, recalca Marcos Eguren dejando claro una de las máximas de su grupo bodeguero: no busca producción, sino calidad y autenticidad.

La apuesta por una agricultura biodinámica, por un cultivo que se acopla a las fases de la luna y la alineación de los planetas para respetar los ritmos naturales de la vid, acaban de imprimir su carácter único a este vino que, tras envejecer durante 18 meses en barrica nueva de roble francés, llena unas 7.000 botellas por añada. Solo selectos paladares disfrutan de ellas, ya que “se comercializan, mediante preventa, dos años antes de que el vino se elabore”, a unos “150-180 euros la botella”, y a través de clubs gourmet, tiendas especializadas y, por supuesto, el canal restauración, gran avalista de su autenticidad. De hecho, dice Marcos Eguren, “posiblemente, de los restaurantes con tres estrellas Michelin, estará en el 90%”. No es la única estrella de Teso La Monja, pero, sin duda, que el Alabaster está reportando a estos “riojanos que cada vez se sienten más castellanos” grandes satisfacciones. “Que el reconocimiento venga por una región y un viñedo de Toro que nos cautivó, te motiva”, concluye este enólogo que, como su padre, se ha convertido en gran coleccionista de viñedos.